¿Quién es Marco Rubio y qué esperar de su visita a Ecuador?

La llegada del secretario de Estado de EE.UU. para reunirse con el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, genera expectativa en la opinión pública. Estas son las razones.

En la foto: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y una de sus manos derechas, el secretario de Estado, Marco Rubio.
03 de septiembre, 2025 | 01:48 PM

Bloomberg Línea — La opinión pública ecuatoriana tiene la atención puesta este miércoles en la llegada del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, al territorio nacional para reunirse con el presidente Daniel Noboa el jueves en el Palacio de Carondelet.

La expectativa no es menor: Rubio es el máximo diplomático estadounidense y Ecuador será el primer país sudamericano que visite, si bien adelantó una gira por Centroamérica recién asumió el cargo.

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El Departamento de Estado sostuvo en un comunicado que Rubio impulsará en Ecuador prioridades en la agenda de EE.UU., como el desmantelamiento de los carteles del narcotráfico, el freno a la migración irregular y la prosperidad económica. Por tanto, se esperan anuncios respecto a estos temas una vez concluya la reunión.

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A pocos días de que la visita de Rubio, el Gobierno de Noboa estuvo haciendo guiños a Washington. Por una parte, anunció que recibiría alrededor de 300 migrantes irregulares trasladados de Estados Unidos, de la misma manera en que ya lo hicieron países como Panamá, y por otra, renovó su cúpula militar acorde a una “nueva fase de la guerra que libra Ecuador”, según el Ministerio de Defensa.

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Sumado a ello, la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, y el ministro del Interior, John Reimberg, convocaron a una reunión con los alcaldes de Quito, Guayaquil y Cuenca para recopilar información en materia de seguridad de cara a la visita de Rubio.

Tras el encuentro, Reimberg dejó entrever que el Cartel de los Soles tiene injerencia en Ecuador, hecho que no pasó desapercibido, pues Estados Unidos le declaró la guerra a este grupo narcotraficante supuestamente radicado en Venezuela y liderado por Nicolás Maduro, por quien ofrece US$50 millones.

“Se explicó claramente sobre el involucramiento del Cártel de los Soles aquí en Ecuador”, sostuvo Reimberg en diálogo con la prensa.

La declaración casi que coincidió con el anuncio estadounidense de un ataque contra una embarcación en el Caribe que supuestamente partió de Venezuela y pertenece al Tren de Aragua, organización a la que designó como terrorista el pasado febrero.

Pero hay más: durante este año el Gobierno de Noboa impulsó en la Asamblea Nacional una iniciativa para reformar la Constitución y que Ecuador pueda acoger bases militares extranjeras, como la que tuvo Estados Unidos en Manta. Incluso, propuso preguntarlea a los ciudadanos, mediante una consulta popular, si estaba de acuerdo con ello.

¿Ecuador coopera o se subordina ante EE.UU.?

Aunque Noboa ha buscado reposicionar a Ecuador como socio estratégico de los Estados Unidos, algunos analistas temen que en la práctica implique “subordinación” a los intereses de la administración Trump y no propiamente una “cooperación”.

“El discurso oficial habla de ‘alianza’ y ‘cooperación’, pero en la práctica los términos de la relación han mostrado un desequilibrio evidente: Washington plantea las condiciones y Quito responde sin exigir contrapartidas claras”, dice un texto compartido con la opinión pública por el Laboratorio de Relaciones Internacionales (IR-LAB) de la Universidad Internacional de Ecuador (UIDE).

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IR-LAB plantea que un acuerdo migratorio anunciado por la canciller Sommerfeld debe estar vinculado a un tema comercial: la negociación de los aranceles.

A Ecuador, por ejemplo, Estados Unidos le puso uno de los aranceles más altos de la región, del 15%, el mismo que Bolivia, Costa Rica y Venezuela, aunque inferior que el de Nicaragua (18%) y Brasil (50%).

“El riesgo es claro: si Ecuador acepta recibir migrantes sin exigir cooperación integral y no logra avanzar en la reducción arancelaria, la negociación con Washington será una derrota estratégica”, reseña IR-LAB.

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