El Instituto Nacional de Estadística de Bolivia (INE) informó este jueves que luego del impacto adverso de factores como los bloqueos en el país, la inflación registró una ralentización por tercer mes consecutivo en septiembre.
La variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre se situó en el 0,20%, mientras que en agosto había sido del 1,01% y en julio de 1,20%.
En junio, la variación de la inflación mensual había sido de 5,21%, la más alta en lo corrido del año.
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“Luego del impacto adverso de varios fenómenos que afectaron a la oferta productiva como los bloqueos de origen político, por tercer mes consecutivo la inflación registra una ralentización”, señaló el INE en su boletín.
En todo caso, la variación acumulada hasta septiembre alcanzó el 18,33%, encima del 18,09% registrado el mes anterior.
“El dato de inflación oficial de septiembre es altamente poco confiable y debe leerse con gran cautela”, dijo a Bloomberg Línea el economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Jonathan Fortun. “La narrativa de que la inflación se está moderando carece de sustento cuando el propio índice está construido con una canasta de consumo que proviene de 2016 y que ya no refleja el patrón actual de gasto de los hogares”.
A esto se suma el hecho de que la recolección de precios se realiza en un entorno extremadamente volátil, donde los valores cambian semana a semana y en muchos casos de un día para otro, explicó.

Según Fortun, la combinación de una base estadística vieja con un mercado altamente inestable hace que la cifra oficial tenga un margen de error demasiado amplio para servir como guía confiable. “Medir precios en estas condiciones implica que la elección del momento del relevamiento puede alterar de manera notable el resultado. Una encuesta realizada el lunes puede dar un panorama distinto a la del viernes”.
Detalla que esto se vuelve crítico cuando categorías residuales como bienes y servicios diversos aparecen como el principal motor del índice. Allí se concentra una mezcla heterogénea de bienes y servicios que son sensibles a microchoques locales, desde repuestos hasta servicios personales.
“La falta de detalle sobre cuáles ítems subieron y con qué peso real convierte esa categoría en un comodín estadístico”, apuntó Fortun. “Al no transparentar la incidencia específica de cada componente, se disfraza lo que probablemente son aumentos más generalizados en bienes básicos y en rubros importados”.
La inflación es la más alta de los últimos 40 años

Luis Fernando Romero Torrejón, economista e investigador, destaca que, aunque la inflación mensual en Bolivia en septiembre de 2025 fue baja (0,20%), la inflación acumulada de 18,33% es la más alta en casi 40 años.
Señala que, pese a la aparente desaceleración estadística entre julio y septiembre, las cifras oficiales del INE no reflejan la realidad económica que viven familias y empresas, afectadas por problemas estructurales como escasez de dólares, falta de combustibles, exceso de dinero en circulación, baja producción y especulación.
“La sensación en el bolsillo es una totalmente diferente”, dijo Romero a Bloomberg Línea.
Romero subraya que una de las prioridades del nuevo gobierno será controlar la inflación para evitar mayor devaluación y pérdida del poder adquisitivo, implementando medidas monetarias y cambiarias sostenibles.
Esto incluye reducir la oferta monetaria, unificar los tipos de cambio del dólar y garantizar el suministro oportuno de diésel y gasolina.
Indecencia de bebidas alcohólicas, vivienda y alimentos

Según el INE, la variación del 0,20 % en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante septiembre de 2025 se debió principalmente al alza de las bebidas alcohólicas y el tabaco (1,31%); la vivienda y los servicios básicos (1,08%) y los alimentos y bebidas consumidos fuera del hogar (0,84%).
También incidieron especialmente los resultados de las divisiones de salud (0,83%); la educación (0,31%); los alimentos y bebidas no alcohólicas (0,30%), así como las prendas de vestir y calzado (0,16%).
Destacó principalmente la variación positiva de los precios en las divisiones de bebidas alcohólicas y tabaco; vivienda y servicios básicos; alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar; salud; educación; alimentos y bebidas no alcohólicas y prendas de vestir y calzados.
Por ciudades, las mayores variaciones se presentaron en Trinidad (1,05%), Potosí (0,73%) y Oruro (0,55%) y Sucre (0,49%), de acuerdo al reporte.
Desafíos para el nuevo Gobierno
Según Fortun, la alta volatilidad del tipo de cambio paralelo es un factor adicional que distorsiona la medición de la inflación.
“En pocos meses, el dólar en el mercado informal pasó de Bs.17 a alrededor de Bs.12,7, después de haber estado anclado durante años en el nivel oficial de Bs.7″, dijo Fortun. “Una variación tan abrupta altera los costos de reposición de prácticamente todo lo que depende de insumos importados”.
Cuando la encuesta de precios se realiza justo en el momento en que el paralelo retrocede, el índice captura una foto artificialmente benigna. Sin embargo, esa caída no implica una recuperación estructural, sino un respiro temporal en un entorno de escasez, detalló Fortun.
Fortun manifiesta que “el problema metodológico es que el IPC boliviano carece de mecanismos para ajustar por estas oscilaciones tan bruscas y termina mostrando una supuesta desaceleración que no coincide con la experiencia cotidiana de los consumidores”.
“Lo curioso es que la desaceleración aparece justo cuando el paralelo retrocede después de un pico histórico. Es como tomar la fiebre de un paciente en el instante en que se disolvió la aspirina y declarar que la enfermedad ya está curada”, apuntó.
El nuevo presidente de Bolivia se enfrentará al reto de atajar los distintos tipos de cambio paralelo que surgieron en el país a raíz de la escasez actual de divisas ante el declive de las exportaciones de gas, que fueron claves para la entrada de dólares al país durante años.
El giro de Bolivia hacia un Gobierno de derecha luego de más de 20 años de dominio del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) marcará el ritmo y la estrategia con la que el país resuelva sus principales apuros económicos.
La segunda vuelta en Bolivia se definirá el 19 de octubre entre el exdiputado Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, y el expresidente Jorge Quiroga, de Alianza Libre.
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