Bloomberg Línea — Seguir los pasos del hombre más rico del mundo, Elon Musk, y dormir apenas seis horas diarias, no lo hará más productivo. En cambio, dormir entre siete y nueve horas no sólo será provechoso para usted, sino también para la economía de su país.
Musk, el CEO de Tesla (TSLA), propietario de X y hasta ayer director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Estados Unidos, no duerme ni más ni menos de seis horas diarias, reveló en la cadena CNBC. Aunque sus hábitos podrían ser seguidos por quienes lo ven como un gurú de los negocios, la ciencia desestima que sean provechosos.
Si los argentinos, por ejemplo, durmieran entre siete y nueve horas diarias, es decir, lo recomendado para personas en edad productiva, el producto interno bruto (PIB) podría crecer 1,27%, según una investigación titulada Los costos y consecuencias económicas del (insuficiente) sueño: un estudio de caso en América Latina, publicada en The European Journal of Health Economics.
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“Se comprobó que el hecho de que Argentina sea culturalmente una sociedad de hábitos nocturnos influye negativamente en la cantidad y calidad del descanso necesario”, dice el informe en el que participaron investigadores y docentes de la Universidad de San Andrés en Buenos Aires. En el país, las personas duermen sólo 6,7 horas diarias en promedio.
Los investigadores siguieron un “modelo de generaciones superpuestas” (OLG) que, además de contemplar datos empíricos y características locales de la población argentina, abarca dos aspectos puntuales a través de los cuales no dormir lo suficiente podría afectar el crecimiento del PIB.
“Proponemos que el sueño insuficiente incide en la oferta de trabajo efectiva a través de la mortalidad y la productividad”, dice el reporte.
Por un lado, las muertes atribuibles al sueño insuficiente contribuyen a la reducción de la población en edad de trabajar y, por ende, impactan la fuerza laboral. Por otro, no dormir bien puede generar más probabilidades de contraer enfermedades, mayor ausentismo laboral y disminución de la productividad.
“Los individuos que duermen menos de las horas recomendadas son más susceptibles a enfermedades como la gripe y tienen un mayor riesgo de accidentes laborales”, dice el estudio. En la práctica, esto se traduce en más días perdidos por enfermedad en comparación con quienes sí duermen bien.
La investigación concluye que, si un trabajador duerme menos de seis horas, perderá 5,9 días anuales por enfermedad, mientras un empleado, que duerme de seis a siete horas sólo se excusará 3,75 días. El estudio toma un promedio de 250 días laborales al año.

La investigación, además, expone varios escenarios posibles: en el mejor de ellos, si todos los argentinos durmieran de siete a nueve horas, el PIB incrementaría en 1,27% y, en el peor de ellos, si todos los durmieran menos de seis horas, habría una disminución del 0,32% en el mismo indicador.
También hay un escenario intermedio: si todos los trabajadores que usualmente duermen menos de seis horas aumentaran el descanso a un rango entre 6-7 horas, el PIB crecería 0,20%.
Aunque en la región no hay más estudios de este tipo, a nivel global hay varios. Uno de ellos, que sirvió como base a los investigadores de la Universidad de San Andrés, fue elaborado con base en encuestas a más de 62.000 personas de 2015 a 2016 y expuso que el déficit de sueño representaba una pérdida económica del 1% al 3% del PIB a Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Alemania y Canadá.
¿Qué tan mal se duerme en Latinoamérica?
Una persona en edad productiva debería dormir mínimo entre siete y nueve horas al día, explica la doctora Natalia Mejía, coordinadora del Laboratorio de Neurociencias y Ritmos Circadianos de la Universidad de los Andes, a Bloomberg Línea.
Los ritmos circadianos son los cambios fisiológicos de una persona durante alrededor de un día y están supeditados a los ritmos de sueño y vigilia, así como de oscuridad y luz.
En ese sentido, cuando alguien no duerme bien, no sólo luce cansado y se siente irritado al día siguiente, sino que puede ver alterada su temperatura corporal y tensión arterial. Y la situación puede empeorar cuando el sueño insuficiente es crónico.
“Si cualquier célula del cuerpo se desincroniza debido a que los ritmos de sueño y vigilia están desincronizados, es decir, cuando no duermes bien, se desincronizan tus funciones fisiológicas”, explica Mejía. “La obesidad, el cáncer de seno, el cáncer de próstata, la resistencia a la insulina, la ansiedad, la depresión, están fundamentadas en las alteraciones del sueño y vigilia”.
Pero, ¿por qué hablar de estas enfermedades? Porque, no en vano, quienes investigaron el impacto del sueño insuficiente en el PIB de Argentina consideraron clave abordar la “mortalidad” y la “productividad”, asociadas a los trabajadores que se enferman por no dormir bien.
Entre las razones por las que las personas cada vez duermen menos sobresale la hiperconexión a dispositivos como celulares. “Las pantallas emiten luz azul y si estás expuesto a una luz azul a las ocho de la noche, la glándula pineal va a creer que es de día”, dice Mejía Gaviria.
En resumen, a mayor exposición al celular en las noches, más dificultad para dormir.
Lo que preocupa es que “la calidad de sueño en el mundo está en declive” y se debe, en buena medida, al scroll nocturno de las personas en el celular, según el informe Worldviews Survey 2025, elaborado por Worldwide Independent Network of MR (WIN), una asociación global de firmas independientes de investigación de mercado.
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En un sondeo practicado por WIN a 34.946 habitantes de 39 países, se comprobó que un 38% de los encuestados “rara vez”, “casi nunca” o “nunca” duerme bien.
“En 35 países, más de una cuarta parte de la población reporta tener problemas de sueño. Hong Kong encabeza la lista con un alarmante 59% de personas con mala calidad de sueño, seguido de Chile (56%), Brasil (52%) y Turquía (51%)”, revela el informe.

En contraste, los países donde menos del 25% de los consultados tiene dificultades para dormir son Indonesia (23%), Paraguay (19%), India (15%) y Vietnam (15%).
WIN, además, preguntó a los encuestados si alguna vez han dormido menos de lo necesario por quedarse despiertos hasta tarde usando su computador o su celular. Los resultados no fueron alentadores.
En Chile, el 77% de las personas respondió que “con frecuencia” y “a veces” trasnocha por usar el computador y el celular. A nivel latinoamericano le siguen México (69%), Argentina (66%), Ecuador (60%), Perú (57%) y Brasil (49%).
En Argentina, WIN adelantó el estudio a través de la consultora Voice, que, a su vez, detalló qué grupos poblacionales son los que duermen menos.
El sueño insuficiente es “particularmente alarmante entre las mujeres y los jóvenes de 18 a 24 años en Argentina —46% y 49% de los encuestados, respectivamente—, quienes presentan los mayores niveles de impacto”, dice la directora ejecutiva de Voice, Constanza Cilley. “Estos resultados destacan la urgencia de generar mayor conciencia sobre los efectos del uso excesivo de la tecnología en el descanso”.
Además del uso de celulares, el sueño se puede ver afectado por la vida social nocturna, que implica comer muy tarde, y el ejercicio nocturno, puesto que ambas alteran el “ritmo circadiano”, según la médica Mejía.
¿Trump les roba el sueño a mexicanos y centroamericanos?
Los investigadores de la Universidad de San Andrés aclaran que un limitante de su “modelo de generaciones superpuestas” es que parte de una hipótesis: que el sueño no está relacionado con las “fluctuaciones económicas futuras”, aunque, en la práctica, sí lo está.
“En teoría, las recesiones económicas podrían aumentar el porcentaje de personas que duermen inadecuadamente debido a preocupaciones por la seguridad laboral y estrés financiero”, dice el informe. “Por el contrario, en periodos de expansión económica, las personas podrían experimentar menos preocupaciones laborales”.
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Lo inquietante, sin embargo, es que una de las principales preocupaciones de los latinoamericanos es justamente la situación económica, de acuerdo con el Pressure Latam Groups 2025, un estudio adelantado por la consultora internacional de investigación de mercados Kantar Group con base en 15.000 entrevistas en nueve mercados.
Entre nueve preocupaciones por las que se les consultó a los encuestados, cuatro de ellas relacionadas tienen que ver con el ámbito financiero, cuatro con aspectos sociales y una con el ambiente. Los latinos aseguraron que su mayor intranquilidad es “mantener la fuente de ingresos”.
Los mexicanos (56%) y los ecuatorianos (56%) son los más preocupados por los ingresos. Luego siguen los chilenos (54%), centroamericanos (54%), colombianos (52%), brasileños (48%), bolivianos (47%), peruanos (47%) y argentinos (46%).

En México, la intranquilidad económica está asociada, hasta cierto punto, con el impacto de las actuales directrices políticas y económicas de Estados Unidos, evidencia el informe de Kantar Group. El 12% de los encuestados allí muestran aprehensión hacia las medidas del Gobierno presidido por Donald Trump.
“Tan solo en 2023, los mexicanos que viven en Estados Unidos enviaron a sus familias US$63,3 mil millones, lo que representa alrededor del 4,5% del PIB local”, sustenta la consultora. “Con políticas más duras en materia de inmigración, se teme que estas remesas disminuyan”.
El 9% de los centroamericanos también sienten recelo hacia la administración de Donald Trump en Estados Unidos y, específicamente, en Panamá, la cifra supera a México, con el 14%.