Bloomberg Línea — Cuando faltaban 19 días para realizarse las elecciones presidenciales de Bolivia, la exalcaldesa de El Alto, Eva Copa, única mujer indígena aspirante a la Presidencia, renunció a su candidatura y denunció acoso político.
En una conferencia de prensa, Copa dijo que hubo esfuerzos por deslegitimar su partido llamándolo “una candidatura que ya no existe”, que fue víctima de mensajes perturbadores y que, incluso, enviaron a “gente a sus actividades para agredirla, verbal y físicamente”.
“Morena ha decidido no participar en estas elecciones por el acoso político que ha estado sufriendo y la instigación interna que ha habido”, dijo Copa en una entrevista con el periodista John Arandia, al referirse al Movimiento de Renovación Nacional que dirige.
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La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea abrió una investigación sobre estas denuncias y se reunió el 12 de agosto con Copa para ahondar en el caso. Aún no se conocen los resultados.
Los elegidos son hombres
Este fin de semana, Bolivia elige a presidente y vicepresidente, 36 miembros de la Cámara de Senadores y 130 más de la Cámara de Diputados para el período que inicia en noviembre de este año y culmina en 2030.
Sin embargo, para la contienda presidencial, que puede ir a una segunda vuelta electoral el próximo 19 de octubre, no hay ninguna mujer como candidata a ocupar la primera magistratura.
De las nueve candidaturas presidenciales que se disputan el voto el domingo, solo una tiene una candidata mujer a la Vicepresidencia.
“La situación de la mujer en la política es algo que como Misión de Observación Electoral miramos muy de cerca, con lupa”, dijo Alexander Gray, jefe adjunto de la misión.
Un análisis del Observatorio de Género sobre la representación femenina en las elecciones 2025 revela una realidad preocupante: las mujeres siguen sin acceder a los espacios de mayor visibilidad y probabilidad de elección y están ocupando menos espacios en las candidaturas a presidente y vicepresidente en Bolivia.
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El Observatorio hace parte de la Coordinadora de la Mujer, una red que aglutina a 21 organizaciones de la sociedad civil, que trabajan en varios ejes como el fortalecimiento de la actoría política femenina y otros temas con enfoque de género.
La casi nula participación femenina en la elección presidencial significa un retroceso en la representación política de las mujeres en el país, pese a la promulgación de leyes de paridad que data de 2009, dice el Observatorio.
La falta de representatividad femenina alcanzó al Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, que el pasado lunes ordenó que para las elecciones de 2030 las duplas presidenciales deberán cumplir con la paridad de género.
“Desde la próxima elección nacional, si la candidatura a la Presidencia es de un varón, la Vicepresidencia debe ser ocupada por una mujer, y viceversa”, dijo el magistrado Yvan Espada, en rueda de prensa.
La elección con menos mujeres
“En esta elección, la principal preocupación es la economía y resolver la crisis y es por eso que he elegido a José Luis Lupo, que es una persona que debe ser uno de los bolivianos que más lejos ha llegado a los organismos internacionales” dijo el candidato Doria Medina cuando Bloomberg Línea le consultó por qué no contempló una líder femenina como acompañante de fórmula.
Un senador allegado a la candidatura de ‘Tuto’ Quiroga -otro de los aspirantes- dijo a Bloomberg Línea que el candidato ya no estaba concediendo entrevistas a los medios.
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Según el análisis del Observatorio, llama la atención que este sea el proceso electoral con menor cantidad de mujeres desde 2009.
Entre 1956 y 2020, Bolivia tuvo cinco candidatas a la Presidencia y 138 hombres que postularon a ese cargo en el mismo periodo, además de 17 postulaciones femeninas y 126 masculinas a la Vicepresidencia, según datos del Observatorio.
“En comicios de la pasada década hubo una mayor cantidad de mujeres en las papeletas”, dijo la entidad. En las elecciones de 2020 hubo dos mujeres que aspiraban a ser presidentas e igual número a ser vicepresidentas.
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La ley electoral boliviana establece que un aspirante gana la presidencia del país si en la primera vuelta obtiene más del 50% de los votos o si alcanza el 40% de la votación con una ventaja de, al menos, diez puntos sobre su rival más cercano. En la segunda vuelta, gana el candidato con la mayor cantidad de sufragios.
Una paridad que no logra igualdad
“Yo soy crítica con la (ley de) paridad: no sirve para generar en las mujeres empoderamientos, ni liderazgos visibles, sino que los partidos, de predominante liderazgo masculino, siguen viendo a las mujeres como figuras decorativas o como cuotas que deben cumplir por protocolos”, dijo Quya Reyna, escritora e investigadora aimara a Bloomberg Línea .
“La paridad sigue siendo un terrible error, entendiendo a las mujeres como números que tenemos que ocupar. Los hombres asumen a las mujeres como números y no como personas con las que podrían aliarse, con que podrían generar agendas, con las que podían construir un partido y un proyecto de país”, agregó.

Actualmente, la única mujer candidata a vicepresidente es Mariana Prado, una exministra de Planificación del Desarrollo del Gobierno de Evo Morales (2006-2019) y que acompaña la fórmula presidencial de Andrónico Rodríguez, el candidato de izquierda que, a pesar de haber sido formado por Morales, actualmente no cuenta con su apoyo.
Prado, de 43 años, fue jefa de gabinete del exvicepresidente Álvaro García Lineras y estudió Administración de Empresas.
“El dato histórico de que cinco mujeres hayan sido candidatas a la Presidencia en más de cinco o seis décadas como país, es como una fotografía de un sistema político que sigue siendo profundamente machista y que los intentos para posicionar a las mujeres no son suficientes”, dice Reyna.
En 2023, la Fiscalía boliviana recibió, en promedio, 142 denuncias diarias de violencia contra las mujeres.
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Agenda antimujeres
“El solo hecho de ser mujer no basta para que la agenda de derechos humanos y de género tenga garantizada una representación real”, dijo Durby Andrea Blanco, activista feminista y candidata a diputada. “Las pocas mujeres que están en la contienda presidencial no han podido poner en las propuestas las problemáticas de la violencia de género y se han adaptado al contexto”, agregó.
“Los candidatos a presidente se han manifestado en contra de la decisión de interrupción voluntaria del aborto o, por lo menos, la despenalización”, explica Blanco. “Los mensajes antiderechos, homofóbicos y en contra de la autonomía corporal de las mujeres, han proliferado como parte de las propuestas de un gran número de partidos”.
Para Blanco, estas elecciones son las más incompatibles con los derechos de las mujeres y las minorías porque la derecha ha tomado protagonismo ante el electorado.
Pero la izquierda no se queda atrás. “Al parecer, al estar 20 años en el poder, el partido más grande de izquierda se volvió conservador, tranzó con la iglesia y se detuvo con la agenda progresista, concentrándose en mantener el poder desde la violencia”, dice Blanco.
El Observatorio hizo un análisis comparando todos los programas de gobierno registrados ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y encontró omisiones preocupantes con relación a la inclusión de propuestas con enfoque de género y la defensa de los derechos humanos.
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El estudio revela que, aunque hay señales de avance, aún es limitada la apropiación plena y explícita de la Agenda País, un documento elaborado por mujeres con propuestas para abordar lo que ellas denominan las diversas crisis que enfrenta el país andino (ambiental, social, política, económica) por parte de partidos y alianzas políticas.
La Agenda incluye la aplicación efectiva de los derechos de las mujeres en los programas de gobierno.
Listas negras
Reyna recuerda que al inicio de esta campaña electoral hubo denuncias acerca de la posible aparición de unas listas negras, en las que se omitía deliberadamente la participación de varias mujeres que tuvieron liderazgos importantes en los últimos años y que, supuestamente, fueron elaboradas por líderes políticos actuales.
“Yo creo que las mujeres siguen siendo sacrificadas para mantener estas alianzas políticas masculinas, sin entender que esas mujeres son figuras representativas en la política boliviana”, dice Reyna. “Entonces, el machismo sigue siendo una estrategia política para excluirlas”.
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Luisa Nayar, una de las diputadas más jóvenes que ingresó a la política en la pasada elección de 2020 con la agrupación opositora Comunidad Ciudadana, fue una de las mujeres vetadas para ser candidata en esta elección por supuestamente hacer parte de una de esas listas.
Nayar afirma que con esas listas se buscó obstaculizar, coartar y tratar de impedir el avance del empoderamiento de la mujer.
“A los viejos líderes les da mucho miedo la renovación, pero también creo firmemente que estas elecciones generales van a jubilar a muchos de esos actores políticos y que nuestra generación tiene el deber y la responsabilidad de construir un proyecto de país inclusivo y alternativo a mediano y a largo plazo”, dijo Nayar a Bloomberg Línea.
Además, las llamadas listas negras abrieron una grieta en el Bloque de Unidad de la centro derecha, que buscaba una candidatura única.
Tres legisladoras de Comunidad Ciudadana y el exrector de la Universidad pública de Santa Cruz, Vicente Cuéllar, denunciaron que esa lista negra fue real. Las diputadas Luisa Nayar, Gabriela Ferrel y Janira Román denunciaron que ese listado fue un intento por callar sus voces y liderazgos.
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