Bloomberg Línea — Azul (AZUL4) iniciará un proceso equivalente a un plan de reorganización en Estados Unidos, con una solicitud de protección bajo el Capítulo 11 de la legislación americana.
Según anunció la compañía en la mañana del miércoles, 28 de mayo, el plan prevé un compromiso de financiación de aproximadamente US$1.600 millones a lo largo del proceso y la eliminación de US$2.000 millones de deuda.
Es la tercera gran aerolínea que opera en Brasil que se acoge al Capítulo 11, después de Latam (LTM) en la pandemia y Gol (GOLL4) a principios del año pasado.
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Los acuerdos de Azul con acreedores y socios prevén una estructura de financiación que incluye hasta US$950 millones en inversiones de capital, según la empresa.
“Con un enfoque de colaboración y el apoyo de nuestros socios, tomamos la decisión estratégica de iniciar una reestructuración financiera voluntaria con un movimiento proactivo para optimizar nuestra estructura de capital, que se ha visto lastrada por la pandemia del covid-19, las turbulencias macroeconómicas y los problemas en la cadena de suministro de la aviación”, declaró en un comunicado el CEO de Azul, John Rodgerson.
A diferencia de otros casos del Capítulo 11, Azul inicia el proceso con una financiación de tipo debtor-in-possession (DIP) ya acordada, lo que debería acelerar las cosas y reducir el pago de intereses.
La DIP es una modalidad destinada a empresas en plan de reorganización, habitual en este tipo de procesos en Estados Unidos.
Según el comunicado, la DIP pagará parte de la deuda existente y proporcionará a la empresa aproximadamente US$670 millones en capital nuevo para reforzar la liquidez durante y después del proceso.
El Capítulo 11 comienza con los acuerdos alcanzados con los principales socios financieros de Azul, incluidos los tenedores de bonos y AerCap, su mayor arrendador de aeronaves, que representa la mayoría de los pasivos de arrendamiento de aeronaves de la compañía.
Además, Azul ha llegado a un acuerdo con United Airlines y American Airlines, que se han comprometido a aportar conjuntamente hasta US$300 millones para adquirir una participación – todavía no definida – en la aerolínea brasileña, convirtiéndose en socios con participación en la salida del Capítulo 11.
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Según dos personas involucradas en el proceso y oídas por Bloomberg Línea, la asociación destaca por el hecho de que se trata de dos competidores estadounidenses que acuerdan una conexión indirecta con un Chapter 11, aunque la contribución aún está condicionada al cumplimiento de objetivos.
Además, American ya tiene una participación en Gol.
Al término de la reestructuración, los acuerdos prevén que la DIP se pague con los ingresos de una oferta (pública) de derechos sobre acciones de hasta US$650 millones. Quienes se adhieran a la oferta tendrán ahora participaciones en Azul.
Según el comunicado, el paquete de financiación “significa que el camino para completar la reestructuración ya está trazado, lo que simplifica el proceso y acelera el calendario”.
Se espera que Azul concluya el Capítulo 11 a finales de este año o a principios de 2026.
También se espera que haya una optimización de la flota de Azul al final del proceso, con la posible devolución de algunos aviones, según una persona cercana a las negociaciones que habló con Bloomberg Línea bajo condición de anonimato porque las discusiones son privadas.
Otro punto relevante es que Azul ya está iniciando el Capítulo 11 con una solicitud de reconocimiento del proceso en Brasil, lo que no ocurrió inicialmente en el caso de Latam, por ejemplo, que se presentó en los Estados Unidos y sólo más tarde hizo la solicitud en los tribunales brasileños.
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La estrategia de Azul
En el último año, la aerolínea ha cerrado acuerdos, canjeado deudas y recaudado cientos de millones de reales en nuevos fondos para intentar recuperar su salud financiera.
Azul había estado trabajando para obtener más financiación, tras lanzar una oferta de acciones posterior con el objetivo de mejorar su estructura de capital.
Sin embargo, estos esfuerzos fracasaron ante las condiciones del mercado, agravadas por las presiones monetarias en medio de la volatilidad mundial, que afectaron a la tesorería de Azul.
“Estos acuerdos marcan un importante paso adelante en la transformación de nuestro negocio, que nos permitirá emerger como líderes de la industria en aspectos clave de nuestra operación”, afirmó el consejero delegado de la compañía, John Rodgerson, en el comunicado.
Recientemente, S&P Global Ratings rebajó la calificación crediticia de la empresa a CCC-, con perspectiva negativa, y citó el deterioro de la liquidez y un “importante consumo de efectivo”.
“La empresa se enfrenta a importantes salidas de efectivo relacionadas con los elevados gastos de arrendamiento y financiación”, escribieron los analistas de S&P Global Ratings, dirigidos por Amalia Bulacios, en una nota del 20 de mayo.
“Creemos que el acceso a nueva financiación está muy limitado tras dos reestructuraciones de deuda en los últimos años”.
-- Con información de Bloomberg News.