Bloomberg Línea — Las family offices de América Latina mantienen una estrategia de inversión prudente, con fuerte preferencia por activos tradicionales, baja exposición regional y una visión de largo plazo. Así lo revela el Global Family Office Report 2025 de UBS.
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La región continúa siendo una de las más conservadoras en el manejo patrimonial. Las family offices latinoamericanas destinan un 31% de su portafolio a renta fija, la proporción más alta entre todas las regiones, y solo un 15% de su capital permanece invertido en América Latina, mientras que el 64% se canaliza hacia Norteamérica.
Esta inclinación hacia activos líquidos y desarrollados responde, en gran medida, a la percepción persistente de riesgo, la limitada profundidad de los mercados locales y la inestabilidad macroeconómica.
Maximilian Konkel, chief investment officer de Global Family & Institutional Wealth en UBS, dijo que “a pesar de la sofisticación de las family offices latinoamericanas, su exposición a activos alternativos sigue por debajo del promedio global”.
En respuesta a Bloomberg Línea, Konkel dijo que “eso puede explicarse por una preferencia por liquidez, pero también representa una oportunidad si mejoran las condiciones locales”.
Konkel añadió que sectores como vivienda, infraestructura, salud y tecnología podrían convertirse en ejes de atracción de capital si se desarrollan vehículos de inversión más accesibles y transparentes.
En este contexto, UBS identificó que las family offices de la región continúan priorizando la preservación patrimonial por encima de la búsqueda de retornos agresivos.
Este enfoque se traduce en estrategias de asignación tradicionales, menor exposición a innovación financiera y una participación limitada en el desarrollo de mercados de capital locales.
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Una región rezagada
Pese a estar integrada en redes de inversión internacionales, América Latina apenas representa el 2% del total de activos asignados por las family offices globales, según UBS.
Esta participación se ha mantenido estable frente al año anterior y no muestra señales de expansión significativa: solo el 6% de las oficinas consultadas planea aumentar su exposición a la región en los próximos cinco años. Incluso dentro de los mercados emergentes, América Latina despierta un interés moderado.
México y Brasil, por ejemplo, fueron mencionados por apenas el 7% de los encuestados como posibles destinos de mayor inversión a corto plazo.

Este posicionamiento periférico se explica, según el informe, por factores estructurales como la volatilidad económica, la incertidumbre regulatoria y la escasez de instrumentos financieros sofisticados.
Las family offices latinoamericanas tienden a concentrar sus portafolios en activos tradicionales (71%) y muestran niveles bajos de participación en capital privado (17%), fondos de cobertura (2%) y metales preciosos (1%).
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UBS considera que, si mejoran las condiciones regulatorias y se desarrollan vehículos de inversión más transparentes, podría aumentar la asignación hacia activos alternativos en América Latina.
Konkel señaló que “si las condiciones macroeconómicas y regulatorias mejoran, y si se desarrollan vehículos de inversión más accesibles y transparentes, probablemente veremos un aumento en la asignación hacia estos activos en los próximos años”.
UBS subraya que existen precedentes exitosos en otras regiones emergentes que han seguido este camino, como Asia-Pacífico, que hoy concentra el 35% de las proyecciones de aumento de inversión por parte de las family offices globales.

Enfoque táctico y visión de largo plazo
Aunque predominan los activos conservadores, las family offices latinoamericanas demuestran una sofisticación táctica. Un 56% de su exposición en renta variable se gestiona de manera activa, reflejo de una búsqueda de control ante escenarios inciertos.
En la presentación del informe, los ejecutivos de UBS enfatizaron que estas entidades no suelen reaccionar de forma precipitada ante eventos coyunturales.
Ben Cavalli, head of strategic clients en UBS, explicó que “las family offices tienen una estrategia de asignación que va más allá de los próximos 6 o 12 meses, con una clara noción de largo plazo. Incluso, ante riesgos como una guerra comercial o una recesión global, su enfoque es mantener calidad, diversificación y apalancamiento sensato”.
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Esta visión también se refleja en su actitud frente a la sucesión y profesionalización. Aunque solo el 53% de las family offices globales cuenta con un plan formal de sucesión, América Latina se encuentra en línea con ese promedio.
UBS destacó que muchas familias aún no consideran prioritario definir un esquema de relevo generacional, aunque reconocen que el traspaso patrimonial será uno de los desafíos centrales en la próxima década, lo que se ha calificado como una de las mayores transferencias de riqueza de la historia reciente.
Tecnología, sostenibilidad y nuevos desafíos
En cuanto a innovación, las oficinas familiares de la región muestran un interés creciente por herramientas como la inteligencia artificial aplicada a análisis financiero y la gestión de riesgo. Sin embargo, su adopción es aún incipiente en comparación con Europa o Asia.

En sostenibilidad, América Latina se distingue por enfocar sus esfuerzos principalmente a través de la filantropía.
Además, menos del 20% de las family offices locales incorpora criterios ESG en su asignación estratégica, muy por debajo de las cifras reportadas en Suiza o Europa Occidental.
La baja adopción de marcos de sostenibilidad estructurados refleja no sólo limitaciones normativas y técnicas, sino también una cultura patrimonial más centrada en la conservación que en la transformación.
A juicio de UBS, el fortalecimiento de capacidades locales, junto con una mayor profesionalización y apertura regulatoria, podría ampliar las oportunidades de inversión responsable en la región.
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Asimismo, los voceros subrayaron que una transición efectiva hacia inversiones sostenibles requiere tanto de marcos regulatorios como de una evolución en la mentalidad de los gestores familiares.
La combinación de educación financiera, estándares internacionales y apoyo institucional podría allanar el camino para una integración más sistemática de los principios ESG en la región.