Bloomberg Línea — La inflación de Bolivia sigue disparada y ahora llegó al 23,96% interanual a junio, la más alta en los últimos 39 años, confirmando que el país se sigue descarrilando de la media de Latinoamérica y se acerca cada vez más a países que siguen luchando contra el aumento de precios, como Venezuela y Argentina.
Bolivia atraviesa el peor episodio inflacionario en al menos 40 años, según estimaciones del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, con base a las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).
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La inflación mensual de junio, que alcanzó el 5,21 %, supera ampliamente el 3,65 % en mayo de 2025.
La variación acumulada hasta junio alcanzó el 15,53%, el valor más desde 1987.
Esta cifra no solo duplica la meta oficial del gobierno (del 7,5%), sino que prácticamente iguala la previsión del Fondo Monetario Internacional para este año, que era de 15,6%, dijo a Bloomberg Línea el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Luis Fernando Romero Torrejón.
El impacto se acentúa en los rubros más sensibles para la población.
“Si vamos a alimentos y bebidas no alcohólicas, la inflación mensual fue la más alta también en los últimos años, con 8,5%, la acumulada con 24,54% y la interanual casi en 38%”, explicó Romero. Al aislar exclusivamente los alimentos, el panorama no mejora: la inflación fue del 7,09% mensual, 20,12% acumulada y 31,48% interanual.
Los factores que impulsan la inflación en Bolivia

Entre los factores que alimentan esta espiral inflacionaria, Romero identifica una combinación de choques internos y externos: escasez de divisas y encarecimiento del dólar paralelo, especulación, una “gran emisión monetaria”, eventos climáticos adversos, incertidumbre política y electoral, contrabando inverso y, más recientemente, los bloqueos de rutas. “Eso ha hecho que continuemos con una inflación elevada, acelerada y creciente”, explicó.
En términos de poder adquisitivo, Romero detalló que “la moneda boliviana, por términos inflacionarios, ha caído en un 85 a 90%”.
“Cuando dicen que Bs.100 bolivianos ahora se sienten como Bs.10, es totalmente cierto”, comentó.
Esta pérdida de valor está obligando a los hogares a ajustar drásticamente su consumo. “Estamos en un camino a satisfacer cada vez menos nuestras necesidades básicas y, por ende, iríamos empujando a miles de bolivianos hacia la pobreza”, advirtió Romero.
“El dato de inflación interanual de 23,96 % a junio de 2025 confirma el grado de descomposición económica que atraviesa Bolivia”, dijo a Bloomberg Línea el economista Jonathan Fortun, del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). “Lejos de ser un fenómeno aislado, este registro refleja las consecuencias de una gestión económica desordenada y de una gobernabilidad cada vez más frágil”.
Según Fortun, este deterioro reciente se explica, en gran medida, por tres factores inmediatos.
Primero, se refiere a “la incapacidad del gobierno” para garantizar la libre circulación de bienes, evidenciada en los prolongados bloqueos en las rutas hacia Cochabamba y Santa Cruz, organizados por sectores que exigían la inscripción de Evo Morales como candidato.
Estos cortes interrumpieron la cadena de suministro y provocaron escasez de alimentos e insumos básicos en el eje central del país.
Segundo, Bolivia sigue siendo altamente dependiente de bienes importados: desde insumos médicos hasta productos industriales y electrodomésticos. Con un tipo de cambio paralelo que se ha disparado muy por encima del oficial, el precio importado se ha multiplicado. El alza del dólar repercute directamente en el costo de vida, y la existencia de un mercado dual de divisas distorsiona aún más las señales económicas.
Tercero, el deterioro fiscal y monetario estructural ha erosionado los instrumentos de contención. “Sin reservas internacionales líquidas, con emisión monetaria sostenida y sin anclas creíbles, la economía boliviana ha entrado en una espiral inflacionaria difícil de revertir”, apuntó Fortun.
Panorama poco alentador para economía de Bolivia

Según Fortun, lo más preocupante es que “el final del túnel ni siquiera se intuye” para la economía boliviana.
A los desequilibrios internos se suma una coyuntura internacional que no da tregua: el repunte en los precios del petróleo encarece aún más las importaciones de combustibles, presionando las finanzas públicas y privadas.
“Pero el verdadero riesgo hoy es político. Con las elecciones presidenciales de agosto acercándose en medio de tensiones crecientes, bloqueos y disputas políticas, el país navega sin brújula”, opinó Fortun.
“No hay plan, no hay autoridad económica creíble, y el aparato estatal parece más enfocado en sobrevivir que en estabilizar. La inflación de junio es solo una señal más de una economía que se desmorona mientras el poder se disputa en las calles”, anotó.
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