Adiós “dama de hielo”: Sheinbaum cautiva a Trump entre aranceles

Tras meses de disputa comercial con Donald Trump, el enfoque calculado y tecnocrático de Sheinbaum para la política de repente parece ser una fortaleza crucial.

Claudia Sheinbaum
Por Maya Averbuch
06 de marzo, 2025 | 06:40 PM

Bloomberg — El estilo poco apasionado de la presidenta Claudia Sheinbaum durante la campaña electoral fue visto alguna vez como una debilidad política tal que su oponente en la elección presidencial mexicana del año pasado le llamó “La dama de hielo”.

Pero tras meses de disputa comercial con Donald Trump, el enfoque calculado y tecnocrático de Sheinbaum para la política de repente parece ser una fortaleza crucial. Su comportamiento ha demostrado encajar bien con su impredecible vecino, cuyas amenazas arancelarias han sido recibidas con enfado por el presidente canadiense, Justin Trudeau.

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Después de hablar con Sheinbaum por teléfono el jueves, Trump anunció que pausaría hasta el 2 de abril los aranceles del 25% sobre todos los bienes y servicios mexicanos incluidos en el acuerdo comercial de América del Norte conocido como T-MEC. Fue una decisión que tomó “como un acuerdo y por respeto a la presidenta Sheinbaum”, dijo en una publicación en las redes sociales.

“Nuestra relación ha sido muy buena”, continuó, afirmando que México y Estados Unidos estaban trabajando duro para abordar los problemas de migración y drogas a lo largo de su frontera compartida.

Era la segunda vez en otros tantos meses que Sheinbaum, que ha mantenido una postura de cooperación en respuesta a las amenazas arancelarias de Trump, logró tal demora tras un encantador diálogo telefónico con su contraparte estadounidense. Y aunque EE.UU. concedió más tarde el mismo indulto a Canadá, el tono respetuoso de Trump hacia Sheinbaum contrastó marcadamente con sus reacciones hacia los líderes extranjeros que lo confrontaron directamente, incluidos Trudeau y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Tan solo un día antes, Trump había desestimado los esfuerzos de Canadá para evitar los mismos aranceles después de una llamada telefónica con Trudeau, diciendo en las redes sociales que el primer ministro había “causado en gran medida los problemas que tenemos con ellos debido a sus débiles políticas fronterizas”. Esto aunque, según muestran las estadísticas del gobierno estadounidense, los agentes encuentran cantidades muy pequeñas de fentanilo en la frontera entre EE.UU. y Canadá o cerca de ella.

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También fue otra victoria temprana para una presidenta mexicana que asumió el cargo el año pasado enfrentando escepticismo sobre si tenía el temple para enfrentarse a Trump de la manera en que lo harían sus contrapartes globales más combativas —y en su mayoría masculinas. Andrés Manuel López Obrador, cuya inclinación por el espectáculo político lo convirtió en una figura popular y duradera, solo profundizó los interrogantes que enfrenta la primera mujer al frente de México.

Pero, al igual que el mes pasado, su capacidad para llegar a un acuerdo dependía en gran medida del enfoque sereno que ha mantenido a lo largo de la contienda, así como la creciente compostura y habilidad que ha demostrado como comunicadora política, han permitido que, al menos por ahora, Sheinbaum haya logrado aplacar Trump y, al mismo tiempo, convencer al pueblo mexicano —entre el que goza de una abrumadora popularidad— de que está defendiendo sus intereses en una pelea con un vecino mucho más poderoso.

Después de aceptar enviar 10.000 miembros de la Guardia Nacional a la frontera como parte de las negociaciones del mes pasado, Sheinbaum esta vez le presentó Trump la idea de que las acciones de México están funcionando.

Citó datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. que detallan una caída constante en las incautaciones de fentanilo en el lado estadounidense de la frontera.

“Entonces le dije: ‘Estamos teniendo resultados, presidente Trump’”, dijo Sheinbaum en su conferencia de prensa diaria después de la llamada. “Yo le planteé que entendía su preocupación por el déficit de EE.UU., pero que era mejor seguir trabajando y dialogando juntos. Yo la verdad quiero decir que fuimos tratados con mucho respeto”.

Fue una respuesta muy a su estilo, una política formada como ingeniera que a menudo parece más adecuada para la tranquila vida académica —una profesión del pasado— que para las duras batallas del presente geopolítico.

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Cuando se le preguntó durante las elecciones cómo se enfrentaba a su oponente, Sheinbaum respondió a un reportero de radio que su estrategia era “no caer en provocaciones”. Ella ha adoptado un enfoque similar con Trump, negándose a participar en peleas retóricas e insistiendo en que esperaría a conocer los detalles de las propuestas estadounidenses antes de reaccionar a cada una de ellas.

Junto con su equipo económico, Sheinbaum ha utilizado regularmente las conferencias de prensa matutinas diarias para hacer presentaciones catedráticas sobre cómo los aranceles a los productos mexicanos afectarán a la economía y a los consumidores estadounidenses, detallando los efectos de los precios sobre los automóviles y otros productos.

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Si bien ha tenido cuidado para evitar la percepción de estarse volviendo “subordinada” de EE.UU., Sheinbaum ha optado por presentarse en repetidas ocasiones como una socia en lugar de una adversaria. Incluso ha hablado en inglés por teléfono con Trump, una habilidad que perfeccionó cuando vivió en EE.UU. y que le ha permitido construir una buena relación entre ellos.

Ella mantuvo ese enfoque incluso cuando los aranceles de Trump entraron en vigor a principios de esta semana a pesar de los esfuerzos de México por apaciguar a Washington sopesando sus propios gravámenes sobre productos chinos y trasladando a 29 mexicanos acusados de delitos en EE.UU.

A diferencia de Canadá, México no impuso inmediatamente gravámenes recíprocos por valor de miles de millones de dólares a los productos estadounidenses. En su lugar, Sheinbaum dijo que esperaría hasta este fin de semana para responder, tiempo que le dio la oportunidad de negociar directamente con Trump.

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Sigue sin estar nada claro si México conseguirá finalmente evitar los aranceles por completo, o qué haría falta para ello. Aunque hasta ahora su estrategia parece estar funcionando, el enfoque más duro de Trudeau contra los aranceles podría prevalecer a largo plazo, especialmente con los canadienses que cada vez más emprenden sus propios boicots a las empresas y productos estadounidenses.

Y mientras Sheinbaum gana admiradores en lugares como Brasil, por ahora sigue atrapada en una situación en la que las negociaciones mes a mes están enturbiando su gobierno. Es una situación que está alimentando la incertidumbre entre inversionistas y poniendo en riesgo la estrategia más amplia de México de potencializar su economía a través de la inversión extranjera y el aumento de las exportaciones.

“La estrategia de Trump para conseguir la máxima influencia es tener a México y Canadá caminando de puntitas mes a mes para sacar la mayor número de concesiones posibles”, dijo Diego Marroquín, investigador de comercio de América del Norte en el Wilson Center de Washington.

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“Para traer inversiones necesitas certidumbre y definitivamente es imposible que haya certidumbre si no sabes si las reglas del juego van a cambiar de aquí a dos o tres semanas”.

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