Bloomberg Línea — Si los factores que están presionando la caída global del dólar estadounidense persisten, es posible que su estatus como moneda refugio se siga erosionando y que los inversores empiecen a diversificarse más y se alejen de esa moneda, como ya se ha visto este segundo trimestre con el euro, dijo en entrevista con Bloomberg Línea Juan Ruiz, economista jefe para América Latina de BBVA Research.
Entre los factores de mayor peso en la debilidad global del dólar, Ruiz mencionó la creciente incertidumbre sobre la política comercial y fiscal de Estados Unidos. “Lo que hemos visto es que una mayor agresividad por parte de EE.UU. tiende a debilitar al dólar, sobre todo la incertidumbre por la política comercial”, advirtió en la entrevista.
A esto se suma el ruido en torno a algunas propuestas que podrían otorgar cierta “discrecionalidad” al gobierno estadounidense para imponer impuestos a ciertas inversiones foráneas en EE.UU.
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“Eso ha mellado un poco el estatus de refugio del dólar en casos de incertidumbre y turbulencia internacional”, indicó el economista jefe para América Latina de BBVA Research.
Tradicionalmente, en contextos de incertidumbre global, el dólar funcionaba como refugio inmediato para los inversionistas, pero ese patrón parece estar cambiando.
No obstante, el panorama no es del todo adverso para la moneda estadounidense, de acuerdo al economista.

El dólar podría recuperar terreno si desaparecen los riesgos de recesión en Estados Unidos o si la Reserva Federal adopta un tono más agresivo frente a una posible reactivación inflacionaria.
“Ahora mismo, contra las expectativas, si la Fed se muestra un poco más dura en términos de tratar de atajar posibles riesgos de un rebrote de inflación, por ejemplo por la imposición de aranceles, eso sería un apoyo para el tipo de cambio”, explicó.
Desde comienzos de año, el índice del dólar DXY ha perdido más 10% de su valor frente a una canasta global de monedas.
Aunque puntualmente frente a las monedas desarrolladas este retroceso es hasta del 15%.
A pesar de la actual debilidad del dólar, BBVA no ve una amenaza a corto plazo para su posición como moneda dominante, en tanto que por ahora “no hay un sustituto claro” para esa divisa como una moneda de depósito de valor internacional.
La escala global de los activos denominados en dólares aún no tiene comparación con el euro, el yen o la libra, según Juan Ruiz.
“Creo que para que eso se desarrolle necesitaríamos varios años, no sé si estamos hablando de 5 años, 10 años o 15 años”, dijo. “Es difícil hacer esa sustitución. No existe un stock de activos en otras monedas que pueda absorber la inversión internacional que hoy está en dólares”.
Aun así, advierten que, si los factores estructurales se mantienen y son persistentes, “posiblemente vayan empujando un poco más a los inversores a salir del dólar”.
Esa dinámica ya se ha empezado a observar en favor del euro e instrumentos de renta variable, según el economista jefe para América Latina de BBVA Research.
“Por ejemplo, cuando tú comparas la evolución de las bolsas en Europa frente a Estados Unidos, han seguido más o menos los picos y valles derivados de la incertidumbre que tuvimos en la política comercial en Estados Unidos, pero al final el repunte que hemos visto en las bolsas europeas ha sido mayor que el repunte que hemos visto a las bolsas estadounidenses”, dijo el economista.
Según explicó, detrás de esto hay un cierto interés de los inversores de desprenderse de algunos activos denominados en dólares y reequilibrar un poco más sus carteras, poniendo un poco más de peso en inversiones en acciones.
“Pero, como te digo, va a ser imposible que haya un trasvase total, pero sí ha habido un reacomodo de esas carteras en el segundo trimestre después de ver la incertidumbre de la política económica en Estados Unidos”, comentó.
El panorama para las monedas de Latinoamérica

Ruiz considera que el debilitamiento global del dólar es un factor que mueve el tablero para las divisas emergentes y que podría seguir impulsando su fortaleza.
No obstante, advierte que también “hay elementos idiosincráticos en cada país” que marcan el desempeño cambiario. En ese marco, prevé “alguna fortaleza en el segundo semestre” para varias monedas de la región, aunque con alta heterogeneidad.
Para el peso mexicano, el desempeño dependerá en buena medida de la evolución de la relación comercial con Estados Unidos. “Cuando hemos visto una reducción de esa retórica proteccionista por parte de Estados Unidos respecto a México-Canadá, claramente se ha transformado en una mayor fortaleza del peso”, dijo.
Sin embargo, anticipa episodios de volatilidad a medida que avance la revisión del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC.
Sobre el peso colombiano anticipa un tipo de cambio cercano a los COP$4.350–COP$4.370 por dólar hacia fin de año.
“Están aumentando esas preocupaciones por las perspectivas fiscales de Colombia, y lo que pueda significar en términos de calificaciones de riesgo”, lo que podría impactar el desempeño de la moneda, dijo.
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En Perú, Juan Ruiz consideró que el sol ha mostrado firmeza gracias al buen comportamiento de las cuentas externas y el precio favorable del cobre.
No obstante, advirtió que de cara al 2026 hay dudas por las elecciones generales de abril y la volatilidad que pueda desatarse en el tipo de cambio, “dependiendo de cómo vayan esa primera y segunda vuelta”, tal y como se experimentó 2021.
De otra parte, dijo que el real brasileño ha vivido “una montaña rusa” tras depreciarse un 21,37% en 2024, en un movimiento que estuvo ligado a las preocupaciones fiscales.
Este año el real es la moneda de mejor desempeño entre la principal cesta de divisas de la región (12,75%).
Esto respondería a un mayor compromiso fiscal y a la reacción del Banco Central frente a la inflación.
BBVA espera que el real cierre el año cerca de R$5,70 por dólar, “pero puede haber un sesgo a una mayor apreciación en la medida que se mantengan esos tipos de interés altos y la consolidación fiscal siga su curso”.
De otra parte, Ruiz considera que la eliminación del cepo cambiario en Argentina ha sido “un proceso exitoso”, sin introducir mucha volatilidad en el mercado cambiario.
Subraya como factor clave el acuerdo del FMI y la inyección de reservas internacionales: “Eso da confianza de que es un tipo de cambio que se puede sostener con flotación libre en el mercado”.
Aunque el tipo de cambio sigue apreciado en términos históricos, considera que “los fundamentales están ahí”.
Perspectiva para materias primas

BBVA prevé que el precio del barril de petróleo se mantenga en torno a US$65 en promedio durante los próximos dos años ante episodios de volatilidad derivados de tensiones en Oriente Medio.
“Felizmente, esa incertidumbre sobre lo que va a pasar en Oriente Medio no se ha trasladado finalmente en un impacto permanente sobre precios”, señaló.
Añadió que el balance actual muestra presiones al alza por el lado de la oferta y a la baja por el lado de la demanda mundial.
El cobre mantiene niveles elevados, lo que beneficia a Perú y Chile, y eventualmente también a Argentina cuando avancen sus proyectos mineros.
Según Ruiz, los precios han sido impulsados este año por una “demanda especulativa” en EE.UU. ante la amenaza de nuevos aranceles, así como por expectativas de estímulos económicos en China.
Si bien podría haber un leve ajuste a la baja en lo que queda de 2025, BBVA considera que el proceso global de transición energética seguirá impulsando la demanda. En el mediano plazo, esperan precios estables alrededor de US$4,20 a US$4,30 por libra.
Para la soja, BBVA mantiene su previsión de US$380 por tonelada en 2025 y 2026, con una leve moderación en precios por mejores perspectivas de cosecha y una menor demanda asociada a la desaceleración global. “Debería ser un precio de apoyo para Argentina, Uruguay, Paraguay y también para Brasil”, indicó Ruiz.
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