Bloomberg — El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se reunirá el martes con Donald Trump en Washington. Lo que se hable ahí podría determinar el curso de la guerra contra Hamás y, potencialmente, su capacidad para permanecer en el poder.
En la primera visita de un líder extranjero a la Casa Blanca de Trump, ambos discutirán la tregua en curso en Gaza, que el enviado del presidente de EE.UU. para Medio Oriente ha indicado que quiere hacer permanente. Eso ayudaría con movimientos regionales más grandes que ocupan un lugar destacado en la agenda de Trump, como la normalización de los lazos entre Israel y Arabia Saudita y poner fin a la percibida amenaza nuclear de Irán.
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El futuro de la coalición gobernante de Netanyahu depende de que pueda cantar victoria en la guerra contra Hamás y al menos uno de sus aliados políticos clave insiste en que eso es imposible sin una vuelta a los combates. Que Netanyahu pueda o no cuadrar esos objetivos internos con las metas de su principal aliado internacional podría decidir el destino político del líder más longevo de Israel.
“Nos ocuparemos de las cuestiones críticas a las que se enfrentan Israel y nuestra región: la victoria sobre Hamás, lograr la liberación de todos nuestros rehenes y hacer frente al eje terrorista iraní en todos sus componentes”, declaró Netanyahu el domingo antes de partir hacia EE.UU.
La aprobación del gobierno de Netanyahu entre los israelíes se ha recuperado algo después de caer en picada tras los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 que desencadenaron la guerra en Gaza, según encuestas del diario Ma’ariv. Sin embargo, ha descendido en las últimas semanas, con muchos israelíes consternados por el regreso de los militantes de Hamás a las calles a pesar de casi 16 meses de intensos bombardeos y ataques terrestres.
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Ese sentimiento de enfado se amplifica en el gabinete de Netanyahu. Un ministro dimitió tras el anuncio de la tregua a mediados de enero. Otro, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, ha prometido sacar a su partido de extrema derecha Sionismo Religioso de la coalición si Israel no reanuda los combates cuando termine la fase inicial del acuerdo a principios de marzo.
El gabinete de seguridad de Netanyahu tiene el objetivo formal de destruir a Hamás como entidad militar y de gobierno, y la grandilocuencia del grupo durante los recientes acontecimientos de liberación de rehenes hace difícil argumentar que eso se ha conseguido.
“En el momento en que me dé cuenta de que no hay intención de reanudar los combates, no solo dimitiré, sino que derrocaré al gobierno”, declaró Smotrich en una entrevista.
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Si el partido de Smotrich se va, el primer ministro perderá su mayoría en la Knesset, o parlamento. Incluso si uno o más partidos de la oposición le respaldan, tendría dificultades para aguantar los casi dos años que faltan hasta las próximas elecciones previstas.
“Puede que Netanyahu tenga que elegir entre Trump y sus aliados de extrema derecha”, dijo Shalom Yerushalmi, un veterano analista político. “Si elige al primero, podría perder rápidamente su mayoría”.
La visita de Netanyahu a Washington llega en un momento crucial. Las conversaciones sobre una segunda fase del alto el fuego, que debe conducir a un fin permanente de las hostilidades, acaban de comenzar. Steve Witkoff, enviado de Trump para Medio Oriente y amigo íntimo del presidente de EE.UU., es clave en esas negociaciones.
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