Existe un factor que Warren Buffett parece acreditar como la razón principal de su éxito: la suerte.
Se considera afortunado por haber pasado la mayor parte de su vida en Omaha, formando una familia y creando un negocio en pleno centro de EE.UU. Tiene la suerte de haber nacido en 1930, siendo un hombre blanco estadounidense. También tiene la fortuna de continuar con vida a sus 95 años. Como él mismo señala, es dichoso de haber tenido “una vida increíblemente larga desde su nacimiento”.
En realidad, es tan afortunado que usó alguna forma de la palabra 12 veces en su carta anual de Acción de Gracias 2025, una misiva que se volverá su principal medio de comunicación público cuando abandone su cargo de CEO de Berkshire Hathaway Inc. a finales de año.
En el marco del traspaso del mando, ya no redactará la carta anual de la compañía a los accionistas; en su lugar, esa tarea recaerá en su sucesor, Greg Abel.
Que Buffett atribuyera su éxito a la suerte seguramente fue un poco decepcionante para los seguidores que leen con atención sus escritos, intentando absorber los principios de inversión que han convertido a Berkshire en una compañía valorada en más de US$1 billón. No se trata necesariamente de un factor que pueda ser replicado en el mercado.
Sin embargo, si se lee entre líneas, merece la pena prestar atención a la insistencia de Buffett en la importancia que ha tenido la buena fortuna en su vida. “En numerosos casos, nuestros líderes y las personas acaudaladas han recibido mucho más de lo que les correspondía en términos de suerte, algo que, con excesiva frecuencia, los beneficiarios prefieren no reconocer”, escribió.
No es posible reproducir los elementos fortuitos que marcaron el camino de Buffett, pero sí podemos intentar seguir su ejemplo y no dejarnos llevar por nuestra propia exageración ni por la idea de que nuestros logros son exclusivamente fruto de nuestro esfuerzo.
Es la mentalidad de “la vida es una larga rama” la que ha motivado la filantropía de Buffett, cuya más reciente acción ha sido el donativo de más de US$1.300 millones a cuatro fundaciones familiares. Desde su punto de vista, sus donaciones son una manera de devolver algo al sistema que le permitió acumular una enorme fortuna.
No obstante, esta postura está perdiendo popularidad, especialmente entre un grupo de élite de Silicon Valley. Por el contrario, parecen sentir que han contribuido más a la sociedad a través de su tecnología para salvar el mundo de lo que jamás han recibido o esperan recibir a cambio.
El inversor de capital riesgo Marc Andreessen ha resumido esta filosofía a la perfección en su entrada de blog de 2023, El Manifiesto Tecnooptimista: “La innovación tecnológica en un sistema de mercado es inherentemente filantrópica, en una proporción de 50:1. ¿Quién obtiene mayor valor de una nueva tecnología: la empresa que la crea o los millones o miles de millones de personas que la utilizan para mejorar sus vidas? QED (quod erat demonstrandum, lo que quería demostrar)”.
Esta actitud también se está filtrando en la gestión de las empresas, ya que los consejos de administración otorgan paquetes salariales cada vez mayores a los CEO, quienes, lejos de reconocer el papel que la suerte pudo haber jugado en su éxito, insisten en que se han ganado cada centavo.
Buffett señala que, en lugar de avergonzar a estos ejecutivos tan bien remunerados, las normas de transparencia salarial solo han generado envidia y compensaciones aún más infladas. “Lo que suele molestar a los CEO muy ricos”, escribe, “es que otros CEO se estén haciendo aún más ricos”.
En la carta, Buffett menciona en dos ocasiones que, aunque los directivos de la empresa acumularan una gran fortuna, no deben aspirar a una riqueza dinástica ni a ser el centro de atención. No quiere esa clase de líderes al frente de Berkshire.
Cultivar líderes que reconozcan que su situación vital ha influido notablemente en su riqueza puede ayudar a prevenir la arrogancia y los errores que esta genera. Si aceptas que no todo está bajo tu control, también podrás superar tus errores con mayor rapidez.
Eso es algo que Buffett anima a sus lectores a hacer. Incluso si no has llevado una vida de bondad o generosidad, aún estás a tiempo.
“Les deseo a todos los que lean esto un muy feliz Día de Acción de Gracias”, escribe. “Sí, incluso a los cretinos; nunca es tarde para cambiar”.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios
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