Bloomberg — Es probable que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ciña a las convenciones a la hora de elegir al próximo presidente de la Reserva Federal, según uno de los mayores gestores de bonos del mundo.
A pesar de los llamados de Trump para reducir las tasas de interés y sus críticas públicas al actual presidente de la Fed, Jerome Powell, los nombres que se barajan “parecen todos candidatos bien calificados”, afirmó Andrew Balls, director de inversiones de renta fija global en Pacific Investment Management Co LLC (Pimco).
Aunque Powell, designado por el propio Trump, no dejará el cargo hasta mayo, el presidente ya ha indicado que tiene varios candidatos en mente. Entre los favoritos están Kevin Warsh, Kevin Hassett y el actual funcionario de la Fed Christopher Waller, nominado formalmente por Trump en 2020. También figura el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
La necesidad de contar con la aprobación del Senado reduce aún más la posibilidad de una elección poco ortodoxa, añadió Balls.
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El directivo señaló además que Pimco —que gestiona activos por US$2 billones— mantiene su postura alcista sobre los bonos, una de las apuestas preferidas de Wall Street, en un contexto de menor crecimiento económico y desaceleración de la inflación que favorece el sesgo expansivo de los bancos centrales.
Los mercados descuentan un recorte de tasas de unos 50 puntos básicos por parte de la Fed para diciembre, pese a que el banco central aún no ha reducido los costos de endeudamiento en 2024. Esto debería anclar los rendimientos en la parte corta de la curva, mientras que los tramos largos lucen más vulnerables, señaló Balls.
Las emisiones de bonos del Tesoro a 10 y 30 años esta semana tuvieron una demanda razonable, aunque los rendimientos han subido unos 20 puntos básicos desde principios de julio. Los bonos a largo plazo se mantienen justo por debajo del 5%. Si bien las curvas de rendimiento se han normalizado, en el pasado han mostrado una pendiente mucho más pronunciada.
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Los inversores exigen ahora mayores primas por riesgo ante la creciente oferta de deuda pública y el deterioro de las perspectivas fiscales tanto en EE.UU. como a nivel global. Balls añadió que los bancos centrales enfrentan más dificultades para reanudar compras de bonos en futuras crisis, un proceso conocido como flexibilización cuantitativa.
Si bien algunos inversores compran bonos a largo plazo para cubrir pasivos, ese no suele ser el caso de gestores como Pimco. Además, la disponibilidad de instrumentos de renta fija de alta calidad con rendimientos atractivos reduce la necesidad de apostar por los tramos largos para obtener rentabilidad.
“Se puede tener una visión alcista en el tramo de cinco años de la curva y una visión bajista en el tramo de 30 años”, dijo Balls. “Esta operación puede funcionar de varias maneras”.
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