Este bestseller de los años 70 podría salvar a los millennials agotados

¿Cómo mantenerse vigente en el mercado laboral después de los 30 y los 40 años?
Por Stephen Mihm
22 de junio, 2025 | 12:18 PM

Parece como si fuera ayer cuando todos se quejaban de los millennials: su presunta pereza, su egoísmo y su falta de entusiasmo. Sin embargo, el tiempo vuela, y la primera ola de esta generación tan calumniada, los nacidos entre 1981 y 1996, ha alcanzado la mediana edad.

Si la información más actual es indicativa, los millennials, que son famosos por su individualismo, van a atravesar la clásica crisis de la mediana edad a su manera. Esta cohorte evita conscientemente los estereotipos de la generación boomer: el llamativo auto deportivo, una nueva esposa más joven e implantes capilares.

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En su lugar, se concentran más en vivir experiencias y obtener seguridad financiera. El giro parece ser inevitable.

A menudo conocida como la “generación más desafortunada”, los millennials se han tenido que adaptar al encarecimiento del costo de la vida y a un mercado de trabajo imprevisible durante sus años de formación profesional. Además, se acercan a los eventos vitales tradicionales, como la compra de una vivienda, el matrimonio y la paternidad, más tarde que las generaciones anteriores, si ocurren.

Si bien muchos han optado por una nueva visión de la mediana edad, otros quizá se sientan descorazonados. Este último grupo podría encontrar cierto consuelo en echar la vista atrás y ver cómo la crisis de la mediana edad se convirtió en un hito del envejecimiento.

La historia es mucho más interesante de lo que sugieren los clichés masculinos mencionados anteriormente.

En realidad, fue la escritora feminista Gail Sheehy quien hizo popular la idea de la crisis de la mediana edad. Su obra de 1976 sobre el tema, Passages: Predictable Crises of Adult Life (Pasajes: crisis previsibles de la vida adulta), se convirtió en un influyente bestseller (mejor vendido) ya antes de que el primer millennial viniera a este mundo, pero mantiene su relevancia.

Sheehy, una aclamada periodista que trabajaba para la revista New York, rondaba los treinta y tantos cuando fue a informar sobre los “conflictos” en Irlanda del Norte. Tras escapar por poco de la muerte el Bloody Sunday (Domingo Sangriento), su vida anterior ya no tenía sentido.

Lo dejó claro en Passages: “Un intruso me sacudió la psique y me gritó: ¡Haz balance! Ya has perdido la mitad de tu vida”, escribió. “Enfrentarme por primera vez con la vida aritmética fue, sencillamente, aterrador”.

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Sheehy sintetizó el trabajo de muchos psicólogos, incluyendo a Elliot Jacques, cuyo estudio, “Death and the Midlife Crisis” (Muerte y la crisis de la mediana edad), planteó la idea por primera vez una década antes. Sin embargo, la frase permaneció relativamente desconocida hasta que Sheehy publicó su libro.

Su capacidad para integrar teorías psicológicas a veces dispares en una narrativa coherente, definida por la metáfora de los pasajes de una etapa a la siguiente, fue clave. Este enfoque, que podría haber sido excesivamente abstracto, se desarrolló a partir de relatos extraídos de más de cien estudios de caso individuales.

En el proceso, la “crisis de la mediana edad”, un concepto psicoanalítico poco conocido, se convirtió en parte de nuestra comprensión compartida de lo que sucede al llegar a la mediana edad.

Passages hizo más que dignificar la crisis de la mediana edad; situó este ajuste de cuentas dentro de una serie de crisis que acompañaban cada década de la vida adulta.

Sheehy, aficionada a la aliteración, le dio a cada una de estas fases un nombre ingenioso: los “Trying Twenties” (Tratando en sus veintes), una sutil alusión a una fase de desarrollo muy diferente, los Terrible Twos (terribles dos); la “Deadline Decade” (Década límite), que abarcaba los 35-45 años; y los “Forlorn Forties” (Cuarentones desamparados), donde acechaba la crisis de la mediana edad.

Los millennials, muchos de los cuales provienen de su propia versión de los difíciles veinte, pueden encontrar en el libro una guía útil de lo que han experimentado hasta ahora en la vida (y de lo que les espera a continuación), todo ello sin el tipo de sermones o moralizaciones que su generación parece condenada a recibir.

Esto se debe a que el libro de Sheehy planteó la idea, entonces herética, de que las crisis que las personas sufren al envejecer no reflejan deficiencias individuales ni generacionales; son completamente normales.

Como lo expresó Anatole Broyard en su reseña de Passages en el New York Times : “Ella considera algunos de los diversos conflictos o crisis de la vida adulta no como la expresión de una patología o disfunción inevitable, sino como el mismo tipo de etapas del desarrollo que damos por sentado en los niños”.

Al mismo tiempo, Sheehy no creó una guía universal para los cambios de la vida. Puso la crisis de la mediana edad femenina en el centro de sus escritos, argumentando que tanto las mujeres como los hombres lidiaban con esta difícil etapa, aunque adoptara formas diferentes.

Pero tanto hombres como mujeres generalmente terminaban en el mismo punto psicológico: lo que ella llamó los “cincuenta renovados (o resignados)”.

No todos quedaron satisfechos con el libro cuando se publicó, en particular los académicos, quienes generalmente rechazaban lo que consideraban “psicología pop”: versiones simplificadas de ideas y conceptos dirigidas al público general.

Un crítico de la Asociación Americana de Psicología informó que, si bien Sheehy “se mantiene fiel a las ideas básicas de la literatura que divulga, no ejerce un juicio crítico ni ofrece nuevas síntesis o perspectivas”.

No importa

Passages se convirtió en un éxito de ventas al mes de su publicación; dos meses después, era el libro más vendido en Estados Unidos. Permanecería en las listas de los más vendidos durante dos años, llegando a vender más de 10 millones de ejemplares.

Diez años después, cuando la Biblioteca del Congreso elaboró ​​una lista de los 10 libros más influyentes de todos los tiempos, Passages entró en la lista, junto con la Biblia.

Hoy en día, el libro ha caído en gran medida en el olvido.

Sin duda, a las generaciones más jóvenes les puede resultar inquietante su enfoque tácito en hombres y mujeres blancos de clase media, junto con su definición bastante rígida de género.

Aun así, antes de que los millennials se adentren en la mediana edad, podrían considerar desempolvar un ejemplar, leerlo y seguir el consejo de Sheehy de que, al final, todo saldrá bien.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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