Bloomberg Línea — El volcán Kilauea en Hawái, uno de los más activos del mundo, entró en erupción el fin de semana del 9 de noviembre tras casi un año de actividad, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), y en redes sociales se ha estado haciendo eco de lo sucedido.
“El episodio 36 de la erupción del volcán finalizó el 9 de noviembre, a las 16:16, tras poco más de cinco horas de intensa actividad volcánica”, informó el USGS. “El cráter norte dejó de expulsar fluidos a las 15:38, mientras que el cráter sur disminuyó gradualmente su altura y volumen hasta cesar su erupción”.
Tras este fenómeno, continuaron fluyendo fluidos en el fondo del cráter y en las laderas escarpadas detrás de los cráteres. En la mañana del lunes, el cráter sur estuvo liberando gases y las emisiones de dióxido de azufre.
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El USGS, que estuvo trabajando a media máquina por el cierre de Gobierno que recién concluyó en los Estados Unidos, sostuvo que todavía no dispone de datos suficientes para predecir la próxima erupción del volcán, aunque estima que “ocurrirá dentro de al menos una semana”.
“Las fuentes del episodio 36 produjeron casi ocho millones de metros cúbicos de lava. El caudal promedio combinado de ambas fuentes superó los 500 metros cúbicos por segundo”, informó el USGS.
Los peligros que representó la erupción
Aunque la erupción se produjo dentro de una zona restringida del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, los altos niveles de gases volcánicos —principalmente vapor de agua, dióxido de carbono y dióxido de azufre— representaron peligro, ya que, pudieron tener “efectos de gran alcance en dirección del viento”, de acuerdo con el USGS.
A medida que el dióxido de carbono se libera continuamente desde la cima durante la erupción, reacciona en la atmósfera, creando la neblina visible conocida como (smog volcánico) en la zona a sotavento del Kilauea.
“El dióxido de carbono y el smog volcánico pueden causar problemas respiratorios”, agregó el USGS. “Otro peligro importante es la caída de la tefra y otros fragmentos volcánicos provenientes de las fuentes de lava”.
La tefra, es decir, hebras de vidrio volcánico, a menudo producidas por la actividad de las fuentes de lava, puede ser transportada a más de 15 kilómetros del cráter.
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“Otros fragmentos volcánicos, como ceniza volcánica, piedra pómez, escoria y reticulita, pueden caer al suelo a una distancia de entre 1 y 5 kilómetros del cráter o cráteres eruptivos. En ocasiones, diversos fragmentos volcánicos han caído sobre la Carretera 11, al oeste del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái”, reseñó el USGS.









