Bloomberg — La administración Trump lanzó su mayor ofensiva hasta ahora contra presuntos narcotraficantes, al atacar simultáneamente cuatro embarcaciones en el Pacífico oriental. La acción amenaza con aumentar las tensiones con su principal socio comercial, México.
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El ataque del lunes, anunciado por el secretario de Defensa Pete Hegseth en una publicación en X, consistió en tres bombardeos sobre cuatro barcos, con un saldo de 14 “narcoterroristas” muertos y un sobreviviente. Las fuerzas estadounidenses iniciaron una operación de búsqueda y rescate tras el ataque, pero las autoridades mexicanas asumieron finalmente la responsabilidad de la búsqueda, explicó Hegseth el martes.
“Fue en aguas internacionales”, afirmó la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dos horas después, en su conferencia de prensa diaria en Ciudad de México. “Queremos que se cumplan los acuerdos internacionales y no estamos de acuerdo con los ataques”.
Sheinbaum añadió que su canciller y funcionarios de la Marina buscarán una reunión con el embajador de EE.UU. para tratar el tema.

Los ataques de EE.UU., que comenzaron en septiembre frente a las costas de Venezuela, han dejado al menos 57 muertos. El país está ampliando el área de acción como parte del plan del presidente Donald Trump de atacar a los grupos de crimen organizado. Las primeras operaciones se dirigieron contra supuestos traficantes frente a las costas venezolanas en el Caribe, y la semana pasada EE.UU. anunció su primer ataque en el Pacífico, que se cree ocurrió frente a Colombia.
El ataque de la semana pasada, dirigido contra una embarcación semisumergible usada para transportar narcóticos, fue el primero en dejar sobrevivientes. EE.UU. repatrió a los hombres a Colombia y Ecuador. La campaña militar también ha despertado preocupación en países como Trinidad y Tobago, donde se teme que las fuerzas estadounidenses estén matando a pescadores locales sin pruebas de que participen en el contrabando de drogas.
Las cuatro embarcaciones atacadas el lunes “eran conocidas por nuestro aparato de inteligencia, transitaban por rutas de narcotráfico conocidas y transportaban estupefacientes”, dijo Hegseth. “Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al-Qaeda, y serán tratados igual. Los rastrearemos, los conectaremos en red y luego los cazaremos y mataremos”.
Sheinbaum ha reiterado su oposición a la acción militar de EE.UU. en territorio mexicano, aunque ha aceptado ampliar la coordinación en materia de seguridad tras la visita del secretario de Estado Marco Rubio en septiembre. La cooperación en seguridad también se ha convertido en una pieza de negociación mientras ambos países discuten temas arancelarios.
“Si la operación fue efectivamente dentro o cerca del territorio marítimo de México, lo más probable es que se haya realizado en coordinación con las autoridades mexicanas o, al menos, con su conocimiento”, afirmó por correo electrónico Jimena Zúñiga, analista de Bloomberg Economics.
“México ha mantenido una relación sólida con EE.UU. y, aun considerando la imprevisibilidad de la administración Trump y su gusto por las sorpresas, no vemos razones para que ponga en riesgo los buenos lazos con su vecino del sur actuando en solitario”, añadió.
La Casa Blanca y el Pentágono no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre los ataques más recientes.
A comienzos de este mes, los legisladores demócratas no lograron aprobar una ley que prohibiera los ataques militares sin autorización del Congreso, aunque mantuvieron su rechazo a las medidas.
“El derecho internacional no otorga a ningún país la autoridad para volar barcos por los aires como estamos haciendo aquí”, dijo el senador demócrata Chris Van Hollen, de Maryland, durante un evento en el Consejo de Relaciones Exteriores el lunes por la noche, antes de los últimos bombardeos.
“Es ilegal. Son asesinatos extrajudiciales”, añadió. “Incluso si hay pruebas, uno pensaría que si se toma en serio la lucha contra esto, arrestaría a esas personas, iría río arriba, tras los capos”.
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