Bloomberg Línea — La adjudicación de la operación de campo Sacha al consorcio chino-canadiense Sinopetrol, que tanta suspicacia generó en Ecuador la última semana, no llegó a buen término, según la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano.
Sinopetrol, que buscaba operar el principal campo petrolero ecuatoriano durante los 20 años, debía pagar una prima de US$1.500 millones para quedarse con la concesión máximo hasta las 21 horas del 11 de marzo. Sin embargo, el desembolso nunca fue realizado, razón por la que el negocio quedó en veremos, o lo que es peor, en ceros.
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“El comunicado del presidente lo dijo todo, acuérdense que era hasta ayer, a las 9 de la noche, con lo cual no hay nada más de qué hablar; sencillamente, el plazo se les venció”, dijo Manzano.
El comunicado al que hizo referencia la ministra de Energía y Minas fue publicado por el presidente Daniel Noboa el pasado 5 de marzo. En ese entonces, el mandatario no solo informó el plazo que tendría Sinopetrol para desembolsar los US$1.500 millones, sino que brindó detalles de lo que haría con ese rubro: invertirlo en seguridad, bienestar y salud.
La noticia fue celebrada por el expresidente Rafael Correa y algunos sectores sociales que denunciaron supuestas irregularidades en la concesión, aunque el Ministerio de Energía y Minas aseguró que en el proceso de adjudicación participaron compañías como Kuwait Petroleum Company, Bahreïn Petroleum Company, Saudi ARAMCO, Abu Dhabi National Oil Company y Ecopetrol de Colombia, la ANTEP lo descartó.
“Ha sido la gran presión popular la que ha logrado evitar el robo del siglo que Noboa había organizado en contra del pueblo ecuatoriano”, escribió el expresidente en X.
Su comentario no ha recibido respuesta del Gobierno.
¿Qué pasará con la joya petrolera ecuatoriana?
Campo Sacha, situado en Orellana, una provincia en la selva amazónica, llegó a generar 76.980 barriles diarios en 2024, equivalente al 16% de la producción petrolera en Ecuador y el 20% de este hidrocarburo explotado por Petroecuador, su propietaria.
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Más allá de las bondades de Sacha, el Estado no cuenta con los recursos necesarios para invertirle e incrementar su rendimiento, según el Gobierno de Noboa. Por eso, afirman, buscaba conceder la operación a Sinopetrol, un consorcio del que hacen parte Sinopec y la canadiense New Stratus Energy, a través de un contrato de participación por delegación directa durante 20 años, en los cuales la producción aumentaría hasta 100.000 barriles diarios.
“Mucho se ha dicho de Sacha que es la joya de la corona, pero lamento decirles que es una corona oxidada”, dijo la ministra de Energía, Inés Manzano una semana atrás.
Pero, ¿por qué generó tanta oposición la posible adjudicación del contrato? Porque el Estado recibiría entre un 19% y un máximo del 26,5% de la producción generada, cifra que no cayó bien en un sector de la opinión pública, como tampoco cayó bien en la Asociación Nacional de Trabajadores de las Empresas de la Energía y el Petróleo de Ecuador (ANTEP), así como en la Unión Nacional de Educadores (UNE) y la bancada opositora, cercana al expresidente Correa, de la Asamblea Nacional, que manifestaron públicamente su rechazo.
Fuera de los porcentajes sobre la producción generada, Sinopetrol también debía pagar al Estado de Ecuador por el uso del oleaducto.
“Al final, cuando se paguen impuestos, comercialización, el Estado con ese volumen de crudo va a recibir 82% de beneficio que genera el campo”, según el viceministro de Hidrocarburos, Guillermo Ferreira.
En la actualidad, campo Sacha deja alrededor de US$1.928 millones brutos para el Estado, además de US$1.750 millones de renta, si se descuentan los costos de producción asumidos por la estatal Petroecuador, aunque no hay un estimado de cuánto le generará anualmente en caso de ser concedido a Sinopetrol. La razón: dependerá del valor del precio por barril con base en el West Texas Intermediate (WTI); con base en ello, será del 19% y un máximo del 26,5% de la producción.