Bolivia dice adiós al “reloj del Sur” y marca así el fin del régimen de izquierda

La promesa de cambio está generando un optimismo cauteloso entre los bolivianos que votaron a favor de una reforma radical del gobierno al apoyar al proempresarial Paz en las elecciones.

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Bolivia dice adiós al “reloj del Sur” y marca así el fin del régimen de izquierda.
Por Sergio Mendoza
14 de noviembre, 2025 | 07:00 PM

Bloomberg — Tras casi dos décadas de gobiernos socialistas, marcadas por dificultades para encaminar la economía hacia una senda sostenible, los bolivianos despiertan ahora a una nueva realidad.

Las largas filas en las gasolineras están desapareciendo. La moneda se ha disparado en los mercados no oficiales y los inversores en bonos tienen una visión más optimista de la solvencia del país. El nuevo gobierno promete fortalecer los lazos con Estados Unidos y sus aliados en la región, al tiempo que reduce la burocracia, simplifica los impuestos y elimina las barreras comerciales para atraer a las empresas.

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Quizás el signo más simbólico de la nueva realidad durante los primeros días de la administración del presidente Rodrigo Paz es el reloj que se encuentra en lo alto del edificio del Congreso de Bolivia. Hace once años, el gobierno reorganizó los números y modificó su funcionamiento interno para que sus manecillas giraran al revés, promocionándolo como un “reloj del sur” anticolonialista. Esta semana, el mecanismo fue restaurado para que tenga un aspecto y un funcionamiento normal.

La promesa de cambio está generando un optimismo cauteloso entre los bolivianos que votaron a favor de una reforma radical del gobierno al apoyar al proempresarial Paz en las elecciones de este año, mostrando rechazo al partido Movimiento al Socialismo, que ha dominado la política del país desde que el expresidente Evo Morales asumió el cargo en 2006 con la promesa de sacar de la pobreza a los más desfavorecidos. Sin embargo, los analistas advierten que las reformas más profundas tardarán en implementarse, al tiempo que surge oposición a la postura proestadounidense de Paz, mientras que los conflictos internos también suponen una amenaza.

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En la toma de posesión de Paz el 8 de noviembre, el nuevo presidente prestó juramento con la mano sobre la Biblia, una costumbre que había quedado en desuso desde 2009, cuando Bolivia se declaró Estado laico. Los líderes de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Ecuador asistieron a la ceremonia, junto con más de 50 delegaciones internacionales, y Paz destacó que Bolivia se está reabriendo al mundo tras años de aislamiento.

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El nuevo gobierno está restableciendo las relaciones con EE.UU., que se rompieron durante los años del MAS, cuando el gobierno se alió con China, Rusia, Irán, Venezuela y Cuba. EE.UU. ya anunció acuerdos de cooperación nuclear, inversión y seguridad, lo que abre camino para el regreso de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que fue expulsada por Morales en 2008. La idea ha suscitado el descontento de los grupos rurales que representan a los cultivadores de coca, la materia prima de la cocaína, que se habían alineado con Morales.

El nuevo gobierno ha señalado que está dispuesto a permitir que Starlink, de Elon Musk, opere en Bolivia después de que se le denegara la licencia en 2024. Mientras tanto, se está llevando a cabo una reestructuración del gabinete, fusionando algunos ministerios en aras de la eficiencia y creando un nuevo Ministerio de Turismo destinado a atraer nuevas divisas.

Esto contribuiría a reforzar el boliviano, que en mayo alcanzó un mínimo de 20 por dólar en los mercados paralelos utilizados para eludir los controles. Ahora se ha fortalecido hasta alcanzar los 10 por dólar en el mercado no oficial, aunque sigue siendo significativamente más débil que su tasa de cambio oficial de 6,9 bolivianos por dólar. El gobierno ha declarado que tiene previsto unificar la tasa de cambio en un único sistema basado en el mercado.

Los bonos soberanos de Bolivia han ganado unos 5 centavos por dólar desde que Paz ganó la segunda vuelta de las elecciones el 19 de octubre, y los bonos con vencimiento en 2030 se cotizan ahora a unos 88 centavos. Aunque los inversores esperan medidas económicas más concretas y persisten las dudas sobre el plan del gobierno respecto a la deuda externa, ven “una fuerte voluntad de las agencias multilaterales de colaborar” con la administración de Paz, según Bruno Gennari, estratega de KNG Securities en Londres.

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Por supuesto, los problemas persisten en uno de los países más pobres del hemisferio occidental, donde siete de cada diez personas viven en la pobreza o se consideran vulnerables a caer en ella. El partido político de Paz intentó ampliar su atractivo para los grupos más pobres y de clase trabajadora que históricamente han apoyado al MAS, en parte a través de videos en TikTok del recién elegido vicepresidente, Edmand Lara, quien desde entonces se ha quejado de que Paz ha intentado excluirlo de las reuniones del gabinete.

Sara Padilla, que vende baterías de coche en la capital, La Paz, dijo que tiene esperanzas en el futuro, aunque desconfía de los retos que se avecinan.

“Tenemos que ser pacientes y esperar a que se produzcan los cambios que necesitamos”, dijo Padilla. “Ya hemos pasado por momentos críticos con la falta de alimentos y el alza de los precios. No va a ser fácil, pero tampoco es imposible”.

Los subsidios al combustible, que le cuestan al gobierno alrededor de US$2.000 millones al año, y la disminución de la producción de gas han puesto en aprietos las finanzas públicas. Paz, que hizo campaña a favor de la eliminación gradual de los subsidios, dijo que los recortes serán graduales y estarán acompañados de medidas de protección para los sectores vulnerables.

En medio de una fuerte caída de las reservas de divisas, un déficit fiscal creciente y una disminución de la producción de gas natural, la mayoría de los bolivianos comprenden que los cambios son necesarios y responderían favorablemente a políticas transparentes y coherentes, según Claudia Pacheco, economista de la Universidad Católica de Santa Cruz.

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“Pido a la población paciencia, porque solucionar un descalabro económico de tal magnitud y el mal manejo de 20 años no se soluciona en un año”, dijo Pacheco.

En las ciudades bolivianas, las largas filas para conseguir gasolina debido a la escasez de combustible han desaparecido en su mayor parte, ya que el nuevo gobierno está trabajando para reforzar el suministro, mientras que la compra de diésel sigue siendo más problemática. El ministro de Energía, Mauricio Medinaceli, se comprometió a solucionar pronto la situación buscando líneas de crédito con comerciantes y prestamistas multilaterales.

Aunque la reducción de la escasez de combustible fue un paso positivo, las reformas estructurales tardarán tiempo en implementarse, según Fernando Romero, economista independiente con sede en la ciudad de Tarija.

El gobierno tiene previsto presentar en los próximos meses proyectos de ley para atraer la inversión extranjera en minería, hidrocarburos, litio e infraestructuras. Con mayoría en el Congreso y alianzas emergentes con partidos de la oposición, Paz podría contar con el apoyo suficiente para llevar a cabo su reforma económica. Al menos por ahora.

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