Bloomberg — La subasta de deuda pública japonesa a 30 años celebrada el martes registró una demanda inferior a la media de 12 meses, ya que la renovada preocupación por la política fiscal de la primera ministra Sanae Takaichi impulsó la cautela de los inversores.
La relación media entre la oferta y la cobertura fue de 3,12, la más baja desde junio, en comparación con el 3,41 de la venta anterior de octubre y una media de 12 meses de 3,38. La cola, o diferencia entre los precios medios y los más bajos aceptados, fue de 0,27, frente al 0,17 del mes pasado.
Ver más: Bonos japoneses a dos años atraen compradores ante la prudencia del BOJ sobre las tasas
Los bonos superlargos del gobierno japonés están de nuevo bajo presión después de que Takaichi señalara un enfoque fiscal más agresivo al abandonar un objetivo anual de equilibrio presupuestario que favorece la ortodoxia financiera. Pretende utilizar su primer paquete de estímulo para poner en marcha la economía e iniciar un nuevo crecimiento a través de la inversión en industrias clave, que se espera que se financie con un presupuesto suplementario a finales de año.

Esto ha reavivado la preocupación de los inversores por la oferta de bonos, a pesar de los esfuerzos anteriores del Ministerio de Finanzas por ajustar la emisión para frenar el aumento de los rendimientos. El rendimiento a 30 años sigue siendo elevado, en torno al 3,16%, aunque por debajo de su máximo histórico del 3,345%.
Ver más: Japón logra sólida subasta de bonos a 20 años y aporta tranquilidad al mercado mundial
Mientras tanto, las expectativas de una subida de las tasas de interés a corto plazo por parte del Banco de Japón siguen siendo moderadas, con los swaps de índices a un día valorando en menos de un 50% la posibilidad de una subida a finales de año. Esto mantiene la presión sobre la deuda japonesa a más largo plazo, ya que los inversores prevén que la inflación se mantendrá elevada, lo que pesa sobre los activos sensibles a la duración.
Lea más en Bloomberg.com









