Bloomberg Línea — La reforma laboral impulsada por el Gobierno de Gustavo Petro, actualmente en discusión en el Congreso, promete transformar el mercado laboral colombiano con medidas que, aunque buscan dignificar el trabajo, generan preocupación en el sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes).
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Si bien la iniciativa se presenta como una apuesta por la formalización, la dignificación del trabajo y la estabilidad laboral, expertos y empresarios del sector advierten que su implementación, sin un enfoque diferenciado, podría golpear con dureza a la base del aparato productivo colombiano: las pymes.
Éstas, de acuerdo con los últimos indicadores de Confecámaras, representan más del 91,8% de las empresas en Colombia y generan aproximadamente el 80% de los empleos formales.
Según Alexander Grajales, gerente general de Soluciones Legales, firma especializada en consultoría jurídica corporativa, “el proyecto actual de reforma introduce elementos que incrementan los costos laborales de manera significativa, sin que existan mecanismos proporcionales de alivio para este tipo de empresas”.
Entre las medidas más críticas se destacan:
Ampliación del recargo nocturno: pasaría a pagarse desde las 7:00 p.m. y no desde las 9:00 p.m., lo que impactaría a sectores con jornadas vespertinas o turnos rotativos.
Aumento del recargo dominical y festivo: subiría del 75% al 100%, afectando principalmente a los sectores de comercio, turismo y servicios.
Restricciones al uso de contratos por obra o a término fijo: lo que obligaría a muchas empresas a vincular a sus trabajadores mediante contratos a término indefinido.
Mayores indemnizaciones por despido: con la eliminación de topes, lo que aumentaría el riesgo financiero, especialmente en épocas de baja productividad.
“La estructura actual de muchas pymes no resistiría esta carga sin un programa de acompañamiento, incentivos tributarios o una implementación gradual”, advierte Grajales, quien, además, dice que, de lo contrario, lo que se verá es más informalidad y menor contratación.
Esto lo confirma un análisis hecho por el Banco de la República, que señala que los cambios en la jornada nocturna y el pago de horas extra podrían llevar a la pérdida de hasta 450.000 empleos
Aumentar sus obligaciones laborales sin ofrecer compensaciones claras ni periodos de adaptación podría llevar, de acuerdo con abogados de la firma a una reducción de personal o congelación de contrataciones; aumento de la tercerización vía empresas temporales, para esquivar las rigideces del sistema o mayor uso de figuras como prestación de servicios, alejando aún más a los trabajadores de la formalización.
Incluso medidas orientadas a promover la igualdad, como la contratación formal obligatoria de pasantes del SENA —con pago del 100 % del salario mínimo y todas las prestaciones de ley— podrían terminar desincentivando la formación práctica de los jóvenes si no se subsidia dicha carga.
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“Para que la reforma funcione y no destruya empleos ni desincentive la formalidad, debe contemplar un enfoque de escalonamiento. No se puede aplicar la misma lógica regulatoria a una pequeña empresa que a una multinacional”, plantea Grajales.
En ese sentido, desde la firma proponen varias medidas: crear incentivos fiscales o parafiscales para quienes contraten formalmente bajo los nuevos parámetros; implementar programas de asistencia técnica gratuita para pequeñas empresas en gestión laboral y cumplimiento normativo; establecer regímenes laborales diferenciales según el tamaño empresarial, reconociendo la diversidad del tejido productivo; y diseñar una implementación por etapas que permita a las pymes adaptarse sin poner en riesgo su operación ni su viabilidad.
Lo claro es que, en la teoría, la reforma promete mayor estabilidad laboral, reducción de la rotación, mejor ambiente de trabajo, disminución de demandas y mayor productividad. Pero en la práctica, estos beneficios solo se materializarán si el sector empresarial logra sobrevivir y fortalecerse.
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“Mejorar la calidad del empleo es loable, pero eso solo es posible si las empresas pueden operar, contratar y crecer. No se puede dignificar el trabajo desde la quiebra del empleador”, dice Grajales.
De aprobarse sin ajustes, la reforma laboral podría convertirse en una camisa de fuerza para el crecimiento del empleo en las pymes, que ya representan el 35% del PIB nacional, dice el experto.