Falta de exploración de nuevas fuentes de gas pasa factura en tarifas e importaciones

El Gestor del Mercado de Gas Natural, de la Bolsa Mercantil de Colombia, señaló la imposibilidad de cubrir la demanda interna con producción propia

Ecopetrol SA Refinery Following The State-Run Company's Spill In Santander Province
01 de marzo, 2025 | 05:00 AM

Bogotá — En Colombia se ha reducido la inversión en exploración de gas y se han limitado los incentivos para la perforación de nuevos pozos, lo que ha llevado a que la oferta local no logre responder a la creciente demanda. Lo que tiene como consecuencia el aumento de importaciones de gas natural licuado y el aumento de las tarifas.

Así lo advierte un reciente de informe de ANIF, que indica que entre 2022 y 2023, las reservas probadas de gas en Colombia disminuyeron un 17,75%, pasando de 7,2 a 6,1 años de autosuficiencia, continuando la tendencia a la baja desde 2017.

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Asimismo, que la reducción de las reservas no es un fenómeno repentino, sino el resultado de decisiones y omisiones en materia de política energética. “Este déficit estructural ha derivado en la necesidad de buscar fuentes externas de suministro, con las implicaciones económicas que ello conlleva”.

De acuerdo con Analdex, del lado de los minero energéticos, más allá de las importaciones de gasolina en 2024 (US$1.975 millones, caída de 19,7%), sobresalió el crecimiento de más de 117% de gas natural licuado, al pasar de US$400,7 millones en 2023, a US$870,5 millones en 2024. Este fue importado desde Estados Unidos (US$706 millones, aumento de 89.5%), Trinidad y Tobago (US$127,9 millones, incremento de 356,3%) y Reino Unido (US$36,5 millones, en 2023 había sido US$570).

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El Gestor del Mercado de Gas Natural, de la Bolsa Mercantil de Colombia, también advirtió sobre esta situación. En su análisis de disponibilidad para 2025, publicado en octubre de 2024, señaló la imposibilidad de cubrir la demanda interna con producción propia.

Dicho informe reportó faltantes de contratación con firmeza de 36.105 MBTUD (Millones de Unidades Térmicas Británicas), lo que significa que el 4% de la demanda nacional de gas para 2025 no contaba con cobertura.

ANIF resalta que frente a este panorama, la importación del hidrocarburo era inevitable y que si bien Colombia ha importado gas desde 2016, esta es la primera vez en 45 años que se realizan importaciones de gas natural licuado específicamente para suplir el consumo interno. Con lo que el déficit de producción (PTDVF) es y será compensado parcialmente por importaciones (CIDVF) en el horizonte cercano.

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“Producto de las importaciones, empresas como Vanti y EPM han ajustado sus tarifas debido a los mayores costos asociados a la compra de gas en mercados internacionales y al aumento en los costos de transporte dentro del país”.

A lo anterior se suma que durante las últimas décadas, la expansión del acceso al gas natural ha permitido mejorar la calidad de vida de millones de familias, en especial las de menores ingresos, al brindar una fuente de energía al GLP o la leña, puntualiza el centro de pensamiento.

Asimismo, enfatiza que la crisis actual pone en riesgo estos avances, ya que el aumento en las tarifas puede dificultar el acceso a este recurso esencial para los sectores más vulnerables.

Ahora bien, el impacto no se limita al consumo residencial, sino que también afecta al tejido productivo del país. Sectores que tienen el gas como insumo clave, tales como el manufacturero, el agroindustrial y el energético, enfrentan ahora mayores costos de producción, lo que puede comprometer su operación e incluso aumentar el precio de sus consumidores finales.

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Esto genera un efecto en cadena que compromete la estabilidad de precios en un momento en el cuál es país sigue luchando para reducir su tasa de inflación, especifica ANIF.

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Y concluye mencionando que es imperativo que el país no solo reaccione con medidas paliativas como la importación, sino que adopte decisiones estructurales para garantizar la seguridad energética a largo plazo.

De lo contrario, si no se toman medidas oportunas en términos de exploración, desarrollo de nuevas fuentes y optimización del mercado del gas, el problema, refieren, podría intensificarse en los próximos años con consecuencias aún más profundas para la economía y la sociedad en su conjunto.