Bloomberg Línea — La inflación en Colombia siguió su senda ascendente en agosto de 2025 y los alimentos volvieron a ser los principales responsables. Según el Departamento Nacional de Estadística, este grupo fue el de mayor incidencia en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Productos básicos como el arroz, la carne de res, el pollo y las hortalizas encabezaron las alzas.
El repunte coincide con la discusión de la nueva reforma tributaria presentada por el Gobierno, que busca recaudar más de COP$26 billones en 2026. En la exposición de motivos, el Ministerio de Hacienda reconoce que “las medidas contempladas en el presente Proyecto de Ley de Financiamiento podrían generar presiones al alza sobre la inflación”, a través de aumentos directos en bienes de consumo y de mayores costos en insumos productivos.
La combinación de precios más altos de los alimentos y la aplicación de nuevos impuestos plantea un reto adicional para la política económica: estabilizar la inflación mientras se consolidan las finanzas públicas.
El peso de los alimentos en la inflación
El informe del IPC de agosto muestra que la carne de res subió 2,8% frente al mes anterior, el pollo 1,5% y el arroz 1,2%. Las hortalizas tuvieron un incremento de 3,4%, impulsado por choques climáticos en regiones productoras. En conjunto, la inflación mensual de alimentos fue de 0,45%, llevando la variación anual a 6,3%.
El impacto es más fuerte sobre los hogares de menores ingresos, dado que destinan una proporción mayor de su gasto a alimentos. La presión también proviene de costos de transporte y distribución, un componente clave en el traslado de bienes básicos a las ciudades.
Reforma con efectos en la inflación
El Gobierno admite que “las medidas relacionadas con la revisión del gasto tributario regresivo en IVA tendrían un efecto agregado de hasta 0,44 puntos porcentuales sobre la inflación de 2026”. La exposición precisa que 0,35 puntos se generarían por el canal directo y 0,09 por el indirecto.
Aunque los impactos serían transitorios, Hacienda reconoce que “los efectos inflacionarios relacionados con las medidas propuestas tendrían un impacto de única vez sobre los precios de las subclases afectadas”. El cálculo oficial incluso contempla un rango mayor: la reforma podría añadir hasta 1,1 puntos a la inflación, dependiendo de la transmisión de impuestos al consumidor.
Diferencias por estratos socioeconómicos
El efecto inflacionario no será homogéneo. Según el Ministerio, “por nivel de ingreso, la medida tendría impactos de menor magnitud sobre los hogares pobres y vulnerables”, dado que los bienes gravados tienen menor peso en su consumo. En estos hogares, los combustibles y vehículos representan solo 1,3% y 2,6% de la canasta, respectivamente.
En cambio, para los hogares de ingreso medio y alto, la participación de estos rubros asciende a 5,2% y 8,6%. Así, el impacto del alza de combustibles y vehículos será relativamente mayor en los estratos altos, aunque los hogares pobres enfrentarán el efecto indirecto vía transporte de alimentos y bienes básicos.
Productos de la canasta bajo presión
La exposición de motivos enfatiza que el alza en combustibles tendrá un efecto inmediato sobre la logística: “es importante resaltar que el ACPM constituye un insumo fundamental para actividades productivas como el transporte de carga y de pasajeros, el sector agropecuario y la industria”. En consecuencia, bienes como arroz, carne y pollo podrían registrar aumentos adicionales al verse afectados por mayores costos de distribución.
Otro grupo vulnerable son los bienes gravados directamente en la reforma. El documento señala que el nuevo esquema de impuestos al consumo, que incluye bebidas alcohólicas y tabaco, generará un recaudo de más de COP$7,8 billones en 2026. El Gobierno admite que esto “podría generar presiones inflacionarias puntuales”, aunque se justifica en su carácter correctivo y en los beneficios para la salud pública. Solamente durante agosto esta categoría subió 0,59%.
Inflación transitoria o persistente
El Ministerio subraya que “los efectos presentados pueden interpretarse como una cota máxima del impacto, teniendo en cuenta que asumen que se da una transmisión completa de los precios de producción a los precios finales de los consumidores”. Además, se aclara que estudios recientes indican que los aumentos en el IVA se trasladan solo entre 32% y 40% a la inflación de los hogares.
En ese sentido, el Ejecutivo plantea que las alzas serán transitorias y de una sola vez. El riesgo, sin embargo, es que coincidan con un escenario de alimentos en ascenso, lo que podría consolidar un periodo prolongado de inflación por encima de la meta del banco central colombiano que es de 3% con un rango de tolerancia de entre 2% a 4%, es decir, 210 puntos por encima del nivel actual.
El dilema fiscal e inflacionario
La exposición de motivos recuerda que “posponer este proceso no solo agravaría los desequilibrios fiscales, sino que limitaría el margen de maniobra futura del Estado”. El Gobierno apuesta a que la reforma refuerce la sostenibilidad de las finanzas y financie inversión en infraestructura, educación y salud, aun cuando implique un choque inflacionario inicial.
En el corto plazo, los hogares enfrentarán un aumento en los precios de alimentos y bienes gravados, mientras que en el mediano plazo el Ejecutivo confía en que los beneficios de mayor inversión compensen el costo. La tensión entre la urgencia fiscal y la estabilidad de precios marcará el pulso económico en lo que resta del año y en 2026.