Bloomberg — Las remesas enviadas a México cayeron un 12% en abril respecto al año anterior, registrando la mayor caída anual en más de una década, al tiempo que los legisladores estadounidenses consideran gravar las transferencias y la administración de Donald Trump endurece su retórica contra los migrantes.
Los datos del banco central publicados el lunes 2 de junio mostraron que las remesas recibidas por México disminuyeron a US$4.760 millones en abril, muy por debajo de la estimación media de una encuesta de Bloomberg y por debajo de los US$5.420 millones del mismo mes de 2024.
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En marzo, las remesas alcanzaron los US$5.140 millones.
La caída anual es la mayor desde septiembre de 2012 y probablemente se deba al deterioro del mercado laboral estadounidense y al creciente temor a la deportación entre los inmigrantes en la fuerza laboral, dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Financiero Base.
“Esto se debió a que los migrantes que están en Estados Unidos tienen miedo de salir a trabajar y enviar remesas porque podrían ser deportados”, explicó.
Una caída prolongada podría afectar al consumo y al crecimiento de la segunda economía más grande de América Latina, que depende en gran medida de las transferencias desde EE.UU., agregó Siller.
En 2024, México recibió casi US$65.000 millones de dólares en remesas, lo que representa alrededor del 3,5% del producto interno bruto, dijo el secretario de Hacienda, Edgar Amador, en una conferencia de prensa el mes pasado. En el primer trimestre, el 97% de las remesas procedían de EE.UU., según datos del banco central.
La economía de México evitó por poco entrar en recesión durante los primeros tres meses de 2025, mientras que el banco central redujo su estimación de crecimiento para el año al 0,1%, desde el 0,6% anterior, en un informe de inflación trimestral publicado la semana pasada.
Los legisladores estadounidenses están considerando actualmente un impuesto del 3,5% sobre las remesas enviadas fuera del país por extranjeros, una idea que el gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha rechazado por considerarla una doble imposición.
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Los cambios en el mercado laboral estadounidense y los salarios de los trabajadores poco cualificados suponen un riesgo importante para las remesas en el futuro, escribió Alberto Ramos, economista jefe para Latinoamérica de Goldman Sachs Group Inc., en una nota a sus clientes.
“El endurecimiento de las políticas de inmigración de EE. UU. y las medidas para reducir el flujo de drogas ilícitas y el blanqueo de capitales también pueden afectar al flujo de remesas hacia México”, afirmó.
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