Bloomberg Línea — Intel Corp (INTC) trasladará las operaciones de la planta de Ensamble y Prueba (ATM, por sus siglas en inglés) de Costa Rica a sitios más grandes en Vietnam y Malasia, anunció el jueves su CEO Lip-Bu Tan en un memorando.
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La compañía planea reducir su fuerza laboral global en un 15%, con el objetivo de cerrar el año con una plantilla de alrededor de 75.000 empleados, respecto de los 99.500 empleados de 2024.
La multinacional estadounidense tiene más de 27 años de presencia en el mercado costarricense. Para 2024, empleaba a más de 3.400 personas, de acuerdo con datos en su sitio web.
Su nuevo presidente ejecutivo, quien asumió el cargo en marzo, trabaja para revivir la fortuna del fabricante de chips en apuros que ayudó al ascenso de Silicon Valley, pero que se ha quedado atrás de rivales como Nvidia Corp (NVDA) y Advanced Micro Devices Inc (AMD), beneficiados por la inteligencia artificial.
La empresa también ha decidido desechar proyectos planificados previamente en Alemania y Polonia; mientras que en Estados Unidos, dijo que ralentizará “aún más” la construcción de una planta de semiconductores en Ohio.
“Sé que los últimos meses no han sido fáciles. Estamos tomando decisiones difíciles pero necesarias para racionalizar la organización, impulsar una mayor eficiencia y aumentar la responsabilidad en todos los niveles de la empresa”, escribió Tan a sus trabajadores.
Empleos en riesgo
Aunque la empresa no especificó el número de trabajadores costarricenses afectados tras el cierre de la planta de manufactura, Juan Ignacio González Arias, Managing Partner de CIHubs, advirtió que el cierre de la planta de manufactura implicaría la pérdida de 1.400 empleos calificados, además de afectar a una red de aproximadamente 4.500 proveedores locales vinculados a esta operación.
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Esta sería la segunda ocasión en que Intel reduce significativamente su operación de manufactura en Costa Rica. En abril de 2014, la compañía cerró su planta de ensamble y prueba y trasladó esas funciones a Asia. Siete años después, en septiembre de 2021, la empresa reactivó esa operación manufacturera con una inversión inicial de US$350 millones, que posteriormente se amplió, y retomó la producción local.
Según González, quien compartió su punto de vista vía Facebook, este movimiento refleja una visión más cruda y realista del nuevo liderazgo de Intel, que ha reconocido que la compañía ya no figura entre las diez principales del sector de semiconductores. “La operación de Costa Rica es muy sensible a este nuevo realismo corporativo, y ya hoy nos estamos dando cuenta”, dijo.
En ese contexto, advirtió que el país debe revisar con urgencia su clima de competitividad, incluyendo reformas como la jornada laboral 4x3, para evitar más salidas de multinacionales.
Por su parte, Sergio Capón, presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), dijo que han sido convocados a una reunión con representantes de Intel el martes 29 de julio para abordar sobre el anuncio del cierre de la planta, y esperan que esa conversación les “permita tener una mejor perspectiva sobre la evolución de sus operaciones y el contexto global en el que se enmarca este ajuste”.
En el segundo trimestre, los ingresos de Intel ascendieron a US$12.900 millones, con pocos cambios respecto al año anterior. El porcentaje de ventas restantes después de excluir el costo de producción, fue del 30%, es decir, cerca de la mitad de lo que era cuando los chips de la compañía dominaban el mercado de centros de datos.
Por su lado, Nvidia, que domina el mercado de chips para la computación de IA, tiene márgenes superiores al 70%.