Bloomberg Línea — El mercado global del cobre continúa enfrentando una dinámica de estrechez estructural en su oferta, lo que ha impulsado una firme subida en los precios, incluso en un contexto macroeconómico incierto.
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La prima de precio del cobre en Estados Unidos frente al mercado de Londres (LME) ha escalado con fuerza, y ha alcanzado más de US$1.000 por tonelada métrica en junio, frente a los US$750 a fines de mayo.
Esta brecha responde, entre otros factores, a las decisiones arancelarias de Washington. Según Dominic Schnider, estratega de UBS, ”la incertidumbre sobre los aranceles en EE.UU. sugiere que esta prima persistirá por ahora”.
Los precios han subido 19% en lo que va del año en Estados Unidos frente al 13% en el mercado de Londres.
En este contexto, UBS anticipa que el precio del cobre alcanzará los US$10.000 por tonelada métrica hacia el cierre de 2025, con una proyección de US$10.750 para junio de 2026.

La previsión de precios se apoya en un creciente déficit de mercado que, según UBS, será de 53.000 toneladas métricas en 2025, frente a una estimación previa de 42.000, y de 87.000 toneladas métricas en 2026.
La evolución del mercado del cobre tiene un impacto directo en países productores como Chile y Perú, los dos mayores exportadores del mundo después de China.
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En el caso de Chile, el cobre representa más del 50% del total de las exportaciones y es una de las principales fuentes de ingresos fiscales a través de la estatal Codelco y los impuestos a la minería privada.
Un aumento sostenido en los precios internacionales mejora la balanza de pagos, fortalece el tipo de cambio y ofrece espacio fiscal para políticas contracíclicas.
En Perú, la industria minera representa cerca del 10% del PIB y más del 60% de las exportaciones, con el cobre como el principal producto. Las variaciones en los precios afectan directamente la recaudación tributaria, la inversión extranjera directa y la actividad en regiones mineras clave como Apurímac y Arequipa.

Déficit en el mercado
La situación física del mercado refuerza el sesgo alcista. Las existencias en bolsa han disminuido de manera significativa: en el LME se redujeron en 71.050 toneladas métricas desde fines de abril, mientras que en la bolsa de Shanghái (SHFE) el retroceso fue de 9.350 toneladas.
A ello se suman factores como las elevadas primas de importación en China, factores que evidencian restricciones persistentes en la oferta.
Como explicó Schnider, “la persistente estrechez en el mercado de concentrado de cobre debería llevar a precios más altos hacia fin de año y durante 2026″.
Desde el lado de la producción, el suministro continúa limitado. Incidentes como la suspensión temporal de Kamoa-Kakula en la República Democrática del Congo, tras una actividad sísmica que causó inundaciones, o el cierre prolongado de la mina Cobre Panamá, han reducido la disponibilidad de concentrado.
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Aunque Chile ha logrado una leve recuperación, el crecimiento interanual hasta la fecha es de apenas 0,3%. Perú muestra un panorama más dinámico, con un alza del 4% impulsada por Las Bambas. A la par, China ha elevado considerablemente sus importaciones de concentrado, que en abril se acercaron a los 3 millones de toneladas, para abastecer su creciente capacidad de refinación.
Sin embargo, los fundamentos de la refinación también muestran tensiones. Aunque fundiciones como la de Adani en India y la de PT Freeport en Indonesia han reanudado operaciones, UBS recortó su previsión de crecimiento para la producción refinada de cobre al 1,3% para este año, frente a una estimación previa de 1,8%.
Para 2026, la expectativa es de un avance de 2,8%. Schnider detalló que han recortado la previsión de crecimiento de la producción refinada de cobre al 1,3% (desde el 1,8% previamente) para este año y al 2,8% para el próximo año.

La demanda global también presenta un panorama dispar. Los PMI manufactureros en China, Europa y Estados Unidos permanecen por debajo del umbral de 50, lo que indica contracción.
Sin embargo, el consumo chino se mantiene sólido, impulsado por el sector intermedio, las compras de electrodomésticos y el gasto en redes eléctricas, respaldado por medidas políticas desde Beijing.
A nivel mundial, UBS prevé que el consumo de cobre aumente un 2,2% en 2025 y un 2,9% en 2026, en un entorno de crecimiento económico moderado.
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Schnider sostuvo que se necesitan precios más altos para frenar el crecimiento de la demanda de cobre y asegurar un aumento en la disponibilidad de suministro.
Desde una perspectiva de inversión, el banco favorece mantener una posición larga en cobre para los próximos 12 meses y aprovechar las caídas de precios como oportunidades de compra.