Las cinco olas que han impulsado el consumo del café hondureño en el último siglo

Desde la aparición de las primeras marcas comerciales, el café ha recorrido un camino de transformación, ganando cada vez más consumidores hondureños.

Granos de café arábico tostados
29 de marzo, 2025 | 03:00 AM
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Bloomberg Línea — El cultivo del café en Honduras se remonta al siglo XVIII, de la mano de comerciantes y misioneros europeos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que el grano aromático se convirtió en un cultivo importante en la nación centroamericana.

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En la actualidad, Honduras contribuye con el 3% de la producción mundial del café, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), ubicándose como tercero más grande del continente americano, después de los gigantes Brasil y Colombia.

En el ciclo 2023-2024, Honduras exportó más de 6,1 millones de sacos de 46 kilogramos del aromático. Con un precio promedio de US$199,48 el quintal, el país generó US$1.219,47 millones en divisas, de acuerdo con cifras del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).

La evolución del café a lo largo de las décadas puede identificarse a través de diversas “olas” que han marcado su desarrollo en Honduras, dijo Pedro Castillo Lezama, coordinador comercial de Innovación y Desarrollo de la empresa Suministros Café, fundada en 2001.

El también barista, quien conversó con Bloomberg Línea durante en la Cafexpo 2025 celebrada recientemente en San Pedro Sula, dijo que la primera ola del café se da con el surgimiento de la marcas Café El Indio y Café Oro, en 1933, y Café Maya, en 1956. “Fueron las primeras en enseñarnos a tomar café, los de bolsita, como les decimos popularmente”, dijo.

Un hombre sostiene una taza de café, en San Pedro Sula, Honduras, el 28 de marzo de 2025.

En esa época, el enfoque de la bebida era más utilitario y menos centrado en el sabor y la calidad, con el café siendo más comúnmente asociado con las generaciones mayores.

En 1994, se da una transformación de la industria cafetalera a una experiencia más sofisticada, con la aparición de Espresso Americano, una marca de cafeterías, que presentó un nuevo concepto: el café puede tomarse frío, lo que atrajo a los más jóvenes.

Búsqueda de la excelencia

A principios del siglo actual, se dio paso a lo que Castillo Lezama identifica como la tercera ola del sector, con el auge del café de especialidad. Entonces, los consumidores comenzaron a interesarse más en los orígenes del grano, sus variedades y el proceso detrás.

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Durante décadas, el café premium de Honduras se destinaba principalmente a la exportación, mientras que el local no recibía el mismo enfoque en cuanto a su tratamiento.

Eso cambió gradualmente con la aparición de la marca Passion Coffee en 2003, y de la competencia Taza de Excelencia (COE), que organiza Alliance for Coffee Excellence, desde 2004. La calidad pasó a ser el centro de la conversación y el café un producto gourmet.

Cafexpo Honduras

Para el experto, Suministros Café desempeñó un papel clave en la evolución de la industria cafetalera con tecnología avanzada, al ofrecer a cafeterías independientes soluciones para el procesamiento del grano y maquinaria automática de marcas como Jura, Marzocco o Probat.

Al par, los negocios comenzaron a enfocar sus esfuerzos en contar la historia detrás de cada taza, desde su cultivo en la finca, el cafetalero, hasta la cosecha y su procesamiento.

La cuarta ola del café, que vino en la década de los 2010, estuvo marcada por la incorporación de la ciencia. Esto incluyó profundizar aún más en la química del café y un mayor control sobre factores como la temperatura, la molienda, la presión del agua utilizada en la infusión.

Finalmente, en la quinta ola, los coffee shops están ofreciendo una experiencia más consistente y personalizada para los consumidores. “Hoy en día, el marketing ya no se trata de simplemente prometer calidad, porque ya se espera que una marca la ofrezca. La verdadera competencia está en qué más puedo ofrecer, ¿en qué puedo innovar para diferenciarme", dijo Castillo Lezama.

La evolución del sector se refleja en el consumo nacional. De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), hace diez años los hondureños solo consumían unos 20.000 quintales del aromático de mala calidad o lo que se llama “la resaca”, y para 2023, subió a unos 350.000 quintales y ya para 2024 aumentó a 390.000 quintales.