Bloomberg Línea — A menos de dos meses de que termine el 2025, tanto el banco central colombiano como los equipos de investigaciones económicas del sector financiero pronostican una inflación anual mayor y un crecimiento menor del PIB.
“Se mantiene una alta incertidumbre sobre el aumento futuro de los precios, debido especialmente a la magnitud del incremento del salario mínimo para 2026, a los movimientos futuros de la tasa de cambio, y a los ajustes en las tarifas de energía y gas“, señala el más reciente Informe de Política Monetaria del Banco de la República.
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A lo que añade además posibles impactos de los conflictos geopolíticos y las tensiones comerciales.
El banco central colombiano proyecta así una convergencia más lenta hacia la meta de inflación del 3%. Con lo que cambió sus proyecciones de inflación donde prevé una inflación del 5,1% al cierre de 2025, un dato superior al proyectado en su informe anterior (4,7%).
Además, proyecta que para el cierre de 2026 la inflación se ubicará en 3,6%, por encima del 3,2% estimado en el documento anterior.
Coincidiendo con esa expectativa, el equipo de investigaciones económicas del Banco de Bogotá señala que la inflación finalizará 2025 nuevamente por encima del 5%, e incluso superando la de 2024 (5,2%). Esto, ya que no se anticipan señales de moderación de la demanda interna, algún aumento significativo de la oferta agrícola, ni cambios sustanciales en las tarifas de regulados y algunos servicios.
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En su informe, el Emisor indica que la inflación en septiembre fue mayor a la esperada por sorpresas en los precios de los alimentos (en mayor medida), los bienes y los servicios. Esto, a pesar de un precio del dólar más bajo de lo estimado.
“Los precios aumentaron más de lo esperado durante el tercer trimestre. Sin embargo, se sigue esperando que en 2026 la inflación se reduzca y se sitúe en el rango entre 2% a 4%, y continúe acercándose a la meta del 3%", dice el documento, “pero a un ritmo algo más lento. Se estima que la inflación se ubique en 5,1 % a finales de 2025 y en 3,6 % en diciembre de 2026”.
Cómo se moverá la actividad económica en Colombia
“La economía colombiana, desde hace varios trimestres, está impulsada desde adentro: liderada por la demanda interna. El gasto de los hogares tomó la delantera y el consumo público acompañó“, explicó Mauricio Hernández-Monsalve, economista de BBVA Research para Colombia.
A lo que agregó que la inversión dejó de restar gracias al repunte de maquinaria y equipo, aunque la construcción continúa rezagada. “En el lado de la oferta, los servicios intensivos en empleo, como comercio, transporte y afines, son el motor visible; agro e industria avanzan con más moderación y la minería permanece débil”, señaló Hernández-Monsalve.
Con base en este panorama, BBVA Research proyecta un crecimiento del PIB nacional de 2,5% en 2025 y estima que la inflación cerrará este año en 5%.
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En actividad económica, el banco central colombiano pronostica un crecimiento del 2,6% en el PIB en 2025, siendo menor al 2,7% proyectado anteriormente, mientras que mantiene estable su pronóstico de crecimiento para 2026 (2,9%).
Consumo de los hogares al alza
En cuanto al consumo de los hogares, el BanRep señaló que sigue aumentando en medio de un alto nivel del empleo, del mayor ingreso disponible, de una importante entrada de remesas que envían los colombianos residentes en el exterior, de los buenos ingresos sostenidos de la actividad cafetera y de una mayor confianza de los consumidores.
Sobre este punto, BBVA Research especificó que hay cuatro factores que estarían alentando el consumo en Colombia. El primero, una menor mora de consumo que podría habilitar el repunte del crédito, toda vez que la brecha de tasa de interés de consumo con la de política está en mínimos.
El segundo es la menor carga financiera: el servicio de la deuda cae frente al ingreso y libera capacidad para gasto y endeudamiento.
Un tercer factor es que la apreciación del peso colombiano (COP) mejora el poder de compra; efecto acotado por el deterioro reciente de la confianza del consumidor. Y un último factor son los ingresos no convencionales, que se ven reflejados en contratos públicos canalizados localmente y con asociaciones colectivas o populares, externos e ilegales.









