Bloomberg — Elon Musk dijo que seguirá asesorando al presidente Donald Trump incluso después de alejarse de la iniciativa del Departamento de Eficiencia Gubernamental que ha encabezado.
“Espero seguir siendo un amigo y un asesor, y espero que, si hay algo que el presidente quiera que haga, esté al servicio del presidente”, dijo Musk, el CEO de Tesla Inc. (TSLA) y SpaceX, junto a Trump durante una rueda de prensa el viernes en la Casa Blanca. “Este no es el final de DOGE, sino realmente el principio”.
Los comentarios plantean interrogantes sobre el alcance de los planes de Musk de retirarse de Washington y volver a dirigir su imperio empresarial. Como jefe del DOGE, los esfuerzos de Musk por recortar el gasto y suprimir puestos de trabajo en el gobierno han provocado el rechazo de los trabajadores federales y de los legisladores demócratas, así como una reacción de los consumidores contra sus intereses empresariales.
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La atención dividida de Musk ha puesto nerviosos a los inversores y a los analistas de Wall Street, que subestimaron el daño que se estaba haciendo a la marca Tesla en todo el mundo. A medida que crecía el descontento por su enfoque, el multimillonario prometió retirarse “significativamente” de su trabajo en el gobierno para dedicar más tiempo a Tesla a medida que se acerca el lanzamiento crítico del servicio de robotaxi.
Si bien el precio de las acciones de Tesla se ha recuperado parcialmente de una fuerte caída en el primer trimestre, las consecuencias han afectado al patrimonio personal de Musk. Las acciones —una importante fuente de la fortuna de Musk— han caído alrededor de un 11 % este año, eliminando aproximadamente US$45.000 millones de su patrimonio neto, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.
SpaceX también enfrenta desafíos, luego de una falla en pleno vuelo de su crucial cohete Starship a principios de esta semana.
El viernes, Musk se negó a comentar sobre un informe publicado ese mismo día por el New York Times, que afirmaba que consumió drogas en mayor cantidad de lo que se sabía durante la campaña para la reelección de Trump el año pasado. Musk consumía ketamina con frecuencia, así como éxtasis y hongos psicodélicos ocasionalmente, y exhibía un comportamiento errático, según el informe.
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El mayor donante
Musk, de 53 años, fue el mayor donante que apoyó la reelección de Trump, con una donación de más de US$250 millones. Como empleado especial del gobierno durante la administración, Musk pudo seguir dirigiendo sus negocios mientras mantenía una oficina en la Casa Blanca. Siempre fue un acuerdo temporal, ya que la ley que rige las empresas estatales especiales (SGE) solo permite 130 días de trabajo al año.
Trump elogió a Musk durante el evento del viernes, que supuestamente se celebró para conmemorar el fin de su mandato en el gobierno. El presidente le entregó una llave de oro y afirmó que había reducido el fraude y el despilfarro, contribuyendo a la modernización de los sistemas.
“Elon no se va”, dijo Trump. “Estará yendo y viniendo”.
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Musk llevaba una gorra y una camiseta negras con el lema “El Dogefather”. También lucía un ojo morado, lo que provocó preguntas de los periodistas presentes. Musk dijo que su hijo de 5 años, X, lo había provocado.
“Le dije que me diera un puñetazo en la cara, y lo hizo”, dijo Musk. “No sentí mucho en ese momento, pero supongo que me dejó moretones”.
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