Aranceles de Trump truncan intención de EE.UU. de competir con los robots humanoides chinos

Trump ha anunciado aranceles que amenazan con frenar el progreso estadounidense en robótica, en particular para los robots humanoides.

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Por Jackie Davalos
27 de abril, 2025 | 04:13 PM

Bloomberg — A finales de marzo, representantes de varias empresas tecnológicas se reunieron con un grupo bipartidista de legisladores en Washington para presentar sus últimos robots humanoides. El evento, organizado por el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el Partido Comunista Chino, pretendía ser una demostración de fuerza y ​​ayudar a movilizar a Estados Unidos para enfrentarse a China en un nuevo campo de batalla tecnológico.

Días después, el presidente Donald Trump anunció aranceles que amenazan con frenar el progreso estadounidense en robótica, en particular para los robots humanoides.

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Los humanoides, que se parecen y se mueven como personas, requieren más componentes que los robots industriales tradicionales, incluyendo actuadores especializados, sistemas sensoriales y chips informáticos. Muchas piezas críticas del hardware se fabrican en China, según un análisis reciente de Bank of America (BAC). Y, actualmente, China es el país que enfrenta los aranceles a la importación más elevados.

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Los actuadores, que constituyen más del 50% de los materiales totales de un robot, suelen contener motores de par sin marco, tornillos de rodillos planetarios y rodamientos de precisión fabricados en China, según los analistas. Asimismo, cuatro de los cinco principales proveedores de sistemas de visión para robots humanoides, que pueden costar miles de dólares, son empresas chinas, según el informe.

“Si observas un robot desde el otro lado, es una máquina compleja con computadoras, baterías, cámaras, motores: una gran cantidad de componentes diferentes”, dijo Jeff Cardenas, director ejecutivo de Apptronik, empresa que se presentó en el evento de Washington D.C. el mes pasado. Apptronik ensambla robots en Estados Unidos, pero aún depende de algunos materiales de China, aunque se negó a especificar cuáles. “Ahora mismo, la situación es incierta para muchos de nosotros. Intentamos comprender el panorama, pero cambia día a día”.

Desde entonces, Trump ha concedido una prórroga temporal a muchos países, pero la Casa Blanca mantiene un arancel del 145% sobre las importaciones procedentes de China. Recientemente, la administración Trump anunció que eximiría de los aranceles a China a una serie de productos electrónicos populares, solo para restarle importancia a dicha exención poco después. Sin embargo, es difícil predecir si las exenciones beneficiarán a las empresas de robótica, afirmó Jeff Burnstein, presidente de la Asociación para el Avance de la Automatización, un grupo comercial que representa a más de 1000 empresas de robótica en Norteamérica.

La incertidumbre arancelaria ahora corre el riesgo de dificultar que Estados Unidos tome la delantera en la carrera de los robots. “Algunas empresas me dicen que quieren traer la fabricación de vuelta a Estados Unidos, pero ni siquiera tenemos proveedores que vendan algunos de estos componentes. Y si los tenemos, son mucho más costosos”, dijo Burnstein. “Si el costo de estas piezas se dispara, va a ralentizar nuestra capacidad de competir”.

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A diferencia de la rivalidad entre Estados Unidos y China por la inteligencia artificial, Pekín ya partía con ventaja. El gobierno chino ha promovido la innovación en el sector, considerando la robótica como un componente crítico de su iniciativa de fabricación “Hecho en China 2025”. Eso, junto con la robusta cadena de suministro del país, ha impulsado una lista creciente de empresas chinas que ofrecen humanoides lo suficientemente ágiles como para practicar Kung Fu y correr medias maratones.

Por un momento, sin embargo, pareció que Silicon Valley ganaba terreno. Tras años de reveses intentando hacer realidad sus sueños de robots futuristas, los inversores tecnológicos comenzaron a invertir cientos de millones de dólares en startups de robótica humanoides, como Apptronik, Figure AI y Dexterity. Se decía que grandes empresas tecnológicas como Apple Inc. (AAPL), Meta Platforms Inc. (META) y Tesla Inc. (TSLA) también se encontraban en diversas etapas de exploración de humanoides.

El renacimiento de la robótica en Estados Unidos estuvo impulsado por el entusiasmo que suscitaba la idea de que los avances en software de IA podrían ayudar a los robots a adaptarse mejor a su entorno y a navegar por él. Pero el mercado también se vio impulsado por la caída del precio de ciertos materiales utilizados para fabricar robots más avanzados, gracias a China.

“China ahora produce muchos componentes y el costo del hardware ha bajado considerablemente”, afirmó Aaron Jacobson, socio de la firma de capital riesgo New Enterprise Associates. “De hecho, esto ha permitido a las startups explorar áreas que, históricamente, no se habrían visto por su alto costo”.

La escalada de la guerra comercial de Trump cambió la dinámica casi de la noche a la mañana. “Todo el mundo estaba muy entusiasmado y ahora los aranceles han frenado por completo el impulso”, declaró Kim Losey, directora ejecutiva de Rapid Robotics, una startup respaldada por NEA.

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Hace unos seis meses, Rapid Robotics decidió dar un giro radical a su modelo de robótica como servicio, donde el proveedor se encarga de la gestión y el mantenimiento de las máquinas. La empresa amplió su oferta desarrollando un robot humanoide industrial capaz de empacar cajas y colocarlas en un palé. La velocidad y la asequibilidad de la cadena de suministro china fueron clave para ese cambio. Sin embargo, tras el anuncio de los aranceles, Losey comentó que su primera reflexión fue: “Necesitamos diversificarnos.

Dado que la empresa aún se encuentra en las primeras etapas de la transición a la producción plena, aún hay cierta flexibilidad para elegir proveedores con los que trabajar, afirmó. Las alternativas podrían incluir empresas de Canadá o Taiwán. “Estamos considerando muchas opciones”, afirmó Losey. “Pero creo que lo preocupante es que China está extremadamente avanzada en componentes robóticos, y es difícil ignorarlo”.

Otros países como Alemania y Japón también pueden cubrir parte de la brecha en la cadena de suministro, pero existen desventajas para las empresas de robótica en cuanto a costo y velocidad.

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“Pueden hacerlo en 36 semanas”, dijo Losey sobre los proveedores en Europa y otros mercados. “Nosotros no tenemos ese tiempo. Les pregunto: ‘¿Pueden hacerlo en 36 días?’”.

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