¿Qué hay detrás de las órdenes arancelarias de Trump a Canadá, México y China?

El presidente de Estados Unidos ve en los aranceles, aparentemente, una forma de influir en negociaciones, mientras se muestra escéptico ante las sanciones.

Se habla de impulsar la industria manufacturera estadounidense, combinando aranceles e incentivos. Fotógrafo: Justin Ide/Bloomberg
Por Daniel Flatley - Brendan Murray
06 de febrero, 2025 | 11:02 AM

Bloomberg — Varios aranceles aplicados por EE.UU. a productos procedentes de Canadá, China y México ya se acercan o incluso exceden los niveles ordenados por Trump. Sin embargo, solo se aplican a determinadas categorías de productos. La imposición generalizada supone un cambio radical. Y Donald Trump ha dado pasos en esa dirección.

El 4 de febrero entraron en vigor aranceles generales del 10% sobre las importaciones provenientes de China. Asimismo, había ordenado imponer aranceles del 25% a todos los productos importados de Canadá y México, pero los suspendió por un periodo de 30 días, una vez que los líderes de ambos países se comprometieron a responder a las exigencias que les había planteado.

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El presidente estadounidense Donald Trump, ha tomado un enfoque de imponer aranceles a sus socios comerciales y competidores. Fotógrafo: Bonnie Cash/UPI/Bloomberg via Getty Images

¿Qué tan radical es el enfoque de Trump?

Actualmente, para los bienes industriales de importación, que conforman el 94% de las importaciones de mercancías de EE.UU. por valor, el país tiene una tasa de arancel media ponderada en función del comercio del 2%, de conformidad con la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. El 50% de los bienes industriales ingresan al país libres de impuestos.

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¿Qué está tratando de conseguir Trump?

Durante su audiencia de confirmación a comienzos de enero, Scott Bessent, secretario del Tesoro de Trump, proporcionó pistas sobre cómo su jefe podría utilizar los nuevos aranceles.

Bessent, un ex gestor de fondos de cobertura que contribuyó a que su antiguo jefe, George Soros, apostase contra las divisas de otros países, declaró ante los senadores que la gente debía prever que Trump utilizaría los aranceles de tres maneras: para remediar las prácticas comerciales desleales (que, en opinión de Trump, revitalizarían la industria estadounidense), incrementar los ingresos del presupuesto federal (importante para ayudar a pagar los planes de Trump de extender sus recortes fiscales de 2017), y para usarlos como palanca en las negociaciones con otras potencias en vez de las sanciones, de las que Trump cree que se ha abusado.

Impulso a la industria manufacturera de Estados Unidos: Trump ha hablado de usas aranceles para revitalizar la industria manufacturera y evitar que Estados Unidos se vea “estafado” por otros países debido a los desequilibrios comerciales. Ha planteado la idea de utilizar una combinación de aranceles e incentivos, como la aprobación acelerada de permisos, como una forma de incitar a las empresas a construir sus instalaciones en Estados Unidos.

“Vamos a hacer que las empresas vuelvan a trabajar”, dijo durante una entrevista con el editor en jefe de Bloomberg, John Micklethwait, en el Economic Club de Chicago en octubre. “Vamos a reducir aún más los impuestos para las empresas que vayan a fabricar sus productos en Estados Unidos. Vamos a proteger a esas empresas con fuertes aranceles”.

Trump impuso varias rondas de aranceles a los productos chinos durante su primer mandato y dijo que apenas estaba empezando a usarlos para rehacer la economía estadounidense cuando la pandemia de COVID-19 golpeó y trastocó sus planes.

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Su candidato a secretario de Comercio, Howard Lutnick, enmarcó el plan arancelario como un medio para recuperar el respeto del mundo durante su audiencia de confirmación, diciendo a los senadores que tanto los aliados como los adversarios de Estados Unidos “se están aprovechando de nosotros, nos están faltando el respeto y me gustaría ver que eso termine”.

Producción en EE.UU.

Incremento de los ingresos: los ingresos provenientes de los aranceles podrían ayudar a financiar los recortes impositivos prometidos por Trump. Quiere extender las reducciones de impuestos a la renta que se aprobaron en 2017 durante su primera presidencia, muchas de las cuales expirarán a fines de 2025.

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Incluso ha lanzado propuestas para ampliar estas exenciones impositivas, por ejemplo, eximiendo de impuestos las propinas y los ingresos de la seguridad social. También pretende reducir la tasa impositiva corporativa del 21% al 15%.

Se espera que estas medidas generen una pérdida de ingresos del gobierno de US$4,6 billones en 10 años. El plan general de Trump de aumentar los aranceles, si se implementa en su totalidad, podría generar entre US$2,5 y US$3 billones en ese mismo período, según Bessent.

Peter Navarro, asesor comercial de Trump, dijo a la CNBC el 31 de enero que el esfuerzo arancelario puede reemplazar los ingresos provenientes de los recortes impositivos. “Los aranceles pueden pagar eso fácilmente”, dijo Navarro.

“El presidente Trump quiere pasar del mundo de los impuestos sobre la renta y de innumerables agentes del IRS (por sus siglas en inglés, Servicio de impuestos internos) al mundo donde los aranceles, como en la era del presidente William McKinley), pagarán por una gran parte del gobierno que necesitamos pagar y reducirán nuestros impuestos”.

Empleando un arma diplomática: Trump se ha vuelto escéptico respecto de las sanciones porque alejan a otros países del dólar y ve los aranceles como una forma de ganar influencia en las negociaciones, según Bessent.

El breve enfrentamiento de enero entre Trump y Petro, en el que amenazó con imponer aranceles a los vuelos de repatriación de inmigrantes indocumentados, brindó un atisbo de la estrategia de Trump.

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Durante unas horas, parecía que una guerra comercial entre Estados Unidos y uno de sus aliados más cercanos en América Latina era inevitable. Luego, Trump se retractó de su amenaza después de que se alcanzara un acuerdo entre los dos países.

La Casa Blanca dijo que Colombia había “aceptado todos los términos del presidente Trump” y que aceptaría deportados en aviones militares estadounidenses. El presidente Gustavo Petro dijo que había enviado un avión militar colombiano a Estados Unidos para recoger a 91 ciudadanos.

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Las órdenes arancelarias de Trump sobre Canadá, México y China tienen como objetivo abordar lo que él llama una “amenaza a la seguridad de los estadounidenses, incluida la crisis de salud pública de muertes debido al uso de fentanilo”.

La decisión de Trump de retrasar los aranceles sobre México y Canadá durante un mes se produjo después de que sus gobiernos acordaron intensificar los esfuerzos para abordar la migración ilegal y el tráfico de drogas en la frontera.

¿Es nuevo el enfoque de Trump?

Los Estados Unidos aplicó fuertes impuestos a las importaciones durante gran parte de su historia antes de abandonar en gran medida la política a partir de la década de 1930, cuando los líderes gubernamentales adoptaron la idea del libre comercio.

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Una de las razones principales de ello fue la reacción a la Ley Smoot-Hawley de 1930, que condujo a un aumento estimado de alrededor del 20% en los aranceles de importación promedio. Provocando aranceles de represalia por parte de gobiernos extranjeros, lo que resultó en una caída del comercio global y una profundización de la Gran Depresión.

Esa debacle dio inicio a un período de varias décadas en el que surgió el libre comercio, que culminó con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995. Durante ese tiempo, los aranceles se convirtieron en un anatema para el Partido Republicano.

Volvieron a cobrar protagonismo durante la presidencia de Trump (2017-2021), cuando recurrió a ellas en un esfuerzo por revitalizar la industria estadounidense y contrarrestar lo que Estados Unidos considera prácticas comerciales desleales de China. El presidente Joe Biden mantuvo esa tendencia.

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¿Qué papel desempeña China en todo esto?

Durante décadas, la creencia en el libre comercio estuvo respaldada por un consenso bipartidista en Estados Unidos y por las corporaciones multinacionales que querían tener acceso a cadenas de suministro baratas y eficientes en el extranjero.

El ascenso de China como potencia económica global rompió ese consenso.

Admitida en la OMC en 2001, China obtuvo un mayor acceso a los mercados globales, aun cuando sus críticos dicen que violó la letra y el espíritu de las reglas del libre comercio, por ejemplo al subsidiar sus industrias y obligar a las empresas extranjeras que operan en China a desprenderse de su know-how (saber hacer).

Varios investigadores han llegado a la conclusión de que la competencia de China desencadenó una caída del empleo en Estados Unidos entre los fabricantes que enfrentaron un aumento de las importaciones.

Durante la primera presidencia de Trump, su administración impuso nuevos aranceles a las importaciones chinas por un valor aproximado de US$380.000 millones en 2018 y 2019. La administración Biden mantuvo esos gravámenes y aumentó más en 2024 sobre bienes por un valor adicional de US$18.000.

El nuevo entusiasmo por los aranceles se ha extendido a la Unión Europea, que votó a principios de octubre a favor de imponer aranceles de hasta el 45% a los VE procedentes de China, que a su vez ha amenazado con tomar represalias contra los productos europeos.

¿Puede Trump aumentar los aranceles sin la aprobación del Congreso?

Sí. Mediante una serie de estatutos, el Congreso ha autorizado al presidente de EE.UU. a modificar los aranceles para abordar una variedad de preocupaciones, entre ellas, una amenaza a la seguridad nacional, una guerra o una emergencia, daños o posibles daños a una industria estadounidense y prácticas comerciales desleales por parte de un país extranjero.

Si bien las empresas podrían intentar luchar contra aranceles más altos en los tribunales, debido a la deferencia otorgada en el pasado a los poderes presidenciales, tales desafíos “enfrentarían una difícil subida”, según un artículo publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y coescrito por Warren Maruyama, ex asesor general de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

¿Cómo funcionan las tarifas?

Un arancel, también conocido como derecho o gravamen, se calcula generalmente como un porcentaje del valor de un producto (tal como se declara durante el proceso de despacho de aduana). También se puede aplicar como una cantidad fija a cada artículo. Los productos que cruzan las fronteras reciben códigos numéricos según una nomenclatura estandarizada denominada “sistema armonizado internacional”.

Los aranceles se pueden asignar a códigos de productos específicos relacionados, por ejemplo, con un chasis de camión, o a categorías amplias, como los vehículos eléctricos. Las agencias aduaneras recaudan aranceles en nombre de los gobiernos.

Durante su primera administración, Trump, impuso aranceles a las importaciones chinas que se mantuvieron y se aumentaron durante la administración Biden.

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¿Quién paga los aranceles?

Los aranceles los paga el importador, o un intermediario que actúe en su nombre, aunque los costos normalmente se trasladan. Trump sostiene que, en última instancia, es el exportador quien termina asumiendo el costo de un arancel. Los estudios han demostrado que la carga es más difusa.

La empresa extranjera que fabrica el producto puede decidir bajar los precios como concesión al importador. O puede gastar sumas significativas para construir una fábrica en algún lugar para eludir el arancel. O un importador (Walmart y Target están entre los más grandes de Estados Unidos) podría aumentar los precios del artículo cuando se vende. En este caso, es el consumidor quien soporta el costo del arancel indirectamente.

¿Cómo afectan los aranceles a la economía?

Puede resultar difícil analizar los efectos económicos de los aranceles. Pueden estimular el empleo al atraer inversiones, ya que las empresas intentan eludirlos trasladando fábricas al país que aplica los impuestos. Al mismo tiempo, pueden provocar aranceles de represalia que cuesten empleos en otros sectores de la economía.

Poco después de que entraran en vigor los nuevos aranceles estadounidenses a China, Pekín incluyó en la lista negra a un puñado de empresas estadounidenses, impuso gravámenes a las importaciones de petróleo y otros productos estadounidenses y estableció controles a las exportaciones de una selección de minerales críticos .

Antes de que Trump retrasara las alzas de aranceles a Canadá y México, esos dos países también habían dicho que tomarían represalias si se incrementaban los gravámenes.

Cuando un país impone aranceles a las importaciones, los fabricantes nacionales no siempre se apresuran a empezar a fabricar los productos afectados. Y si el país no tiene alternativas de suministro interno de los bienes en cuestión, los precios de esos bienes pueden subir.

Los economistas aún están desenredando los efectos inflacionarios de los aranceles iniciales de Trump de un shock mucho mayor en las cadenas de suministro y la actividad económica que comenzó poco después de que comenzara la guerra comercial entre Estados Unidos y China: la pandemia de Covid-19.

En febrero de 2019, el Banco de la Reserva Federal de San Francisco estimó que los aranceles sumaban 0,1 puntos porcentuales a la inflación de los precios al consumidor y 0,4 puntos porcentuales a una métrica que mide los costos de inversión para las empresas.

Erica York, economista sénior de la Tax Foundation, una organización no partidista, estimó que los aranceles más altos impuestos por Trump y Biden aumentaron los costos anuales para el hogar estadounidense promedio en US$625.

Además, York estimó que los aumentos eliminarían 142.000 empleos a tiempo completo y, a largo plazo, reducirían el producto interno bruto a largo plazo en un 0,2% en promedio. Los críticos de los nuevos aumentos arancelarios de Trump dicen que tendrán el mismo tipo de efectos a mayor escala.

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