Bloomberg — Tras prometer hace un mes una moneda flotante, el gobierno argentino ha intervenido en el mercado para influir en el valor del peso, una medida que va en contra de sus compromisos con el Fondo Monetario Internacional.
El Banco Central de la República Argentina confirmó el viernes que vendió contratos de futuros por US$409 millones el 30 de abril, casi el 14% del total de posiciones abiertas registradas ese día en el mercado local de futuros A3. La operación confirma lo que muchos inversores sospechaban desde hacía semanas. Con el fin de estabilizar el mercado, el banco central bajó las tasas implícitas y facilitó la financiación del Tesoro a un costo más bajo antes de importantes subastas de deuda.
Las consultoras creen que la intervención de abril no fue puntual, sino que se intensificó el mes siguiente, especialmente el 7 de mayo, cuando el peso al contado se apreció casi un 6%. Ese día, las ventas de futuros alcanzaron máximos históricos, lo que supuso el mayor aumento de la cartera abierta desde que el presidente Javier Milei asumió el cargo.
“La dinámica observada en mayo sugiere que una escalada de esta intervención fue el principal motor de la caída constante del tipo de cambio durante el mes”, afirmó Gabriel Caamaño, economista de Outlier Economy & Finance, en una nota reciente a sus clientes. La consultora estima que la posición en corto actual del BCRA se acerca a los US$1.000 millones, y que podría ser incluso mayor.
Aún no está claro si la intervención ha despertado las alarmas del FMI. Según el acuerdo firmado en abril, las autoridades argentinas no esperaban intervenir en los mercados de futuros ni en los mercados paralelos, a menos que surgieran condiciones de desorden.
La portavoz del FMI, Julie Kozack, dijo la semana pasada que “el Fondo sigue apoyando a las autoridades en sus esfuerzos por crear una Argentina más estable y próspera”, y añadió que “existe un reconocimiento compartido con las autoridades sobre la importancia de reforzar los colchones externos”. Un portavoz del banco central argentino no respondió inmediatamente a la solicitud de comentarios.
Aunque el FMI no ha criticado en público la medida del BCRA, una persona con conocimiento directo dijo que será revisada como parte de la evaluación formal de las políticas monetarias y cambiarias de Argentina.
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Sin duda, es muy probable que Argentina reciba un desembolso de US$2.000 millones del FMI en junio, tras la próxima revisión del programa de US$20.000 millones. Aunque los responsables políticos se están desviando de lo que indicaron al fondo en relación con los futuros, siguen cumpliendo dos de los tres criterios clave del acuerdo, lo que supone una mejora con respecto al gobierno anterior, que en un momento incumplió los tres.

Las innovaciones del banco central han creado un claro incentivo financiero para los inversores. El 7 de mayo, los volúmenes de negociación se dispararon y el diferencial entre los rendimientos de los bonos en pesos y los futuros en pesos —el denominado dólar sintético— se amplió hasta alrededor del 20%, frente al 7%-8% de los instrumentos vinculados al dólar, según Pedro Morini, director de estrategia de la correduría local PPI.
El llamado “sintético”, que surge de la combinación de bonos en pesos con coberturas de divisas en el mercado de futuros, refleja el rendimiento implícito del mercado para una inversión en pesos denominada en dólares.
Si bien esa ganancia se ha reducido en las últimas semanas, la cobertura fue muy atractiva para los inversionistas que apostaban por los bonos del gobierno en pesos, en línea con el objetivo del gobierno de mantener superávits fiscales y financieros. Las autoridades ya han anunciado el lanzamiento de un bono en pesos a cinco años y tasa fija, dirigido a inversionistas internacionales. Quienes se cubrieron con futuros en las últimas semanas pudieron hacerlo a un costo relativamente bajo.
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Las preocupaciones de los inversores sobre el cumplimiento por parte de Argentina del acuerdo con el FMI van más allá del mercado de futuros.
En virtud del acuerdo, el país se ha comprometido a aumentar sus reservas internacionales netas en US$4.400 millones antes del 13 de junio, el primero de una serie de objetivos establecidos en el acuerdo firmado recientemente. Sin embargo, las estimaciones de los economistas privados sugieren que el BCRA sigue lejos de alcanzar este objetivo, lo que hace que una exención parezca cada vez más inevitable.
A la incertidumbre se suma que Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, han minimizado repetidamente la importancia de acumular reservas en el banco central. El secretario del Tesoro, Pablo Quirno, reconoció el lunes que “la meta de reservas es un número que tenemos que acumular”.
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El mercado ya está descontando que no se alcanzará el objetivo de reservas, dijo Morini. Según sus estimaciones, Argentina necesita acumular otros US$5.000 millones para alcanzar la meta. “Por eso los bonos no se han recuperado de sus máximos recientes y el riesgo país sigue siendo elevado”, afirmó. “Es un objetivo extremadamente ambicioso”.
La venta esta semana de nuevos bonos denominados en pesos, que pueden adquirirse en dólares, tiene como objetivo ayudar al banco central a acumular reservas. Además, las autoridades han anunciado un acuerdo de recompra por valor de US$2.000 millones con bancos internacionales, de los cuales aproximadamente US$500 millones podrían contabilizarse para el objetivo de reservas.
“Las matemáticas no cierran. Pero esperamos que no genere ruido con el FMI”, afirmó Morini.
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