¿Robots humanoides en México? Morgan Stanley prevé que superen producción de autos

El banco de inversión estima que la robótica humanoide será la mayor oportunidad para la manufactura mexicana, con un potencial de mercado global de US$5 billones hacia 2050.

World Artificial Intelligence Conference in Shanghai
09 de agosto, 2025 | 03:00 AM

Bloomberg Línea — Morgan Stanley (MS) proyecta que la fabricación de robots humanoides podría convertirse en la principal palanca de crecimiento para la industria manufacturera mexicana en las próximas décadas.

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En su más reciente reporte sobre estrategia de renta variable para América Latina, el equipo de analistas —entre ellos Nikolaj Lippmann y Adam Jonas— afirma que “la manufactura migrará hacia los robots durante la próxima década y más allá, representando la mayor oportunidad para la manufactura mexicana y su caso de inversión”.

El estudio describe un escenario en el que la adopción de humanoides no se limitará a su uso en procesos industriales, sino que México podría transformarse en un productor de relevancia global. El informe cree que “México producirá más robots que automóviles”, lo que supondría un cambio radical en la composición de su base manufacturera.

Esta nueva estructura, según los estrategas, permitiría al país profundizar su integración con la cadena industrial de Estados Unidos, aprovechando el marco del T-MEC y el fenómeno de relocalización productiva.

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No obstante, la advertencia es clara: el riesgo para la competitividad y para la tesis de inversión mexicana es no adoptar esta tecnología a tiempo. Tal como señala el documento, “el mayor riesgo para el caso de inversión en México es no adoptar la tecnología de humanoides lo suficientemente rápido”.

Este retraso podría dejar al país en desventaja frente a otras economías que logren integrar la robótica avanzada de manera más temprana, perdiendo participación en las cadenas de suministro de nueva generación.

Rentabilidad y competencia tecnológica

El informe asegura que no ven “ninguna versión del mundo donde México no sea determinista con respecto a los robots, tanto como usuario como productor”. Por ello, considera que la oportunidad para el país es difícil de sobreestimar y considera que tanto los legisladores como las empresas mexicanas deberían sumarse a esta tendencia y estar abiertos a superar los obstáculos tanto laborales como geopolíticos.

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Por ello, en primer lugar, Morgan Stanley plantea que el país necesita impulsar la tecnología para asegurarse de competir no solo en sus ecosistemas de manufactura existentes. “Si la tecnología robótica china sigue siendo más competitiva que la estadounidense, esto podría plantear un dilema para los responsables políticos tanto estadounidenses como mexicanos”, escribieron los analistas.

Además, diferencia de costos es significativa. Morgan Stanley detalla que “la tecnología de robótica china sigue siendo más competitiva que la tecnología estadounidense”, y estima que el costo de materiales de un humanoide fabricado íntegramente en China es de aproximadamente US$50.000, frente a los casi US$130.000 que costaría producirlo sin componentes chinos.

Esta brecha podría estrecharse a medida que se desarrollen cadenas de suministro alternativas, pero por ahora plantea un dilema estratégico para México y Estados Unidos: apostar por tecnología más cara pero alineada con la política industrial norteamericana, o integrar componentes más asequibles de origen chino, con los riesgos geopolíticos que ello implica.

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El potencial del mercado global es enorme. El equipo de Morgan Stanley proyecta que “el mercado de robots humanoides alcanzará los US$5 billones en ventas globales en 2050”, con una adopción que superaría los 1.000 millones de unidades, un tercio de ellas en China y menos de una décima parte en Estados Unidos.

La dimensión política es central en este debate. La revisión del T-MEC en 2026 podría introducir cambios sustanciales, ya que, según el documento, definirá “las reglas de juego sobre comercio digital y tecnología emergente de IA; y el papel de China y hasta qué punto este ecosistema estará aislado de la tecnología china”.

En este contexto, México podría desempeñar un papel crucial como “un amortiguador entre Estados Unidos y China”, favoreciendo la seguridad de las cadenas productivas regionales.

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El informe recuerda que esta discusión ya tiene un precedente en la industria de vehículos eléctricos. Las políticas para limitar la entrada de autos eléctricos chinos en Estados Unidos —actualmente sujetos a aranceles del 100%— ilustran cómo podrían desarrollarse las regulaciones futuras para los humanoides y la robótica en general.

Retos estructurales y oportunidades

La transición hacia una economía más automatizada también enfrenta obstáculos internos. El equipo de Morgan Stanley advierte que “el desafío de generación eléctrica de México es real y podría limitar el crecimiento”.

La capacidad de generación eléctrica ha crecido de forma insuficiente en las últimas dos décadas, y la demanda proyectada para los próximos años —impulsada por el nearshoring, los centros de datos y eventualmente los humanoides— podría tensionar aún más el sistema.

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El informe estima que México necesitará añadir entre cinco y siete gigavatios anuales de capacidad en los próximos cinco años para sostener el crecimiento industrial. Aunque la adopción masiva de humanoides no se espera antes de 2030, la inteligencia artificial por sí sola podría representar alrededor del 10% de la demanda eléctrica total del país para ese año si se concretan los planes de construcción de centros de datos.

Más allá de la manufactura, Morgan Stanley identifica que sus “modelos de costos muestran beneficio para las empresas mexicanas en manufactura, distribución, educación y minería ya en los próximos cinco años”. Esto abre la puerta a oportunidades de inversión más amplias que el sector industrial tradicional, incluyendo cadenas logísticas y servicios asociados a la automatización.

Pese a estos desafíos, Morgan Stanley destaca las ventajas competitivas que México ofrece para la expansión de la robótica. El reporte subraya que el país “ofrece escala y alcance a los ecosistemas manufactureros estadounidenses en robótica, y presenta menos preocupaciones de propiedad intelectual o piratería que otros mercados”.

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Además, su integración comercial con Estados Unidos es profunda: las exportaciones manufactureras mexicanas hacia su vecino alcanzan los US$500.000 millones anuales, con una cuota del 17% en el mercado estadounidense, lo que lo consolida como su principal socio comercial por país.

El atractivo del mercado mexicano se refleja también en sus valoraciones bursátiles. De acuerdo con el análisis, el índice MSCI México cotiza con múltiplos por debajo de sus promedios históricos: un valor empresarial a ganancias (EV/E) de 6,4 veces y una relación precio-beneficio (P/E) de 11,8 veces, ambos con entre 1,3 y 1,5 desviaciones estándar negativas respecto a la media.

Este descuento relativo podría ofrecer un punto de entrada interesante para los inversionistas que anticipen la transformación industrial descrita en el informe.

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En síntesis, el reporte de Morgan Stanley plantea que la robótica humanoide no es solo una tendencia tecnológica, sino un catalizador que puede redefinir la estructura industrial de México, su integración con Estados Unidos y su posición en la economía global.

La magnitud de la oportunidad, como concluyen Lippmann, Jonas y el resto del equipo, radica en que la adopción de humanoides “representa la mayor oportunidad para la manufactura mexicana”.

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