“El Estado está siendo gobernado por empresas”: jurista alerta sobre democracia en EE.UU.

Según Katharina Pistor, profesora de Derecho en la Universidad de Columbia, el gobierno Trump pone en práctica el tipo de cambio de poder en el que empresas no solo influyen en los gobiernos, sino que asumen activamente sus funciones centrales.

Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta Platforms Inc., de izquierda a derecha, Jeff Bezos, fundador de Amazon.com Inc., Sundar Pichai, director ejecutivo de Alphabet Inc., y Elon Musk, director ejecutivo de Tesla Inc., durante la 60.ª investidura presidencial en la rotonda del Capitolio de Estados Unidos en Washington, DC, EE. UU., el lunes 20 de enero de 2025. Foto: Julia Demaree Nikhinson/AP Photo/Bloomberg
Por Daniel Buarque
17 de junio, 2025 | 10:51 PM

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Bloomberg Línea — Una escena de la toma de posesión de Donald Trump para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, el pasado 20 de enero, llamó la atención de la jurista e investigadora alemana Katharina Pistor, profesora de Derecho en la Universidad de Columbia.

En la primera fila del acto que inauguraba el nuevo gobierno, los asistentes destacados no eran los aliados políticos republicanos y familiares que normalmente ocupan ese espacio, sino consejeros delegados y empresarios, en concreto los que lideran las grandes tecnológicas, desde Elon Musk y Mark Zuckerberg a Jeff Bezos y Sundar Pichai.

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La escena era sintomática de lo que el jurista e investigador llama el “Nuevo Consenso de Washington”: en el que los gobiernos pasan a estar dominados desde dentro por las grandes empresas y a preocuparse especialmente por ellas, decía el profesor de la Facultad de Derecho de Columbia de Nueva York en un reciente artículo.

“El Consenso de Washington de los años 80 y 90 fue un movimiento crítico con el Estado que defendía que los mercados podían hacerlo todo mejor que cualquier gobierno”, señala Pistor en su resumen del conjunto de políticas económicas que pretendían resolver las crisis y encaminar a los países, especialmente a los emergentes, hacia un crecimiento sostenido.

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“El consenso condujo a una serie de privatizaciones y a la liberalización de las relaciones comerciales y, finalmente, de los flujos de capital. El Nuevo Consenso de Washington es diferente. El Estado es fuerte, pero está controlado por empresas privadas”, afirmó Pistor en una entrevista con Bloomberg Línea.

Pistor atribuyó el cambio a una confluencia de factores, entre ellos el fortalecimiento gradual del poder presidencial en Estados Unidos y otros países, así como a lo que denominó el “abrazo neoliberal a la idealización de las corporaciones y los CEO”.

La docente, especializada en Derecho Corporativo, Empresarial y de Operaciones, Derecho Internacional y Comparado, es autor de nueve libros: uno de los más recientes, The Code of Capital: How the Law Creates Wealth and Inequality (“El código del capital: cómo la ley crea riqueza y desigualdad”, en español), fue elegido uno de los mejores de 2019 por el Financial Times y Business Insider.

En conjunto, según Pistor, las grandes empresas y los poderosos CEO han dado lugar a una importante concentración de poder privado, sobre todo en el sector tecnológico. El desmantelamiento de la capacidad de aplicación de la legislación antimonopolio, argumentó, ha permitido a estas corporaciones acumular un poder desenfrenado.

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Esta consolidación de poder, afirmó Pistor, sería similar a una oligarquía, un término que el propio ex vicepresidente Joe Biden utilizó en un discurso poco antes de dejar el cargo. “Creo que es muy similar”, dijo, reconociendo el paralelismo entre su análisis y las preocupaciones de Biden.

Según ella, el nuevo gobierno Trump pone en práctica este tipo de cambio de poder en el que las empresas no solo influyen en los gobiernos, sino que asumen activamente sus funciones centrales.

Las corporaciones privadas, especialmente en los sectores financiero y tecnológico, han amasado un poder sin precedentes, que amenazaría la gobernanza democrática, afirmó.

“Cuando hablo de un ‘Nuevo Consenso de Washington’, básicamente digo que las empresas gobiernan el Estado”, advirtió. “Y la medida en que esto se está haciendo realidad desde la toma de posesión de Trump es mucho mayor de lo que imaginaba”.

A pesar de ver la influencia de las empresas de forma amplia, como el día de la investidura, el ejemplo más llamativo que señaló Pistor fue el creciente poder de Elon Musk sobre las operaciones centrales del gobierno estadounidense, especialmente en comunicaciones, exploración espacial e inteligencia artificial (IA).

El hombre más rico estuvo al mando del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge) durante algo más de cuatro meses, lo que le dio acceso a datos estratégicos del Estado estadounidense y poder sobre la maquinaria pública.

“Ver a Musk y a su equipo hacerse cargo de las operaciones centrales del gobierno de EE.UU. sucedió mucho más rápido y se adentró mucho más en el corazón del gobierno de lo que yo había previsto”, dijo Pistor, que concedió la entrevista antes de la reciente salida de Musk del gobierno.

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El presidente Trump y los riesgos para la democracia

Pistor admitió que su visión expresa una “visión oscura de EE.UU.”, temiendo que el régimen actual esté operando en ciertos casos fuera de los límites de la Constitución.

La jurista afirmó que el proceso actual refleja una antigua tensión entre democracia y poder corporativo. Para ella, las grandes corporaciones siempre se han gestionado como autocracias.

“Básicamente tienes un único líder al mando”, dijo. “Y Trump repite este mantra de querer ser un gobernante fuerte y centralizado. Siempre hemos tolerado este tipo de mentalidad y prácticas organizativas en las empresas, y ahora las están incorporando incluso gobiernos que se supone que son democráticos”, señaló.

La erosión de la democracia, según Pistor, no es solo el resultado de una administración, sino la culminación de décadas de expansión del poder presidencial.

“Esto no empezó ayer. Tampoco empezó solo con Trump”, explicó.

“Una de las cosas que hemos visto en la democracia estadounidense, tolerada y a veces respaldada por los juristas, es el fortalecimiento del poder presidencial. Cada presidente desde Reagan ha asumido más poder para gobernar por decreto”.

Esto, dijo, ha llevado a una creciente centralización del poder en la rama ejecutiva, a menudo justificada por el bloqueo político en el Congreso estadounidense.

El Tribunal Supremo estadounidense, añadió, también ha desempeñado un papel clave en la legitimación de esta concentración de poder.

“Ahora tenemos un Tribunal Supremo que avala este modelo, que cree que debe haber un Ejecutivo poderoso que dirija básicamente el país”, observó.

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Cambio global

La docente de Derecho también argumentó que la tendencia no es solo un problema de Estados Unidos, sino un fenómeno global con graves consecuencias geopolíticas.

Preguntada por América Latina, por ejemplo, donde el Consenso de Washington original tuvo un profundo impacto, destacó el potencial de una dinámica similar.

“Trump está creando un sistema global con menos interdependencia, y esto debería, en teoría, devolver más poder a los diferentes países. Pero tendrá un precio”, advirtió.

“Significa desmantelar un sistema de comercio global y quizás también un sistema financiero, lo que traerá dificultades económicas”, dijo.

Al mismo tiempo, señaló que las corporaciones estadounidenses han estado impulsando agresivamente su influencia en el extranjero, incluidos Brasil y Argentina.

“Trump apoyará a las empresas estadounidenses que vayan o estén en el extranjero y ganen poder en otros países. Habrá gente en otros países que intentará emular eso y utilizar el modelo estadounidense para legitimarlo”, dijo.

Como ejemplo de cómo deben reaccionar los países, Pistor citó la decisión del Tribunal Supremo de Brasil (STF) contra Musk en el caso del intento de X de desacatar una decisión del juez Alexandre de Moraes y, por extensión, del máximo tribunal del país.

“El ministro ha sido el último juez que realmente le ha dicho a Musk: ‘no puedes hacer esto’. Y demuestra que, en principio, el Estado sigue siendo soberano”.

La cuestión, dijo, es si los Estados reafirmarán su soberanía o permitirán que el poder corporativo quede sin control.

“Si el Estado sigue siendo soberano, establece las normas según las cuales las empresas pueden operar dentro de ese Estado. Y esta idea debe reforzarse si el objetivo es proteger sus democracias”.

El peligro, advirtió, es que el nuevo Consenso de Washington imponga su modelo económico y político a otras naciones, ya sea Brasil o incluso Europa.

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“La pregunta es: ¿tienen la resistencia, la voluntad política, el apoyo de la gente para decir: ‘vamos a cerrar Meta o Facebook en nuestro país si hacen esto’?”.

“Europa tiene la capacidad tecnológica, como muchos otros países, para desarrollar plataformas alternativas”, argumentó.

“Hay que ganarse el apoyo político para ello, lo que no es fácil. Pero la primera línea de defensa es decir: ‘estáis violando nuestros principios fundamentales, y no lo permitiremos’”.

Para Pistor, la cuestión es si la sociedad puede movilizarse contra este nuevo orden antes de que sea demasiado tarde.

“Hemos tolerado autocracias en forma de corporaciones durante siglos”, dijo. “Esto ha creado las bases para que estas autocracias desmantelen la democracia”.

Cree que el camino a seguir no es solo político, sino económico: “tenemos que pensar en cómo controlar el poder económico”.

La esperanza, dijo, reside en lo que ella llama la “vulnerabilidad” de las empresas tecnológicas.

“Nadie necesita estar en Twitter. Nadie necesita estar en Facebook”, observó.

“Viven de nuestros datos. Podemos quitarles esos datos si superamos esta adicción”. Si la gente reconoce el poder que tiene, sugirió, quizá pueda luchar contra la captura corporativa de la democracia.

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