¿Hay riesgos de recesión y estanflación en Estados Unidos? Esto ve el mercado

Por el momento, los agentes económicos le asignan una baja probabilidad de ocurrencia a un freno de la economía estadounidense, pero eso no los exime de cubrirse.

¿Hay riesgos de recesión y estanflación en Estados Unidos? Esto ve el mercado.
11 de marzo, 2025 | 03:01 PM

Existe un temor incipiente a una posible recesión en Estados Unidos, que se acentuó luego de que se conocieron las previsiones de la Reserva Federal de Atlanta, que proyecta una contracción anualizada del 2,4% del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense en el primer trimestre. Adicionalmente, se sumaron los comentarios del presidente Donald Trump respecto de un “período de transición”, que asustaron aún más al mercado.

Ahora bien, ¿hay motivos para temer? Por el momento, el mercado le sigue asignando una baja probabilidad de ocurrencia a una recesión, pero eso no lo exime de cubrirse. En este contexto, los índices internacionales tambalearon y, el Nasdaq cayó 3,9% el lunes. A este le siguió el S&P 500, que se hundió 2,7%, mientras que el Dow Jones hizo lo propio al retroceder 2%.

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¿Puede haber una recesión en Estados Unidos?

La probabilidad asignada por el mercado a una recesión estadounidense dentro de los próximos 12 meses subió algunos puntos hasta alcanzar 20%, según muestran los relevamientos del banco de inversión Goldman Sachs (GS).

Podemos decir que el riesgo de recesión permanece aún muy bajo, especialmente gracias a los aún muy acotados spreads corporativos, compensados por la elevada probabilidad asignada al mirar lo que descuentan los futuros de la tasa de la Fed”, explica un informe de la consultora Delphos Investment.

Al respecto, Delphos Investment aclara que la probabilidad de recesión está un poco más alta de lo que se suele observar desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (13%), pero que el número no luce preocupante.

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¿Trump quiere una recesión?

Algunas teorías que circulan por redes indican que el presidente estadounidense, Donald Trump, podría querer una recesión, dado que eso generaría una caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro y le permitiría a su administración bajar el costo del endeudamiento. Sin embargo, el análisis de Delphos Investment echa por tierra esta mirada: “Los costos de las recesiones no se pueden estimar por adelantado, ni con facilidad ni con precisión. Y si lo que Trump quiere es, en definitiva, bajar el costo del endeudamiento, debemos sumar que de las recesiones suele salirse con más deuda estatal”, sostiene la consultora.

Si bien la tasa a 10 años de Estados Unidos cayó de 4,9% hasta cerca de 4,2%, Delphos Investment asigna la responsabilidad a otras cuestiones: “El mercado está reacomodando excesos”. Además, considera que la caída en las tasas de los treasuries pueden estar más vinculadas a la retracción de Estados Unidos de varios ámbitos de la escena internacional y a la “motosierra” que viene aplicando el administrador del Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk, en el gasto público.

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¿Puede haber estanflación?

Un informe del banco suizo Mirabaud se pregunta si existe la posibilidad de una estanflación, fenómeno económico que combina estancamiento con inflación. Al respecto, los analistas de la entidad responden que no es el escenario base (también asignan un 20% de probabilidad).

Según el análisis de Mirabaud, todo cambio de política viene acompañado de costos, y las recientes medidas no son una excepción. El aumento de despidos en el sector público está elevando el desempleo, mientras que los aranceles están alimentando la inflación y ralentizando la demanda de productos importados. La magnitud de los daños dependerá de la extensión y duración de estas políticas.

El informe destaca que algunos modelos que siguen el impacto de los aranceles y otros indicadores, en la economía de EE.UU. sugieren que el PIB podría verse afectado en un 0,5%, mientras que la inflación podría incrementarse en un 0,2% en los próximos trimestres. En términos generales, esto se considera un choque temporal, leve pero suficiente para afectar los precios y frenar el crecimiento, sin llegar a descarrilar la economía por completo.

Este análisis se refleja en los datos recientes: las expectativas de inflación aumentan paulatinamente, la inversión empresarial muestra signos de estancamiento y la confianza del consumidor flaquea. Además, las solicitudes de subsidio de desempleo están en aumento, especialmente entre los contratistas y los funcionarios federales, quienes enfrentan obstáculos administrativos para acceder a las prestaciones.

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Para los mercados, según Mirabaud, la conclusión es clara: estas presiones representan un obstáculo para evitar la estanflación, pero no constituyen un detonante de recesión. La pregunta crucial sigue siendo: ¿Cuánto tiempo podrá la economía soportar estas tensiones antes de que se produzca un punto de quiebre?

Al respecto, los autores del informe concluyen: “La sombra de la estanflación planea sobre los mercados, pero este escenario aún puede evitarse. Si persisten las presiones inflacionistas y el crecimiento muestra signos de desaceleración, las políticas fiscal y monetaria desempeñarán un papel clave a la hora de determinar la dirección que tome la economía. La combinación de déficits crecientes, aranceles y presiones sobre el empleo está creando un entorno inestable, pero aún muy lejos de la crisis de los años setenta”.