Bloomberg Línea — Pocos imaginan que la mente tras los “aranceles recíprocos” con los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacudió al mundo entero en la última semana, incluso a países que solamente están poblados por focas y pingüinos, tiene un pasado en la prisión.
Tampoco suponen que tanto lo obsesiona China que escribió tres libros dedicados al gigante asiático y, lo que es todavía más curioso, citándose a sí mismo bajo un anagrama de su apellido —Ron Vara—, detalle que seguramente pasó desapercibido por un sinnúmero de lectores.
Se trata de Peter Navarro, un economista de 75 años que no solo ha figurado en cada rincón del planeta por los aranceles, sino por su rivalidad con el hombre más rico del mundo, el sudafricano Elon Musk, a quien, con argumentos, le arrebató el título de fabricante de autos, porque una cosa es “fabricarlos” y otra “ensamblarlos”, como explicó.
Navarro es catalogado como el “zar de los aranceles” por la prensa norteamericana, incluyendo medios como Bloomberg. Y tiene una razón de ser: es el principal asesor comercial de la Casa Blanca y una de las voces proteccionistas más fuertes cercanas a Trump; de hecho, ha fungido como vocero de este tema en entrevistas con cadenas como CNBC.
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Navarro, uno de los artífices de los aranceles de Trump o, por lo menos, uno de los que sentó la base para las políticas arancelarias de su nueva administración, aseguró en un artículo de opinión para el Financial Times que las medidas eran necesarias para reestructurar un sistema comercial internacional “amañado contra Estados Unidos”.
Su ojo en China
Los tres libros escritos por Navarro acerca de la segunda mayor economía del mundo, y que evidencian su discrepancia con ella, son: Las próximas guerras chinas, Death by China (Muerte a manos de China) y Tigre agazapado: lo que significa el ascenso militar de China para el mundo.
Navarro también estuvo durante el primer mandato de Trump en los Estados Unidos, solo que como director en la Oficina de Política Comercial y Manufacturera (OTMP), cargo desde el cual también elevó las tensiones con China.
Junto a otros 27 funcionarios estadounidenses, Navarro fue incluido en la lista de políticos “anti-China” elaborada por el Gobierno de ese país, en la que también figuran personalidades como Mike Pompeo, y las que se les prohibió el ingreso a territorio chino, incluyendo Hong Kong.

“En los últimos años, algunos políticos anti-China en Estados Unidos, movidos por sus intereses políticos egoístas, prejuicios y odio contra China, y sin ninguna consideración por los intereses de los pueblos chino y estadounidense, han planeado, promovido y ejecutado una serie de acciones descabelladas que han interferido gravemente en los asuntos internos de China”, dice un comunicado del 20 de enero de 2021 con el que se oficializó la decisión.
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Es tanta la simpatía de Trump hacia su asesor que lo llama “mi Peter”. Y no es para menos: Navarro prefirió ser encarcelado cuatro meses por desacato y pagar una multa de US$9.500 que acudir a una cita ante la Comisión Selecta de la Cámara de Representantes, en medio de una investigación para esclarecer la toma del Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero de 2021, tras la posesión de Joe Biden como presidente.
Después de meses tras las rejas, en los que se desempeñó en la biblioteca jurídica —pese a estar sobrecalificado para el cargo, no en vano, tiene un doctorado en economía en la Universidad de Harvard y es profesor emérito de la Universidad de California—, Navarro reapareció en la Convención Republicana 2024 realizada en Milwaukee, con un mensaje claro: “Voten por Trump-Vance 24″.
La disputa entre Navarro y Musk que tocó las puertas de la Casa Blanca
Cualquiera que hubiese visto a Elon Musk, funcionario del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de los Estados Unidos, junto a Donald Trump en las últimas semanas, diría que sostienen más que una relación laboral: una relación de amistad y respeto. Sin embargo, no necesariamente es un espejo de los vínculos con otros funcionarios de la Casa Blanca.
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Musk, que había estado cuestionando la política arancelaria de Trump, fue criticado por Peter Navarro durante una entrevista con CNBC, en la que clarificó los términos fabricar y ensamblar, haciendo alusión a las fábricas de Tesla.
“Si vas a su planta de Texas, buena parte de los motores que recibe, que en el caso de los vehículos eléctricos son las baterías, provienen de Japón y China. La electrónica proviene de Taiwán”, comentó.

En ese sentido, ejemplificó lo que Trump busca con los aranceles: “La diferencia entre nosotros y Elon radica en que queremos que los neumáticos se fabriquen en Akron. Queremos que las transmisiones se fabriquen en Indianápolis. Queremos que los motores se fabriquen en Flint y Saginaw. Y queremos que los vehículos se fabriquen aquí”.
Musk, reactivo, no dudó en calificar a Navarro como “un idiota más tonto que un saco de ladrillos”, comentario por el que incluso la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, fue preguntada, aunque le restó atención: “Los chicos son así”.