Bloomberg — China está presionando a la administración Trump para que elimine las restricciones de seguridad nacional sobre acuerdos chinos en Estados Unidos, ofreciendo como incentivo la posibilidad de un paquete masivo de inversión como parte de una propuesta que alteraría una década de políticas.
Las demandas de los negociadores del presidente Xi Jinping también incluyen la reducción de aranceles a los insumos importados desde la segunda economía mundial que sean utilizados por cualquier fábrica china construida en EE.UU. como resultado de ello, según personas familiarizadas con el asunto, que pidieron no ser identificadas.
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Las propuestas se plantearon durante las conversaciones comerciales en Madrid el mes pasado, dijeron las fuentes. En esas reuniones, las dos partes alcanzaron un acuerdo marco para mantener al gigante chino de redes sociales TikTok operando en EE.UU., a pesar de las preocupaciones de seguridad nacional planteadas por legisladores estadounidenses.
Los chinos propusieron una cifra de US$1 billón a principios de este año, según una de las fuentes, aunque el tamaño de la inversión potencial que se discute ahora no está claro.
Tras las conversaciones de Madrid, el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, dijo a Fox Business que las dos partes habían discutido “el clima de inversión en EE.UU. para las empresas chinas”. Días después, Xi instó al presidente Donald Trump en una llamada telefónica a crear condiciones para que “las empresas chinas inviertan” en EE.UU.
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Las propuestas chinas forman parte de un audaz conjunto de peticiones que incluyen presionar a EE.UU. para que cambie su postura de décadas sobre Taiwán, otro punto crítico para Washington. También representan un giro respecto a las conversaciones comerciales del primer mandato de Trump, que se centraban en compras de exportaciones estadounidenses en lugar de inversión en EE.UU., un área sujeta a rigurosas revisiones de seguridad nacional.
Un portavoz de la Casa Blanca no respondió específicamente a preguntas sobre las conversaciones, señalando que la administración se concentra en asegurar que China cumpla con sus obligaciones actuales, una aparente referencia al llamado acuerdo de Fase 1 del primer mandato de Trump. El funcionario añadió que la administración sigue colaborando con China para crear igualdad de condiciones para las empresas, agricultores y trabajadores estadounidenses, afirmó el funcionario.
El Ministerio de Comercio de Pekín no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios realizada en un día festivo en China.
Trump ha dicho que se reunirá con Xi en una cumbre en Corea del Sur este mes. No está claro si el presidente estadounidense aceptará la oferta de China, aunque una de las fuentes señaló que EE.UU. aún no ha descartado nada. Persisten las dudas sobre la magnitud de la inversión que China comprometería y la estructura de tales compromisos, aunque el modelo de TikTok —control estadounidense sobre las operaciones en EE.UU. de una entidad china— podría ser una posibilidad.
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Matt Pottinger, quien tiene una dura postura frente a China y fue asesor adjunto de seguridad nacional durante la primera administración de Trump, dijo que permitir un aumento de la inversión china en la economía estadounidense sería una gran concesión a Pekín. “Eso equivaldría a que EE.UU. se convirtiera en parte de la Franja y la Ruta —de hecho, en su destino final”, señaló, en referencia al programa de gasto en infraestructura global por más de US$1 billón que China lanzó en 2013 para reforzar sus intereses económicos, de seguridad y su influencia política.
Trump ha hecho del reequilibrio de la relación económica de EE.UU. con China y el resto del mundo, en parte asegurando grandes flujos de inversión hacia EE.UU., un pilar de su estrategia comercial de segundo mandato. Ha afirmado repetidamente que EE.UU. ha atraído compromisos por US$17 billones desde que asumió el cargo en enero. También ha declarado que su máxima prioridad con China es “francamente, y más importante, un gran acuerdo”.
Una inversión de Pekín de US$1 billón o más eclipsaría los compromisos de otras naciones. La Unión Europea se comprometió a €600.000 millones de inversión de sus empresas en los próximos cuatro años. Japón ha firmado financiar US$550.000 millones en inversión en EE.UU., mientras que Corea del Sur está en conversaciones sobre la estructura de un compromiso de US$350.000 millones.
Esos compromisos están estructurados de forma distinta, con el japonés tomando la forma de un fondo conjunto sobre el cual EE.UU. tiene amplia discreción. No está claro a qué modelo se ajustaría un eventual acuerdo con China.
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Cualquier acuerdo para aprobar una inversión significativa china implicaría una fuerte reversión de políticas aplicadas tanto por Washington como por Pekín durante la última década. Un gran impulso inversor chino en EE.UU. podría enfrentar otras barreras, con un creciente número de estados que han impuesto sus propias restricciones en los últimos años, dijo una de las fuentes.
Pero asegurar un mayor acceso al mayor mercado de consumo del mundo sería una bendición para China, donde empresas que luchan con débil demanda interna están recortando precios y empleos. Aunque Pekín ha impuesto controles de exportación sobre algunas de sus tecnologías verdes más innovadoras, los ejecutivos del país están ansiosos por abrir nuevos mercados.
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