Lagarde se enfrenta al reto de seguir en el BCE o salir anticipadamente para dirigir el FEM

Aparte de afirmar la determinación de Lagarde de prolongar su mandato, el BCE no ha negado rotundamente tales conversaciones.

Si la presidenta quisiera marcharse de forma inminente, este momento podría ser tan bueno como cualquier otro.
Por Jana Randow - Craig Stirling
04 de junio, 2025 | 02:07 AM

Bloomberg — Christine Lagarde está a punto de enfrentarse al escrutinio sobre su compromiso de seguir al frente del Banco Central Europeo, sobre todo cuando se acerca al hito de haber casi domado la inflación.

La presidenta, que ofrecerá una rueda de prensa el jueves para presentar la última decisión política del Consejo de Gobierno, ha sido cortejada para ocupar el máximo cargo en el Foro Económico Mundial de Suiza, a pesar de que su mandato en Fráncfort dura oficialmente otros dos años y medio.

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No es inaudito que quienes ocupan su cargo sean interrogados sobre estos asuntos por los periodistas, como ocurrió con su predecesor Mario Draghi cuando se especuló con la posibilidad de que se convirtiera en jefe de Estado italiano. Aun así, tales preguntas pondrían de relieve hasta qué punto Lagarde se encuentra en una encrucijada en la actualidad.

Junto a un octavo recorte de los costos de financiación ampliamente esperado, la jefa del BCE desvelará nuevas previsiones sobre los precios al consumo que probablemente los sitúen en el objetivo a medio plazo, después de que la inflación se ralentizara hasta el 1,9% en mayo, por debajo del objetivo del 2% por primera vez en ocho meses.

Ese logro podría jugar a favor del FEM: El Financial Times informó la semana pasada de que devolver la estabilidad de precios a la zona euro era uno de los criterios que Lagarde querría cumplir antes de aceptar el puesto en Ginebra. El mismo artículo citaba al fundador del FEM, Klaus Schwab, diciendo que a principios de abril ella había hablado de acortar su mandato para sucederle como presidente.

Aparte de afirmar la determinación de Lagarde de prolongar su mandato, el BCE no ha negado rotundamente tales conversaciones. Eso plantea la perspectiva de que ella podría al menos haber contemplado una salida prematura.

Contactado por Bloomberg, un portavoz del BCE reiteró que “la presidenta Lagarde siempre ha estado plenamente comprometida con el cumplimiento de su misión y está decidida a completar su mandato”.

Si la presidenta quisiera marcharse de forma inminente, este momento podría ser tan bueno como cualquier otro, ya que podría afirmar que está cumpliendo su misión central.

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Una revisión de la estrategia prevista para las próximas semanas le permitiría preparar el terreno para cualquier sucesor. Mientras tanto, la selección de un nuevo jefe del BCE tendría lugar en un momento de relativa estabilidad política en los principales países de la eurozona, a pesar del colapso de la coalición holandesa esta semana. Por el contrario, cuando llegue su último año en el cargo, en 2027, la ultraderechista Agrupación Nacional de Francia podría estar a punto de hacerse con la presidencia del país.

Si su salida se produjera a finales de 2025, llegaría justo antes de que cumpliera 70 años el 1 de enero.

“Este ha sido un año exitoso de política monetaria por parte de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y sus colegas”, afirmó en un informe Joe Nellis, asesor económico de la empresa de contabilidad y asesoría MHA y profesor de la Universidad de Cranfield, en el Reino Unido. “Han sentado las bases del crecimiento económico, han acallado el problema de la inflación y parecen haber devuelto la normalidad a la economía, al menos por ahora”.

Lagarde ya ha renunciado antes de tiempo: lo hizo de su puesto de directora gerente del Fondo Monetario Internacional en 2019 para asumir su cargo en Fráncfort. También negó públicamente su interés por el puesto en el BCE con anterioridad, en una entrevista de 2018 con el FT.

Pero también hay razones para que se quede el resto de su mandato: la zona euro necesita una mano tan firme en la formulación de políticas como pueda conseguir mientras navega por las turbulencias mundiales avivadas por los aranceles y la incertidumbre comercial del presidente estadounidense Donald Trump.

También está la cuestión de por qué querría renunciar al que posiblemente sea el segundo puesto más importante de la banca central mundial, después del de dirigir la Reserva Federal.

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Lagarde es miembro del Consejo de Administración del FEM desde 2019, un papel que la cualifica oficialmente para suceder a Schwab, la fuerza líder de esa organización durante más de medio siglo. Renunció a todas sus funciones el 21 de abril tras acusaciones de mala conducta financiera, que él niega.

A pesar de que su nombre sale a flote casi cada vez que aparece un alto cargo en Francia, hasta ahora no había muchas razones para dudar de que la presidenta del BCE cumpliría su mandato. Aunque ella intente acallar esas especulaciones el jueves, las preguntas persistirán hasta que se encuentre un jefe para el FEM.

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