BLoomberg — La involución, una situación de hipercompetencia que proporciona rendimientos cada vez menores, se ha erigido en la palabra de moda para todo lo que aqueja a la economía de China, y en un rasgo distintivo de sus mercados de materias primas.
En las últimas semanas, la solución de este problema ha pasado a ocupar un lugar destacado en la agenda política.
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Los responsables políticos han arremetido contra la excesiva capacidad y las rivalidades despiadadas que han llevado a la caída de los precios en las fábricas durante casi tres años. Todo ello ha puesto en peligro los objetivos económicos y ha alimentado las acusaciones de que el principal productor mundial de materiales industriales está inundando los mercados globales con su exceso de producción.
Desde los sectores con chimeneas, como el del acero, hasta los impulsores de la nueva economía, como la energía solar, Pekín ha dado tradicionalmente prioridad a la seguridad del suministro antes que a la generación de beneficios.
Si su objetivo ahora es poner fin a esta situación, la clave para los inversionistas consistirá en determinar el momento en que las conversaciones sobre la gestión del exceso de capacidad se traduzcan en resultados.
He aquí cinco indicadores que ayudarán a seguir el progreso.
Márgenes del acero
El sector siderúrgico del país, con una producción anual de 1.000 millones de toneladas, es el más afectado por la involución. El colapso de la demanda causado por la crisis inmobiliaria en China ha situado al sector en el punto de mira de Pekín, y en marzo los responsables políticos prometieron medidas para abordar el excedente.
Según Wood Mackenzie Ltd., el exceso de capacidad podría alcanzar los 250 millones de toneladas en los próximos diez años si no se controla.
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Puede que el gobierno siga insistiendo en una menor capacidad, pero en base a las toneladas producidas, los fabricantes de acero parecen estar dirigiendo el mercado en la dirección correcta. Un fuerte recorte de más del 9% en junio dejó la producción del primer semestre en su nivel más bajo de los últimos cinco años.
Mientras las acerías puedan mostrar márgenes positivos en el segundo semestre, “la intervención gubernamental para reducir aún más la producción de acero será mínima”, afirmó Lachlan Shaw, analista de UBS AG en Australia.
Tasas al cobre
El gobierno se ha mostrado más suave con las fundiciones de cobre porque su producto se considera crucial para la fabricación ecológica y de alta tecnología. Pero eso no ha sido de ayuda cuando se trata de rentabilidad.
Las tasas que cobran las fundiciones por convertir el concentrado en metal refinado están en mínimos históricos, y sobre una base al contado se han vuelto profundamente negativas.

Esas tasas de tratamiento reflejan tanto la escasez de mineral en todo el mundo como la incesante expansión de la capacidad de fundición china, que deja a demasiadas empresas persiguiendo un negocio insuficiente.
Unos precios mundiales del cobre más altos deberían incentivar a los mineros a extraer más mineral. Unas pérdidas insostenibles en la fundición acabarían por reducir la capacidad china. En cualquier caso, las tasas de tratamiento son un indicador clave que hay que vigilar.
Precios del polisilicio
La energía solar es otra industria de futuro que en gran medida ha sido abandonada a su suerte. Los fabricantes de paneles han añadido tanta capacidad que incluso el auge mundial de las instalaciones de China se ha visto desbordado.
Ahora, ese crecimiento se está ralentizando y el creciente proteccionismo está ahogando las exportaciones. Las medidas de autodisciplina de la industria no están sirviendo, dejando a los fabricantes con enormes pérdidas, y el gobierno ha mostrado su preocupación.

El polisilicio es un componente básico de las células y módulos solares, y los precios son un barómetro clave del estado del mercado. Tras haberse estancado durante meses, están subiendo a medida que los operadores sopesan la renovada atención de Pekín al exceso de capacidad.
Podrían producirse mayores ganancias si la industria se consolida o si el gobierno interviene activamente, quizá penalizando a las empresas que defienden su cuota de mercado vendiendo por debajo del coste.
La refinación
El refinado de petróleo fue otro de los sectores en el punto de mira del gobierno en marzo, un reconocimiento de que el apetito de China por los combustibles para el transporte probablemente ha tocado techo a medida que la economía se electrifica.
Es fácilmente el sector de materias primas con peores resultados del país, medidos en términos de rentabilidad. Las más vulnerables son las empresas privadas más pequeñas, denominadas “teapots” (teteras), ubicadas principalmente en la provincia oriental de Shandong, que representan más de una quinta parte del mercado.
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La presión sobre las teapors ha aumentado desde principios de año.
El endurecimiento de las sanciones estadounidenses sobre el crudo iraní y la revocación de las exenciones fiscales sobre el fuelóleo (fuel oil) han estrechado los márgenes, obligándoles a reducir drásticamente su producción por debajo del 50% de su capacidad, que es casi el nivel que separa los beneficios de las pérdidas.
A sus rivales estatales les va mucho mejor, y es probable que cualquier recorte de capacidad aparezca primero entre las teapots.
Consumo de carbón
El vasto sector del carbón de China es un caso atípico porque el gobierno ordenó explícitamente a los mineros que elevaran la producción a niveles récord para evitar que se repitieran los paralizantes cortes de electricidad que se produjeron a principios de esta década.
El resultado, sin embargo, es similar al de las industrias de otros lugares: precios y rentabilidad desplomados.

Los organismos de la industria del carbón han dado esta semana la voz de alarma sobre la competencia “involucionista” y los efectos nocivos de alimentar el exceso de suministro de la nación, justo cuando las energías renovables ocupan una parte cada vez mayor del mix energético y se acercan los plazos climáticos del país.
En conjunto, el aumento de la capacidad minera se considera un éxito político. La gran prueba llegará el año que viene, que es cuando el gobierno se ha comprometido a empezar a reducir el consumo de su principal combustible.
El riesgo
Las olas de calor de este verano en China podrían provocar una leve recuperación de la demanda y los precios del carbón, pero se prevé que la superabundancia del combustible fósil limite las ganancias, según Bloomberg Intelligence.
Es probable que China se beneficie del gas ruso barato debido al enfrentamiento político de Moscú con Europa, según BI.
China se comprometió a frenar la “competencia irracional” en su industria de vehículos eléctricos, una señal de que los responsables políticos están preocupados por las guerras de precios que amenazan el crecimiento económico.
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--Con la colaboración de Martin Ritchie.
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