Finales de WNBA, eclipsadas por un conflicto laboral por un posible cierre patronal

El conflicto entre la liga y el sindicato de jugadoras amenaza con frenar el avance del básquet femenino en EE.UU. si no hay acuerdo antes del 31 de octubre.

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Por Hadriana Lowenkron
04 de octubre, 2025 | 09:55 AM

Bloomberg — La victoria de Las Vegas Aces en el primer partido de las finales de la WNBA, el viernes, las acercó un paso más a un nuevo campeonato. Sin embargo, para muchas jugadoras, equipos y aficionados, la atención ya está puesta en la temporada baja.

Mientras las Aces y las Phoenix Mercury se enfrentan por el título, la Asociación de Jugadoras de la Liga Nacional de Baloncesto Femenino (WNBPA, por sus siglas en inglés) y la dirección de la liga mantienen su propio pulso. Ambas partes todavía no han acordado los términos de un nuevo convenio colectivo, y con la fecha límite del 31 de octubre acercándose, crece la posibilidad de un cierre patronal que podría retrasar o incluso cancelar la temporada 2026.

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Estamos trabajando muy duro”, dijo la comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert, en una conferencia de prensa previa al partido, y añadió que habrá reuniones en los próximos días. Reconoció que una interrupción afectaría el impulso que la liga ha logrado y sugirió que podría ser necesario extender el plazo. “Espero que logremos cumplir con el 31 de octubre —y es una fecha límite real desde ese punto de vista—, pero ya hemos extendido plazos en el pasado”.

La tensión aumentó esta semana cuando la estrella de Minnesota Lynx, Napheesa Collier, criticó a Engelbert al decir que la liga tiene la “peor gestión del mundo” y también cuestionó el arbitraje. Jugadoras, entrenadores y aficionados se han quejado de los árbitros por permitir un estilo de juego más agresivo. Varias figuras sufrieron lesiones que las dejaron fuera de la temporada, entre ellas la propia Collier y Caitlin Clark, destacada base de Indiana Fever.

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Engelbert aseguró a la prensa que ella y la liga “harán las cosas mejor” para que las jugadoras se sientan valoradas, y afirmó que nunca ha sido una “renunciante” cuando se le preguntó si era la persona adecuada para dirigir la liga.

El contexto es relevante. Las audiencias de la WNBA han crecido en las últimas temporadas, impulsando los ingresos. La liga también ha firmado nuevos acuerdos de transmisión, incluido uno anunciado esta semana con USA Network.

Ante el aumento de los ingresos y la audiencia, las jugadoras reclaman salarios más altos y mejores beneficios jubilatorios. Durante el fin de semana del Juego de las Estrellas, vistieron camisetas negras con la frase “páguennos lo que nos deben”.

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El sindicato se retiró anticipadamente del convenio colectivo el pasado octubre, según informó Bloomberg en primer lugar, con el objetivo de negociar un nuevo contrato. Pero el progreso ha sido escaso, y una posible interrupción podría frenar el avance de la liga.

McKaylee Croll, una aficionada de Las Vegas que viajó desde Oklahoma y que solía jugar al baloncesto, dijo que el impacto podría ser drástico.

“No me gusta ver la NBA tanto como la WNBA, así que muchas mujeres no podrían ver la liga si las jugadoras deciden ir a huelga”, comentó, agregando que las deportistas “no están cobrando lo que deberían”.

Demandas del sindicato

El convenio colectivo vigente, firmado en 2020, elevó el salario máximo de las jugadoras a unos US$250.000 esta temporada e incorporó mejoras vinculadas al bienestar femenino, como licencias por maternidad pagas. Pero la brecha salarial con la NBA sigue siendo enorme. Las novatas del año 2025, Paige Bueckers (WNBA) y Cooper Flagg (NBA), percibieron salarios iniciales de US$78.000 y US$13,8 millones, respectivamente.

El acuerdo actual también establece que la liga debe aumentar sus ingresos más de 20% anual durante dos años consecutivos para que las jugadoras reciban una participación. Bloomberg informó previamente que la WNBA generó US$144 millones en ingresos en 2024, un alza de 177% respecto de 2019. Fue el primer año en que la facturación de la liga creció lo suficiente para alcanzar la meta anual del 20% y compensar los años anteriores de resultados mixtos.

Las jugadoras buscan un sistema distinto, y sus reclamos ya captaron la atención de legisladores en el Congreso. En septiembre, 85 miembros del Caucus de Mujeres Demócratas y del Caucus Demócrata de la Cámara de Representantes enviaron una carta a la WNBA instando a negociar “de buena fe” con el sindicato y alcanzar un nuevo acuerdo antes de la fecha límite.

“Estamos en el momento más importante de la historia de la WNBA”, dijo esta semana Caitlin Clark, tras quedarse a las puertas de las finales. “Todos los que tenemos una posición de poder tenemos una responsabilidad real, incluso yo. Tenemos la responsabilidad de asegurar que este deporte tenga un gran futuro con el nuevo convenio”.

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Otras ligas profesionales de Estados Unidos, como la NFL, la MLB y la NBA, han atravesado interrupciones mientras negociaban sus contratos colectivos. Pero el momento del conflicto laboral en la WNBA ha frustrado a algunos, que consideran que está eclipsando los playoffs.

“Estamos en las finales. Tenemos que concentrarnos en terminar el trabajo. Nos faltan cuatro partidos y después podemos ir a fondo”, dijo el jueves la escolta estelar de Phoenix Mercury, Kahleah Copper, sobre las negociaciones.

Mientras la incertidumbre domina el futuro inmediato, la liga alternativa de tres contra tres creada por Collier y la tres veces campeona Breanna Stewart, llamada Unrivaled, ha ampliado su plantilla.

La competencia alcanzó una valuación de US$340 millones, duplicó sus proyecciones de ingresos y aumentó los salarios. El pago de la primera temporada ya superaba más del doble del salario base mínimo de la WNBA, lo que ofrecía a las jugadoras la posibilidad de permanecer en Estados Unidos en lugar de jugar en el extranjero durante el receso.

Creo sinceramente que, a esta altura, los aficionados seguirán apoyando, incluso si no hay liga el próximo año, gracias a Unrivaled y proyectos similares”, comentó DeMario Hudson, cuyo primer partido de la WNBA como espectador fue el duelo entre Las Vegas y Phoenix, al que viajó desde Kenosha, Wisconsin.

Lo único claro es que, mientras los mejores equipos de la liga compiten por el título, poco está garantizado respecto a la continuidad de sus plantillas para la próxima temporada.

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“Queremos retener tanto talento como sea posible y mantener un núcleo competitivo para el campeonato”, dijo Nikki Fargas, presidenta de Las Vegas Aces, en una entrevista. “Como no sabemos qué pasará hasta que se firme el acuerdo, confiamos en que la forma en que jugamos, cómo nos comportamos y las relaciones que hemos construido durante los años nos ayuden, cuando llegue el momento de sentarnos con una agente libre, a alinear nuestros objetivos con los suyos”.

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