Buenos Aires — El equipo económico del Gobierno argentino no ha escondido, en el inicio de este nuevo esquema de flotación cambiaria, su objetivo de llevar al dólar al piso de la banda. Con el objetivo de priorizar la desaceleración de la inflación, lleva semanas absteniéndose de intervenir en el mercado oficial de cambios –sí lo ha hecho en el de futuros para empujar hacia abajo a la divisa– y ha reiterado que no comprará dólares dentro de la banda, a pesar de que Argentina atraviesa el ‘trimestre dorado’ en términos de ingresos de divisas. Así, el Gobierno parecería encaminarse al incumplimiento de una de las metas pactadas con el FMI a mediados de abril.
Para Martín Rapetti, uno de los economistas más consultados del país, esa decisión no pareciera preocupar en demasía al mercado, tal como lo reflejan los precios de los bonos y el nivel del riesgo país, más allá de que, a su juicio, “pervirtió la naturaleza del acuerdo” con el FMI.
En una entrevista con Bloomberg Línea, el director ejecutivo de la consultora Equilibra señala que la evidencia teórica y empírica demuestra que el mejor régimen para las economías emergentes es el de la flotación administrada, pero que para ello se necesita un gran caudal de reservas.

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Flotación, reservas y meta con el FMI
“Desde principios de la década del 2000 queda claro que lo mejor para economías emergentes es la flotación administrada. Y para hacer managed floating, lo que necesitás es tener muchas reservas”, indicó. Ese colchón de reservas, agrega, permite moderar tanto la apreciación como la depreciación excesiva en caso de shocks externos, que impactan más en economías emergentes que no tienen una moneda fuerte como pueden ser el dólar, el euro o el yen.
“Esa es la lógica de la flotación administrada, que se exacerba para casos de economías bimonetarias, porque como el movimiento del tipo de cambio tiene más impacto sobre los precios, movimientos muy fuertes pueden generar quebrantos o tener mucho impacto sobre la inflación”, expresó.
Con ese aprendizaje que dejaron las sucesivas crisis de principios de la década del 2000, explica Rapetti, es que tanto el FMI como economistas del mundo académico y de los organismos internacionales ven la necesidad de que el BCRA acumule reservas para ir camino a una flotación administrada, parecida a la de Perú o Uruguay, que tienen entre 20% y 30% de su PBI en reservas.
Para que la autoridad monetaria argentina alcance esos niveles, calculó, las reservas deberían alcanzar niveles de entre US$120.000 millones y US$180.000 millones. Por eso, manifestó que “es obvio que Argentina tiene que acumular reservas, es hiper necesario”.
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Incluso, remarcó la importancia de sumar reservas para ir hacia una macroeconomía más estable y advirtió que, por si solo “el equilibrio fiscal no te salva de tener un problema cambiario” en caso de shock externo.
Pese a esta necesidad de contar con mayor nivel de reservas, el economista no ve que un eventual incumplimiento en la meta de reservas con el FMI (Argentina debía sumar US$4.400 millones para el 13 de junio) pueda comprometer la aprobación de la revisión, condición para que ingresen US$2.000 millones adicionales.
Es que según remarcó, independientemente de lo que ocurra a nivel staff, “hay un apoyo muy importante” a nivel político. “Es clarísimo que la administración Trump está apostando fuerte, ayudando al gobierno de Javier Milei, entonces me imagino que la política va a cumplir un rol en la aprobación, el waiver o la revisión”, adelantó.
“Yo tengo la impresión que desde el punto de vista técnico el Fondo no debe estar contento con cómo está llevando a cabo el gobierno el acuerdo. Me imagino que esperaban que estuvieran comprando dólares en este momento, que estacionalmente es el mejor momento para comprar”, añadió. Desde agosto en adelante, cree que va a ser mucho más difícil que sume divisas ya que va a haber menos oferta privada de dólares, y salir a comprar le sumará presión al tipo de cambio.
EMBI y el otro ‘riesgo país’ que menosprecia el mercado
Entre los mecanismos que ha desarrollado Argentina para sumar reservas sin comprar dólares en el mercado -evitando así impulsar al alza al tipo de cambio-, se destacó la emisión del BONTE 2030, al que inversores extranjeros deberán suscribir en dólares pero que pagará capital e intereses en pesos. Esa emisión, destacó el ministro de Economía, Luis Caputo, implicaba que Argentina volvía a ganar acceso a los mercados internacionales de deuda.
Si bien analistas consideraron que la emisión no representó en rigor un regreso a los mercados, sí le permitió al Gobierno testear el apetito de los inversores. Consultado respecto de ese eventual reacceso a los mercados, Rapetti dijo que ve al mercado “muy entusiasmado con Milei” identificó “una razón inobjetable” detrás de esa valoración: “el gran esfuerzo fiscal” que ha hecho el Gobierno.
En ese sentido, el director ejecutivo de Equilibra, reconoce que el oficialismo “ha tomado medidas que son impopulares que han estado acompañadas por la sociedad” y que “eso es una señal muy importante para los mercados”.
Por ello, y pese a que aun resta por verse el peso que le asignará el mercado a la preocupación por las reservas, el economista cree que “es probable que Argentina llegue a niveles de riesgo país que le permitan reacceder a los mercados”, aunque advirtió: “Creo que el mercado de alguna manera desestima o menosprecia un riesgo, o una combinación de riesgos, que generan incertidumbre” hacia adelante.
Rapetti destaca que el Gobierno tuvo una salida “muy exitosa” del esquema cambiario en el que estaba. “A todos nos preocupaba y salió bien en una dirección que era la correcta: más flexibilidad e incluso corregir un poco el tipo de cambio. Pero ahí tomó una dirección que a mi juicio es a contramano de la naturaleza del acuerdo. Porque la lógica es que hubieras ido a un tipo de cambio un poco más razonable, sobre todo porque tenés que comprar reservas”, señaló tras recordar que “el Gobierno apuesta el dólar bajo porque le sirve para bajar la inflación”.
“Me parece que el Gobierno está muy convencido de que tiene que ir al dólar bajo y quiere convencer a todo el mundo de que el dólar bajo está para quedarse. Pero cuando yo hago las cuentas, a mí me parece que Argentina no puede tener este tipo de cambio, pero no porque no me gusta a mí. El punto es si lo podés sostener o no, y yo creo que es difícil sostener a mediano plazo un dólar tan bajo”, explica.
Para el economista, uno de los más apuntados y criticados por Milei, ya empiezan a verse signos de agotamiento en la balanza comercial. “Creo que si la economía sigue teniendo este tipo de cambio tan bajo y sigue expandiéndose, va a llegar un momento donde el déficit de dólares va a ser tan evidente que podés tener un accidente cambiario. Ahí es donde yo veo un riesgo que por ahí el mercado está menospreciando”, advirtió.
Ese riesgo de corrección cambiaria, recuerda, está también asociado a un riesgo de reversión inflacionaria y recesión de corto plazo. Eso, a su vez, plantea interrogantes respecto de la continuidad de este proceso político y de la perdurabilidad de los cambios implementados.
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Desde su oficina sobre la calle Pellegrini, Rapetti tiene una mirada panorámica a la Avenida 9 de Julio, la más ancha del mundo. Desde allí, dice a Bloomberg Línea que se reconoce como integrante de otra avenida: la “ancha avenida del medio”, que en las últimas décadas fue denostada con el mote de ‘Corea del Centro’ y carcomida por una grieta entre dos polos cada vez más distantes.
Desde ese lugar, Rapetti reconoce aciertos económicos de la actual gestión, más allá de las críticas que recibe asiduamente del presidente Milei. También desde ese lugar, cree que “Argentina tiene un problema que es independiente de Milei, que es que nadie tiene la certeza de cuál es el esquema económico de mediano y largo plazo”.
“Tenés incertidumbres que no tenés en Uruguay, en Colombia –aunque ahora en Colombia un poco más–, que no tenés en Perú, en Chile ni en México. Argentina es un país muy pendular en materia de política económica”, explica. Así, agrega, es que el país pasó de un foco más pro-mercado con Mauricio Macri a una fuerte reversión con Alberto Fernández antes de volver nuevamente a tener una Administración market-friendly.
“Los mercados son muy hormonales, porque están tratando de anticipar cosas. Hoy están muy entusiasmados con una historia que viene bien, pero me parece que están menospreciando este riesgo y ese riesgo está ahí latente”, reforzó.
“No existe plan de estabilización que logre bajar la inflación y el tipo de cambio no se atrase”
La búsqueda del Gobierno de llevar al tipo de cambio al piso de la banda tiene por objetivo el ‘colapso de la inflación’, tal como suele declarar Milei. En ese contexto, el equipo económico celebró dos semanas atrás que el Índice de Precios al Consumidor de abril, el primero desde la liberación parcial de los controles cambiarios y la puesta en marcha del esquema de flotación, haya cedido a 2,8%. E incluso, en el oficialismo hay optimismo de que la inflación de mayo puede ser aún inferior, en la zona del 2%, con informes privados mostrando deflación en alimentos en la segunda y tercera semana del mes.
Una de esas consultoras que dejó señales positivas en materia de precios fue Equilibra. “Nosotros medimos unos 130 mil precios de la economía semanalmente, y la semana pasada (por la segunda del mes) nos dio esa caída”, marca Rapetti. “El tipo de cambio con el que pricearon no subió. Está igual o más bajo. Entonces, no veo que haya impulso inflacionario en bienes y servicios transables. Entonces, si vos en esos segmentos tenés casi inflación cero, porque el tipo de cambio no se mueve, tenés un impulso desacelerador muy fuerte”, explicó.
Mirando hacia adelante, el economista anticipa que “mayo nos da ya en la zona de 2%”. Incluso, si bien aclara que es un análisis prematuro, agrega que “no me sorprendería si mayo da abajo de 2%”. Independientemente de esa cifra puntual para el corriente mes, Rapetti cree que “si el Gobierno mantiene el dólar estable hay altas chances de que de acá camino a las elecciones la inflación perfore el 2% en algún momento”.
“De hecho, nosotros en nuestro escenario base tenemos algunos meses por abajo de 2%, porque creemos que el gobierno va a conseguir mantener el dólar estable, aunque sí vemos que hay razones para pensar que debería haber más presiones cambiarias desde julio en adelante”.
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Entre los motivos por los que podrían darse esas mayores presiones, menciona el menor ingreso de divisas tras la finalización de la liquidación de la cosecha gruesa y la previa a las elecciones legislativas de octubre. “Estacionalmente tenés menos oferta de la agroindustria, tenés más demanda del turismo, e históricamente en los tres meses previos a la elección hay mucha demanda precautoria de dólar con fines de ahorro”, dijo. Aun así, añadió que en la consultora “estamos inclinados a pensar que van a lograr evitar una tensión cambiaria” más allá de que ve razones para que esa tensión exista.
La apreciación del tipo de cambio, sin embargo, no sorprende a Rapetti. Es que el economista señala que junto con Gabriel Palazzo y Joaquín Waldman hicieron un trabajo en el que estudiaron los planes de estabilización en América Latina (el trabajo se publicará próximamente en una revista académica internacional) y de todas esas experiencias aprendieron que “no existe plan de estabilización que logre bajar la inflación, aunque sea transitoriamente, y que el tipo de cambio no se atrase”.
“Siempre, siempre, la inflación cae porque el precio que más cae es el dólar en relación a los demás. Por eso el dólar se atrasa siempre en una estabilización. Siempre el ancla nominal es el tipo de cambio”, dice. Sin embargo, señala que a diferencia de los planes más exitosos de estabilización, no observa que haya habido una gran entrada de capitales que pueda estimular y darle liquidez, crédito y expansión.
Delivery fiscal
Por último, Rapetti consideró que “desde el punto de vista fiscal, el delivery del gobierno ha sido muy exitoso”. Si bien marca que “puede discutirse sobre lo que el Fondo llama la calidad del ajuste, si a mí me gusta o no cómo y dónde se hizo el ajuste”, cree que “desde el punto de vista fiscal, el ajuste ha sido muy contundente, muy por encima de la expectativa del Fondo y de los analistas”.
“En esa materia, no veo que haya mucho que se le pueda pedir”. Es que según agrega, “nadie duda de la vocación y la voluntad del Gobierno de honrar sus compromisos y de mantener unas cuentas fiscales ordenadas”.