Elecciones Bolivia 2025: racismo y homofobia marcaron la campaña electoral

Bolivia elige a su próximo presidente este domingo, en medio de una campaña manchada por ataques racistas y homófobos que expertos temen que se conviertan en armas de castigo a poblaciones diversas y vulnerables.

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Votación en la Unidad Educativa María Auxiliadora de la ciudad de La Paz, el 17 de agosto de 2025.
17 de octubre, 2025 | 06:22 PM

Bloomberg Línea — La campaña electoral en Bolivia quedó empañada por comentarios racistas y homofóbicos que las campañas de los dos candidatos a la Vicepresidencia protagonizaron, y que agudizaron la polarización existente entre las dos grandes regiones del país: las llanuras del oriente y el altiplano de occidente.

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Las polémicas declaraciones, lanzadas en la segunda ronda electoral, reabrieron el debate sobre el racismo estructural y la intolerancia en la política boliviana. Los primeros protagonistas fueron dos alfiles del candidato derechista Jorge Tuto Quiroga. Juan Pablo Velasco, candidato a vicepresidente, y el diputado electo Juan Carlos Velarde, que hicieron comentarios considerados racistas en sus redes sociales.

A su vez, durante un mitin en El Alto, el candidato a la vicepresidencia Edman Lara, de la campaña del centro derechista Rodrigo Paz, lanzó insultos considerados homofóbicos en contra de Quiroga, lo que presuntamente propició cánticos ofensivos entre sus seguidores.

Para la comunicadora indígena del Chaco boliviano Isapi Rua, Bolivia continúa siendo un país profundamente racista, discriminatorio y sectorial. “El racismo se refleja en ambos candidatos, que no presentaron modelos de desarrollo que realmente tomen en cuenta a sectores vulnerables y que piensen en apoyar a los pueblos indígenas”, dijo Rua en entrevista con Bloomberg Línea.

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Juan Pablo Velasco dio de baja su cuenta en la red social X después de que los tuits se viralizaran y negó que ser el autor de los mensajes. “Es una cuenta que, por supuesto, que fue hackeada, por supuesto yo no escribí eso”, dijo. El candidato vicepresidencial fue declarado ciudadano no grato en las ciudades de La Paz y El Alto, exbastiones políticos de Evo Morales, cuya población indígena, de origen aymara y quechua, es mayoritaria.

Ambos candidatos presidenciales rechazaron sus mensajes. Quiroga, de 65 años y que representa a la alianza Libertad y Democracia, los calificó como una muestra de intolerancia y cobardía, y Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano, señaló: “Nosotros le decimos no a los divisionistas, no a los clasistas, no a los racistas”.

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Es la primera vez que, en más de 20 años, dos candidatos que vienen de la política tradicional disputarán la Presidencia, pues el candidato del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, apenas logró el 3% de los votos.

Insultos que impiden el debate democrático

Para Isabel Braseida Nina Quispe, activista indianista de origen aymara, los tuits de la cuenta de Velasco no fueron escritos de manera accidental, ni se trataron de un desliz juvenil, sino que muestran una clara postura de la élite que representa el candidato Quiroga.

“Lo más indignante es ver cómo ese colonialismo ya no solo se expresa en el desprecio abierto, sino también en la manipulación simbólica”, dijo Nina a Bloomberg Línea. “Lo más cínico es que después de los insultos, Juan Pablo Velasco aparece con wiphala, poncho rojo y vestimenta originaria, para buscar votos. Ese gesto no es respeto, es violencia cultural: insultan al indígena, pero visten su ropa cuando les conviene”.

La politóloga Vania Sandoval explica que, en situaciones de conflictividad social, siempre se ha buscado acentuar discursos racistas, discriminatorios y homófobos, arraigados en la cultura política boliviana.

“Siempre que hay levantamientos populares, elecciones o conflictividad social, tendemos a ligarlos inmediatamente a este tipo de mensajes, estigmatizando a los actores por su grupo social, grupo étnico, género, y esto nos hace daño porque nos impide hablar de una democracia plena, donde todos tenemos los mismos derechos”, comentó.

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Nina, intelectual de El Alto, coincide con Rua en que el racismo se hizo más evidente y público en la campaña de Quiroga, pero que eso no quiere decir que en la campaña de Paz no lo hubiera.

“Sí hay, pero está siendo escondido por ahora en este proceso electoral”, explicó a Bloomberg Línea. “El racismo ha estado presente en todas las estructuras con sus intencionalidades de inferiorizar al otro. Estuvo en el gobierno de 2019 de Jeanine Añez y también estuvo presente en el masismo (partido fundado por Evo Morales)”.

“El Estado boliviano, incluso cuando se declara plurinacional, sigue operando bajo la lógica mestizo-criolla: lo indígena es aceptable sólo si es decorativo, folclórico o útil para legitimarse. Pero cuando lo indígena exige autogobierno, territorio o transformación profunda del sistema, entonces se le silencia”, agregó.

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Un conflicto que se administra, pero no se resuelve

Tras los comentarios homofóbicos, el candidato vicepresidencial Lara, de la campaña de Paz, de 57 años, dijo que se había disculpado públicamente, pero expertos consultados dicen que eso no ha sido suficiente.

“Los vicepresidentes en esta segunda vuelta sólo han ofrecido machismo, discursos de odio, racismo y homofobia”, dijo a Bloomberg Línea Chris Egüez activista por los derechos LGBTQ+ de la organización Pesada Subversiva. “La elección está marcada por quién tiene el discurso de odio más arraigado a su identidad política. Esto es muy peligroso porque la campaña va a terminar y uno de los dos binomios será gobierno. Cualquier candidatura que gobierne va a tener institucionalizado ese discurso de odio a nivel simbólico”.

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Carol Gainsborg, filósofa y docente universitaria de Comunicación Intercultural, dice que los comentarios racistas y homofóbicos vertidos en campaña son la manifestación visible de algo más profundo: el hecho de que Bolivia nunca resolvió su pregunta fundacional sobre quién cuenta como ciudadano, qué país quiere ser, qué significa ser boliviano y quiénes tienen el derecho a gozar plenamente de sus derechos.

“Bolivia va a seguir siendo no un país, sino un nombre provisional de un conflicto que se administra, pero que no se resuelve”, dijo Gainsborg a Bloomberg Línea.

“El país ya no necesita respuestas de polarización, pero tampoco de síntesis forzada, ni el mestizaje como ideología neutralizadora, requiere de algo mucho más complejo que es la construcción paciente de instituciones capaces de albergar la pluralidad, sin anularla. De generar pertenencia común sin exigir homogeneidad, de permitir que múltiples formas de vida política coexistan, sin que unas colonicen a otras”.

El sociólogo y docente universitario Jimmy Toledo Castro considera que los discursos de odio de la elección pueden complicar los problemas sociales y la gobernabilidad del país. “Estamos entrando a un oscurantismo. Parece que se quiere imponer una universalidad de pensamiento y nos vamos a enfrentar a movimientos de resistencia que van a hacer que sea más complicado llevar adelante nuestro país”, afirma Toledo a Bloomberg Línea.

Y apunta: “Estamos en una profunda crisis económica y energética y ahondar esto con problemas sociales por quitar derechos es algo que parecería irracional, pero es parte de las propuestas que se escuchan actualmente”.

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Guerra sucia y ataques a periodistas

En la primera vuelta, los relatos homofóbicos se instalaron como herramienta de guerra sucia. El excandidato Samuel Doria Medina fue tildado de izquierdista y de que sus programas irían en contra de la concepción conservadora de la familia porque uno de sus hijos es abiertamente gay.

“En mi plan no está el tema de matrimonio entre homosexuales”, comentó entonces Doria Medina, luego que circulara un audio atribuido a Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, en el que criticaba el matrimonio igualitario y llamada ideología de género, en aparente referencia a su hijo. “No pretendo cambiar la Constitución”.

Doria Medina calificó el audio de fake news pues el gobernador Camacho no le quitó su apoyo político y éste negó que su voz fuera la del audio.

Egüez piensa que cualquiera de los candidatos que sea elegido mostrará su vocación históricamente represiva, de odio contra las diversidades sexuales, aunque también ve homofobia en la izquierda.

“Lo que se viene puede ser muy peligroso para las poblaciones más vulnerables”, argumentó Eguez, al destacar que hay un ambiente de altísima agresividad. “Podemos estar a puertas de un gobierno que exacerbe los discursos de odio como práctica política. En un país en crisis es muy fácil que el odio se abra espacio”, reflexiona.

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Lara, el candidato a vicepresidente de Paz, también se vio envuelto en una controversia que lo señalaba de irrespetar la libertad de prensa cuando acusó a los periodistas Carlos Valverde y Vania Borja. Al primero lo llamó “viejito” y a Borja le dijo que conocía a su esposo e iba investigar qué tipo de profesional es en la Policía Nacional. Lara es exoficial de la policía.

Un comunicado de la Asociación de Periodistas dijo que las declaraciones de Lara, que incluyen acusaciones infundadas, alusiones personales, descalificaciones profesionales e incluso la exposición pública de familiares de periodistas, “constituyen una forma de hostigamiento y amedrentamiento hacia el ejercicio periodístico”. Poco después, Lara pidió disculpas.

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