¿Por qué Bolivia se está quedando sin gasolina y diésel? Estas son las causas de la crisis

El país se enfrenta a una grave situación económica marcada por la escasez de bienes básicos, la disparada de la inflación y la incertidumbre por las elecciones y la falta de respuestas.

Bolivia
08 de julio, 2025 | 01:29 PM

Bloomberg Línea — Una combinación entre alta dependencia de las importaciones y alto gasto en subsidios estatales ha llevado a Bolivia a enfrentar presiones en la disponibilidad de combustibles en medio de la crisis económica que vive el país andino.

El país se encuentra enfrascado en una crisis económica derivada del declive de las exportaciones de hidrocarburos, especialmente del gas, que le dieron un soporte a su economía en tiempos de bonanza.

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Con la caída de estas exportaciones, Bolivia comenzó a sentir los efectos directos en su economía, en medio de una menor entrada de divisas que llevaron al Gobierno a imponer estrictos controles.

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En este marco, Bolivia podría convertirse importador neto de gas a finales de la década, cuando el consumo interno aumente de los 14 millones de metros cúbicos diarios (cmpd) actuales a 16 millones, concluyó un reporte del banco de inversión BancTrust & Co. que se publicó tras una visita al país andino.

La transición a importador de gas de Bolivia supondría la pérdida de ingresos por exportación, que alcanzaron los US$2.000 millones en 2023, ya por debajo del máximo de US$6.600 millones alcanzados hace una década.

“Diría que hay dos factores principales que explican la escasez y el desabastecimiento de carburantes en Bolivia. Uno, que ha existido una política energética y sobre todo hidrocarburífera incipiente que se puede catalogar como un fracaso”, dijo a Bloomberg Línea Luis Fernando Romero Torrejón, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.

Explicó que Bolivia importa casi el 90% del diésel que se consume en el mercado interno y el 50% de la gasolina, mientras se profundiza el declive de sus reservas hidrocarburíferas desde 2014.

Los vehículos hacen cola para repostar gasolina en una gasolinera de La Paz, Bolivia, el jueves 26 de septiembre de 2024. Bolivia, que en su día fue una potencia en materia de gas natural, se enfrenta a una crisis económica tras años de errores de cálculo y políticas insostenibles.

“Se ha tenido que comprar en mayores volúmenes. No tanto por el incremento del parque automotor, sino por el desvío al contrabando, narcotráfico y actividades como la minería ilegal”, explicó Luis Fernando Romero. “Nosotros demandamos mucho, lastimosamente para actividades informales e ilegales, pero producimos casi nada”.

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Parte de esta alta demanda, explicó, también se debe a “la utilización en más de medio millón de autos indocumentados y el contrabando principalmente al Perú”.

El segundo factor, dijo, tiene que ver con las presiones en las finanzas estatales. “Después de 11 años consecutivos tenemos serios problemas actuales, principalmente en los dos últimos años, en liquidez en divisas”.

Romero señaló que la estatal petrolera YPFB ha dicho que “no tiene la liquidez suficiente para importar carburantes”, mientras que el Gobierno advierte que necesita al menos US$1.800 millones en créditos externos para garantizar las importaciones hasta fin de año.

El analista consideró que se requiere una “cirugía financiera” con reformas estructurales y una política energética que “atraiga capitales estratégicos y no repita lo que se está viviendo actualmente”.

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De acuerdo a cifras aportadas por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), Bolivia mantiene un déficit fiscal persistente que se aproxima al 10,5% del PIB.

Aunque este podría ser mayor si se incorporan los balances negativos de las empresas públicas, en especial Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). En ese caso, el déficit consolidado del sector público superaría el 15% del PIB.

“Más allá del déficit, el país enfrenta un deterioro en su capacidad de generación de divisas. Las exportaciones de hidrocarburos han colapsado, los contratos con Argentina ya no existen y el flujo hacia Brasil es cada vez más marginal. Esto ha llevado a una situación donde el Estado ya no gana dólares, sino que los gasta”, ha explicado el economista del IIF, Jonathan Fortun.

En 2024 gastó cerca de US$2.000 millones solo en subsidios a los combustibles.

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De acuerdo al Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Bolivia gasta entre US$6 a US$7 millones al día para importar carburantes.

Todo esto ocurre mientras el banco central enfrenta una grave escasez de dólares, debilitando los cimientos del país para mantener el tipo de cambio fijo, establecido desde 2011.

La situación de Bolivia contrasta con el hecho de que el país mantiene uno de los precios de la gasolina más baratos de Latinoamérica, siendo superados solo por los de Venezuela.

Global Petrol Prices, una firma que rastrea los precios de los combustibles globalmente, estima que al 30 de junio el precio del galón de gasolina (95 octanos) en Bolivia era de US$2,049.

Entre tanto, el precio del galón diésel se estima en los US$2,038, de acuerdo a esa misma fuente.

A finales de mayo, el Gobierno boliviano lanzó un paquete de 11 medidas y siete decretos para hacer frente a la crisis económica que afronta el país, agobiado por la escasez de bienes básicos como los combustibles y de dólares.

Entre estas medidas, el Gobierno boliviano se comprometió a regularizar el abastecimiento en el eje troncal del país (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz).

El Decreto Supremo 5400 establece límites técnicos de consumo para vehículos convertidos a Gas Natural Vehicular (GNV), con parámetros de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH).

Quienes excedan esos límites deberán pagar el precio internacional.

Según el Gobierno, en el marco de las medidas adoptadas se detectaron casos de almacenamiento especulativo de hasta 2.000 litros.

Asimismo, el Gobierno ha dispuesto la restricción a la venta de gasolina y diésel en bidones, ya que solo podrán adquirirlos quienes justifiquen su uso con fines productivos o de emergencia.

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