Bloomberg — Donald Trump se someterá a un examen físico de rutina el viernes, anunció la Casa Blanca, luego de que surgieran preguntas sobre la salud del presidente luego de que desarrolló hematomas e hinchazón notables en los últimos meses.
El viernes por la mañana, el presidente Trump visitará el Centro Médico Walter Reed para una reunión y un discurso con las tropas. Durante su estancia, se realizará su chequeo médico anual de rutina, declaró el miércoles la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. “El presidente Trump está considerando viajar a Medio Oriente poco después”.
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La Casa Blanca dijo en julio que Trump, de 79 años, había sido diagnosticado con insuficiencia venosa crónica después de experimentar hinchazón en las piernas, pero que los médicos habían encontrado al presidente en “excelente estado de salud”.
Unas fotos de Trump en las que aparece con los tobillos hinchados y la mano derecha magullada han disparado las especulaciones sobre la salud del presidente. El predecesor de Trump, el expresidente Joe Biden, abandonó las elecciones de 2024 en medio de dudas sobre su agudeza, y Trump en su primer mandato fue reticente a revelar cuándo se sometió a evaluaciones médicas.
La hinchazón de los tobillos estaba relacionada con la enfermedad venosa, dijo previamente la Casa Blanca, que se produce cuando las válvulas dañadas dentro de las venas luchan por mantener el flujo de sangre desde las piernas de vuelta al corazón. Leavitt la ha calificado de “afección común, sobre todo en individuos de más de 70 años”. El trastorno afecta aproximadamente a uno de cada 20 adultos, según la Clínica Cleveland.
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Un memorándum posterior del médico de la Casa Blanca, Sean Barbabella, decía que los médicos no encontraron “indicios de trombosis venosa profunda (TVP) o enfermedad arterial” y que “no se identificaron signos de insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal o enfermedad sistémica”.
La Casa Blanca ha tratado de explicar el hematoma en la mano de Trump, que ha permanecido visible durante meses, como una “irritación menor de los tejidos blandos por el frecuente apretón de manos” y un efecto secundario de la terapia con aspirina, que el presidente toma como parte de una rutina de prevención cardiovascular.
Trump se sometió por última vez a un examen físico en abril, que determinó que era apto para ejercer sus funciones y que su función cognitiva era normal.
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