Bloomberg — El multimillonario Ken Griffin dijo que los últimos aranceles del presidente Donald Trump equivalen a un fuerte impuesto a las familias y son un “enorme error político” de la administración.
No es correcto decirle a una familia de clase media o con dificultades económicas que gana US$50.000 al año: “Te va a costar un 20%, un 30%, un 40% más la compra, la tostadora, una aspiradora nueva, un auto nuevo”, dijo Griffin. “Aunque el sueño de que los empleos regresen a Estados Unidos se haga realidad, es un sueño de 20 años. No son 20 semanas. No son dos años. Son décadas”.
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Al hablar en un evento para celebrar el centenario de la Universidad de Miami, el fundador de Citadel instó a los miembros de la audiencia a acercarse a Trump para alentar al presidente a dar un paso atrás.
Griffin, de 56 años, forma parte de una creciente lista de destacados ejecutivos financieros que se han pronunciado sobre los riesgos de la política arancelaria de Trump desde que se anunció la semana pasada, desencadenando una caída bursátil que ha borrado billones de dólares de los mercados mundiales de renta variable y ha provocado que otras naciones amenacen con sus propias contramedidas.
El gestor de fondos de cobertura Bill Ackman, un destacado partidario de Trump, advirtió en las redes sociales de un “invierno nuclear económico” si el presidente no da una tregua a su política arancelaria, mientras que Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase & Co (JPM), dijo que “puede ser desastroso a largo plazo”.
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Pero Griffin, que según el Índice de Bilionarios de Bloomberg posee una fortuna de US$41.800 millones, es también un megadonante republicano. Ha dado al menos US$100 millones a comités de acción política pro republicanos en el último ciclo presidencial, según muestran los datos de OpenSecrets, aunque nada de ese dinero fue a apoyar la campaña de Trump.
Hasta ahora, los legisladores republicanos han respaldado en gran medida a Trump, pero se está gestando una oposición, incluido el senador Ted Cruz, de Texas, que ha advertido de la pérdida de empleos y de los daños a la economía.
No es la primera vez que Griffin se muestra en desacuerdo con los aranceles del presidente. A principios de febrero, los calificó de mala herramienta de negociación porque siembran desconfianza con los aliados y podrían mermar la ventaja competitiva de los estadounidenses.
Ahora, la reacción mundial a los aranceles de Trump, más elevados de lo esperado, corre el riesgo de socavar la influencia estadounidense, dijo Griffin. “Hemos liderado el mundo durante 70 u 80 años”, dijo. “Realmente temo que abdiquemos de nuestro papel de liderazgo del mundo libre. Ese es el camino en el que estamos”.
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