La demanda de petróleo en China se está desvaneciendo más rápido de lo que parece

Yacimientos de petróleo
Por David Fickling
03 de febrero, 2025 | 05:25 AM

¿Es China todavía la mejor justificación para la continua demanda de crudo, o la peor?

Mientras la mayoría del planeta sigue pendiente de la caída en cámara lenta de su sector inmobiliario, los ejecutivos petroleros se muestran imperturbables. “Estamos muy optimistas en cuanto a China y la recuperación de su demanda, sobre todo con la puesta en marcha del gran paquete de estímulo”, dijo el CEO de Saudi Arabian Oil Co. Amin Nasser, durante en una conferencia celebrada en Singapur en el mes de octubre.

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Las previsiones de los principales grupos internacionales son similares. Según sus estimaciones, en el 2024 el crecimiento fue muy inferior a la media anual de 600.000 barriles diarios de los últimos diez años, pero aun así fue positivo.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estimó un aumento del consumo de 300.000 barriles diarios, en tanto que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estimó un incremento más modesto, de 200.000 barriles por día.

Los datos aduaneros y de producción chinos dibujan un panorama bastante distinto.

Si combinamos el procesamiento interno de las refinerías con las exportaciones netas de gasolina, gasóleo y similares, el consumo de petróleo es de unos 300.000 barriles diarios menos que en 2023. Y si el país sigue absorbiendo crudo es probablemente porque está añadiéndolo a una reserva que sigue siendo bastante escasa en comparación con otros importadores de petróleo.

El combustible que se usa para completar los inventarios en 2024 es fundamentalmente consumo adelantado del futuro, así que no es el tipo de consumo en el que uno querría basarse si está invirtiendo en un proyecto petrolero a 15 años.

Otro tipo de consumo adelantado supondrá un nuevo dolor de cabeza para los productores de petróleo. Uno de los principales elementos que hemos visto de ese paquete de estímulo que tanto alegraba a Nasser surgió este mes: una ampliación de ¥81.000 millones (US$11.000 millones) de la política de canje de vehículos de Pekín para que los consumidores cambien sus viejos autos y electrodomésticos por otros más eficientes energéticamente.

Como ha señalado Stephen Roach, execonomista jefe de Morgan Stanle, eso no se traducirá en un aumento del gasto de los consumidores, sino más bien en una alteración del momento en que se produce, lo que hará que la gente compre nuevos bienes duraderos antes de lo que lo habría hecho. Pero su efecto sobre el consumo de combustible será más duradero, porque la compra anticipada de un VE implica una caída más rápida de la demanda de gasolina.

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Alrededor del 60% de los vehículos comprados bajo el programa el año pasado venían con un enchufe, y el mercado automovilístico de China ya está en un punto de inflexión: los autos híbridos enchufables y de batería, llamados localmente vehículos de nueva energía o NEV (por sus siglas en inglés), representaron en diciembre el 49,4% de las ventas de automóviles, y el 46,8% en todo el año.

Los autos híbridos convencionales y normales serán una minoría del mercado este año, y el único camino es hacia abajo: Bloomberg Intelligence estima que los NEV alcanzarán el 68% de la participación de mercado en 2027 y el 81% en 2030.

En China, los automóviles tienen una vida útil típica de unos 13 años, por lo que es probable que el tamaño del parque automotor convencional se haya estancado durante un par de años y esté dominado cada vez más por modelos recientes más eficientes. No hay cálculo que pueda exprimir aún más el crecimiento de la demanda en un mercado como ese.

Hay que reconocerle a Nasser que su gran esperanza en cuanto a la demanda china no se centra tanto en los combustibles para carreteras como en los productos petroquímicos, pero cada vez resulta más difícil enmarcarlos como parte de la historia de crecimiento del país.

Como hemos escrito, China lleva varios años trasladando activamente su industria petroquímica al exterior, con varias refinerías gigantescas especializadas en la producción de polímeros y otros productos químicos orgánicos. Gran parte de estos productos acaban exportándose de nuevo, ya sea en forma bruta o como parte del salpicadero de un VE de BYD Co., por lo que es discutible si el usuario final es chino.

Tomemos como ejemplo los plásticos básicos, como bolsas, utensilios, artículos domésticos baratos, telas y materiales para la venta al por mayor.

Las exportaciones en esta categoría aumentaron de US$80.000 millones en 2018 a US$132.000 millones en 2023, y gran parte de ellos se destinaron a los países del sur y sudeste asiático, que cada vez se están convirtiendo más en talleres para las exportaciones chinas.

Es difícil decir exactamente cuánto petróleo representa esto, pero si asumimos que se vende con un margen de beneficio del 50% por encima del precio vigente del polietileno (la materia prima plástica más común), todavía representa alrededor de 600.000 barriles al día, aproximadamente una quinta parte del aumento del consumo de petróleo de China durante el período.

Estos productos y sus materias primas fósiles se están utilizando, ya sea en China o en otras partes del mundo. Pero los productores de petróleo que cuentan con el estímulo de Pekín para impulsar la demanda de sus productos deben pensar seriamente dónde viven sus consumidores finales.

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En un mundo que levanta barreras arancelarias contra los productos chinos, parece temerario depender demasiado de un sector exportador nuevo y agresivo como cliente clave para su crudo.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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