Bloomberg Línea — La economía colombiana perdió tracción en agosto y encendió las alarmas sobre la sostenibilidad de su recuperación. Según la autoridad estadística del país (DANE), la actividad económica creció 2,0% anual.
VER MÁS: FMI ve panorama “complejo” en Colombia y advierte nuevamente sobre riesgos fiscales
En su serie ajustada por estacionalidad, el avance fue de 1,8% anual, el más bajo del año. “El ISE creció 1,98% anual en agosto, muy por debajo de las expectativas del mercado (3,3%) y de nuestra estimación (3,6%)”, señaló Credicorp Capital en su más reciente reporte macroeconómico.
Este freno toma por sorpresa a los analistas, pues se esperaba que el segundo semestre consolidara una recuperación más firme tras el descenso de la inflación y la leve reducción de tasas de interés. Sin embargo, los datos muestran que la expansión del consumo privado empieza a agotarse, mientras los sectores productivos enfrentan un entorno más débil.
El motor pierde potencia
Tanto el centro de pensamiento ANIF como Davivienda Corredores coincidieron en que las actividades terciarias —comercio, transporte, alojamiento, administración pública y entretenimiento— fueron las únicas que sostuvieron la economía en agosto.
ANIF destacó que estas ramas crecieron 3,3% anual, impulsadas por el comercio minorista y los servicios públicos. “Las actividades terciarias continúan liderando el crecimiento, principalmente por el comercio minorista que sigue siendo impulsado por la demanda de bienes durables por parte de los hogares”, explicó ANIF.
No obstante, la dinámica del consumo responde a factores transitorios. De acuerdo con Davivienda, las ventas del comercio minorista han estado “impulsadas por la recuperación del gasto de los hogares, favorecida por menores tasas de interés frente al año anterior, la entrada récord de remesas y un mercado laboral robusto”. Pero el banco advierte que este impulso podría no sostenerse en el tiempo.
El crecimiento acumulado del año (enero-agosto) fue de 2,6%, aún por encima del 1,4% registrado en 2024. Pero la lectura mensual encendió señales de advertencia: la variación secuencial frente a julio fue negativa, de -2,1%, lo que marcó el peor registro en 25 meses.
Frenos de la economía
Mientras los servicios empujan, las actividades secundarias y primarias se hunden. La construcción volvió a territorio negativo, con una contracción de 0,6% anual, afectada por la caída del licenciamiento y la menor producción de concreto. Según Davivienda, “en agosto se licenciaron 1,5 millones de metros cuadrados para construcción, un decrecimiento del 15,1% anual”, mientras que la producción de concreto se redujo 10%.
VER MÁS: PIB de Colombia 2025: consumo resiliente, inversión débil y dudas sobre sostenibilidad
La industria manufacturera logró un leve crecimiento de 1% anual, con 22 de los 39 subsectores en expansión, “ligeramente por encima del promedio de la última década”, según el informe de Davivienda. Pero este avance fue insuficiente para contrarrestar el desplome de la construcción.
En el frente minero-energético, la situación tampoco mejora. ANIF destacó una caída de 2% anual en las actividades primarias, encabezada por la minería, donde “disminuyó la producción de carbón en vista de cierres y conflictos sociales que dificultaron la operación”.
También se redujo la producción de gas, “en respuesta a la menor demanda por parte de las termoeléctricas y la industria”.
El auge del comercio comienza a enfriarse
El comercio minorista fue el principal motor del mes, con un crecimiento de 5,8% anual, impulsado por la compra de automóviles, motocicletas y celulares. Sin embargo, los analistas prevén que el repunte no será sostenible en los próximos meses.
“Aunque el consumo privado presenta algunos riesgos al alza, la importante caída de los datos mensuales nos recuerda que esta exuberancia podría verse compensada por un ritmo más lento de recortes de tasas y el ruido regulatorio”, advirtió Credicorp Capital.
La entidad señaló que el gasto público y el consumo de los hogares siguen impulsando la economía, pero en medio de “perspectivas nubladas en el frente fiscal”, lo que limita el margen para mantener el ritmo.
El dinamismo del consumo podría revertirse si la política monetaria no se flexibiliza con mayor rapidez o si la confianza del consumidor sigue cayendo.
Riesgos fiscales y tensiones externas
Credicorp Capital mantuvo su proyección de crecimiento del PIB de 2,3% para 2025, reflejando la debilidad del segundo semestre.
El informe advierte que el contexto político y externo podría agravar el enfriamiento: “Las crecientes tensiones entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, que podrían dar lugar a aranceles más altos, nos llevan a permanecer cautelosos”, sostuvo.
La firma también alertó sobre el impacto de una eventual nueva reforma tributaria, cuya discusión avanza lentamente en el Congreso, y sobre la incertidumbre política a medida que se acercan las elecciones de 2026.
VER MÁS: Consumo interno e innovación sectorial: así va el crecimiento colombiano en tiempos de incertidumbre
Estos factores, sumados al ruido regulatorio y al lento ritmo de recortes de tasas, podrían restringir la inversión privada y el consumo.
ANIF, por su parte, subrayó que el buen desempeño del sector público —que creció 3,2% anual— no debe interpretarse como una tendencia sostenible.
“La administración pública incidió por el pago del retroactivo a entidades de la rama judicial y por la vinculación de personal por las elecciones de los Consejos de Juventud”, indicó el centro de estudios, recordando que se trata de impulsos temporales.
El reto para el Banco de la República
Aunque el Banco de la República ha reducido gradualmente su tasa de política hasta 9,25%, los analistas prevén que el ciclo de recortes será más lento de lo esperado, ante presiones cambiarias y fiscales.
Esto implica que el crédito seguirá siendo costoso, afectando tanto a hogares como a empresas. La moderación monetaria y la mejora del ingreso disponible no han logrado reactivar la inversión ni la construcción.
Además, la proximidad de los comicios de 2026 y la volatilidad política agregan un elemento adicional de incertidumbre para el sector privado.
Un sólo motor
El panorama general deja un mensaje claro: la economía colombiana sigue dependiendo en exceso del sector terciario.
Los servicios, el comercio y el gasto público han sostenido el crecimiento en 2025, pero la industria, la construcción y el sector minero siguen rezagados. Davivienda resumió el escenario al afirmar que el resultado de agosto “representa la variación más baja del año y un cambio de dirección al terreno negativo”.
En conjunto, la lectura de los tres revela una economía que crece, pero cada vez con menor vigor.
Fatiga en el consumo
El impulso del consumo privado, que había sido el salvavidas de la recuperación económica, empieza a mostrar signos de agotamiento. La combinación de crédito costoso, menor inversión, debilidad exportadora y tensiones políticas configura un entorno de crecimiento bajo y heterogéneo.
VER MÁS: Colombianos perciben mejor su economía, aunque siguen cautelosos con grandes compras
Los analistas proyectan que Colombia cerrará el año con una expansión cercana al 2,3%-2,5%, muy por debajo del potencial de largo plazo.
Como concluyó Credicorp Capital, “el dinamismo reciente podría verse opacado por un entorno más restrictivo en política monetaria y comercial”.









