Bloomberg Línea — Naciones Unidas ha comenzado a monitorear a dos países de Latinoamérica por los riesgos de hambruna, en tanto que Haití sigue en un punto crítico como foco “de gran preocupación” junto a un grupo de países de África y Medio Oriente.
Bolivia y Colombia están bajo vigilancia de la ONU ante las condiciones actuales que dejan en vulnerabilidad a las poblaciones frente a los impactos del hambre, según se desprende de un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Haití está entre los territorios de “máxima preocupación” junto a Sudán, Palestina, Sudán del Sur y Malí, que ya tienen comunidades que enfrentan hambruna, están en riesgo de hambruna o enfrentan niveles catastróficos de inseguridad alimentaria aguda debido a la intensificación o persistencia de conflictos, crisis económicas y desastres naturales.
Entre tanto, Yemen, la República Democrática del Congo, Myanmar y Nigeria son ahora considerados como “focos de extrema preocupación que requieren atención urgente para salvar vidas y medios de subsistencia”.
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Otros focos identificados en el reporte incluyen a Burkina Faso, Chad, Somalia y Siria.
Puntualmente, sobre Haití, la FAO indica que el país se enfrenta a niveles récord de violencia de pandillas e inseguridad que están desplazando comunidades y obstaculizando el acceso a la ayuda.
Calcula que más de 8.400 desplazados internos “ya enfrentan niveles catastróficos” (Fase 5 de la CIF) de inseguridad alimentaria aguda en el área metropolitana de Puerto Príncipe para junio de 2025.
Otro grupo incluye a países que “aunque no se identifican como puntos críticos de hambre en este informe, merecen un seguimiento atento”.
Entre estos países que comenzaron a ser monitoreados figura Bolivia, en donde “se prevé que la inseguridad alimentaria aguda empeore durante el período analizado debido a la alta inflación sostenida y la disminución de las reservas internacionales”, según el informe.

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Estos factores seguirían erosionando la capacidad de importación y el poder adquisitivo de los hogares, limitando aún más el acceso a alimentos.
La inflación interanual en mayo llegó al 18,46% en Bolivia y tocó su mayor nivel en los últimos 34 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística boliviano.
Luis Fernando Romero Torrejón, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, explicó a este medio que si continúan los problemas de escasez de dólares y una divisa cara, falta de carburantes, mayor inyección de masa monetaria, especulación de productos, incertidumbre y volatilidad económica y política, y más conflictos sociales (bloqueos), la inflación anual 2025 podría llegar entre un 25 a 30%.
Desde Naciones Unidas también indicaron que también se espera escasez de combustible, lo que afectaría la actividad agrícola, reduciendo aún más la producción de maíz tras una cosecha por debajo del promedio en 2024.
“En octubre de 2024, 2,2 millones de personas (19% de la población) enfrentaban inseguridad alimentaria aguda, según la metodología CARI del PMA”, dice el reporte.
Entre tanto, en el caso de Colombia se estima que alrededor de 7,8 millones de personas (15% de la población) enfrentarán inseguridad alimentaria aguda y necesitarán asistencia urgente en 2025.
En el país, la violencia contra civiles podría agravar aún más la situación, de acuerdo al reporte. “A pesar de los esfuerzos de diálogo por la paz, la intensificación de la violencia provocó un fuerte aumento de los desplazamientos en los primeros dos meses de 2025, con importantes consecuencias para la seguridad alimentaria en las zonas afectadas”.
Hasta mediados de marzo de 2025, según datos del informe, más de 695.000 personas se habían visto afectadas por desplazamientos, confinamientos, restricciones de movilidad y desastres naturales.
“El hambre hoy en día no es una amenaza lejana; es una emergencia diaria para millones de personas”, dijo el director general de la FAO, QU Dongyu.
“Debemos actuar ahora, y juntos, para salvar vidas y salvaguardar los medios de vida. Proteger las explotaciones agrícolas y los animales de las personas para garantizar que puedan seguir produciendo alimentos donde viven, incluso en las condiciones más difíciles, no solo es urgente, sino esencial”, apuntó.
Según la FAO, en múltiples puntos críticos, la entrega de ayuda se ve considerablemente obstaculizada por el acceso humanitario restringido debido a la inseguridad, las trabas burocráticas o el aislamiento físico.
El organismo hizo un llamado a la solidaridad mundial en tanto que la grave escasez de fondos obliga a reducir las raciones de alimentos, “lo que limita el alcance de intervenciones nutricionales y agrícolas esenciales”.
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