Bloomberg — Los inversionistas que buscan beneficiarse de un escenario “Ricitos de Oro”, en el que las acciones estadounidenses suben pero las pérdidas en el mercado de bonos del Tesoro se mantienen contenidas, deberían apostar contra el dólar, según un nuevo estudio publicado por Morgan Stanley (MS).
Este escenario para los activos de EE.UU. fue uno de los ocho analizados por el banco en un estudio histórico sobre la relación del dólar con los rendimientos diarios del índice S&P 500 y del bono del Tesoro a 10 años.
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El desempeño del dólar frente a otros activos cobró protagonismo a principios de este año, cuando la divisa cayó junto con las acciones, marcando una desviación de su estatus tradicional como activo refugio. Desde entonces, ha vuelto su correlación negativa habitual con las acciones: el S&P 500 alcanzó un nuevo récord a comienzos de este mes, mientras la moneda estadounidense se mantiene rezagada.

“La correlación del dólar con el riesgo y las tasas ha cambiado con el tiempo”, afirmó un equipo de Morgan Stanley, que incluye a Molly Nickolin y Andrew Watrous, en un informe del 20 de octubre. “Reconocer configuraciones repetibles permite a los inversores identificar patrones a lo largo de los ciclos macroeconómicos”.
En un horizonte temporal más largo, Morgan Stanley ve un patrón claro durante los últimos 25 años, que se ajusta más a la creencia predominante de que el dólar cae cuando las acciones suben y viceversa.
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En los seis meses posteriores a una sesión de mercado en la que las acciones estadounidenses ganaron por un margen de 1,25 desviaciones estándar o más (y los rendimientos del dólar y de los bonos a 10 años tuvieron un movimiento “sigma” inferior a 1,25 a la baja), vender la moneda estadounidense frente a la libra esterlina fue la operación de mejor rendimiento, según muestra el análisis de Morgan Stanley.

Otra configuración de mercado estudiada por Nickolin y su equipo se da cuando el S&P 500, el dólar y los rendimientos de los bonos del Tesoro suben por un margen superior a 1,25 desviaciones estándar. Denominada la señal de “all in”, es representativa de un entorno de toma de riesgos que también justifica la venta del dólar estadounidense y la compra del dólar australiano, según Morgan Stanley.
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