Bloomberg Línea — El desplome de los precios del petróleo, que ha alcanzado mínimos de cuatro años, le juega una mala pasada al peso colombiano (COP), las exportaciones y las finanzas públicas, pues su cotización es la línea de partida para los cálculos que proyecta el Gobierno Nacional. Así, el Ejecutivo queda contra las cuerdas frente a la necesidad de reajustar sus cuentas fiscales.
Justo un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara una nueva fase de aranceles de la guerra comercial que vaticinó durante su campaña política, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) anunció la introducción de 411.000 barriles diarios adicionales en su producción combinada desde mayo.
Ello generó una reacción inmediata de los mercados: los futuros del Brent cayeron 6,5% (a US$61,99 por barril), y del 7,4% en el WTI (US$65,68 por barril).
A lo que se suma la revisión al alza de los pronósticos de Goldman Sachs: un barril Brent de US$62 y un barril WTI de US$58, bajo una advertencia, si se presentan más desequilibrios entre oferta y demanda, los precios podrían bajar todavía más.
Para Colombia, los coletazos que deja la caída del crudo están en tres frentes: el primero, las ventas externas. ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras) señaló que el petróleo representó el 30,3% de las exportaciones de Colombia, con lo que su caída se traduce en menores ingresos fiscales, un deterioro en la balanza de pagos y la depreciación del peso colombiano (COP) frente al dólar.
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Lo que incrementa la presión sobre las finanzas públicas en un escenario ya marcado por una elevada incertidumbre fiscal.
Al respecto, Javier Díaz, presidente de Analdex (gremio de los exportadores), le dijo a Bloomberg Línea que, sin lugar a duda, la situación petrolera va a afectar los ingresos por exportaciones minero-energéticas, “que ya venían con cifras negativas en los últimos tiempos, sumado al hecho de que el Gobierno colombiano tiene su enfoque en la transición energética”.
De igual forma, sostuvo que el golpe también se va a sentir en las cuentas fiscales, dado que el Gobierno había hecho cuentas con el barril de petróleo a US$80.
En los 11 primeros días del mes abril el billete verde ha vivido una alta volatilidad y, por primera vez en el año, ha estado a COP$20 de tocar la barrera de COP$4.500. Por cuenta de ese vaivén, y de los riesgos fiscales que persisten en Colombia, no se espera una cotización de la divisa por debajo de los COP$4.280 en el corto plazo.
Sólo en la última semana (al 10 de abril de 2025), la depreciación de la moneda colombiana se ubicaba en 4,17%.
Lo que añade presión al costo de vida y a las finanzas públicas. Más aún cuando esta semana la autoridad estadística de Colombia, el DANE, informó que la inflación anual se ubicó en 5,09% en marzo, una caída después de cuatro meses.
El IPC mensual fue de 0,52%, levemente por debajo de las expectativas del mercado financiero que rondaban 0,53%.
A pesar de ello, el indicador todavía está lejos de ubicarse en el rango meta del Banco de la República (de 2% a 4%).
En el frente de las finanzas públicas y teniendo en cuenta que los ingresos externos que recibe Colombia bajarán por cuenta de las ventas externas y el comportamiento de la tasa de cambio, “Colombia deberá ajustar expectativas fiscales y de ingresos externos”, dice la Asociación. Con un riesgo: mayor incertidumbre económica y presión sobre la inversión pública.
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Lo anterior sucede en medio del análisis que hace el Ministerio de Hacienda, que está estrenando a Germán Ávila Plazas como jefe, con respecto a si es necesario, o no, un nuevo recorte presupuestal del monto decretado para 2025 (COP$523 billones). El centro de investigación económica y social, Fedesarrollo, por ejemplo, ha insistido en la urgencia de que esa cartera recorte al menos COP$28 billones para cumplir la Regla Fiscal.
Pronunciamiento al que se ha unido el CARF (Comité Autónomo de la Regla Fiscal), que refirió que a finales de 2024 se evidenció una caída significativa en la posición de caja en pesos del GNC (Gobierno Nacional Central) que, según datos de la Tesorería Nacional, los depósitos en el Banco de la República cerraron 2024 en COP$3,7 billones, una cifra inferior al promedio histórico (COP$13,6 billones).
El Comité resaltó que, si no se implementan medidas correctivas, esta situación podría derivar en presiones de liquidez en 2025 y años posteriores.
Desde una perspectiva geopolítica, el giro estratégico de la OPEP puede interpretarse como una respuesta coordinada frente a las tensiones comerciales impulsadas por Estados Unidos, agrega la Asociación Nacional de Instituciones Financieras. Así, al acelerar el aumento de su producción, los países de la Organización buscan no sólo estabilizar los precios del petróleo, sino también reafirmar su influencia frente al crecimiento sostenido de la producción de petróleo no convencional en Norteamérica.
Bloomberg Línea consultó al Ministerio de Hacienda sobre si están evaluando reajustar las cuentas fiscales, pero no fue posible obtener una respuesta.