Bloomberg — Analistas y economistas de Wall Street coinciden en señalar una trayectoria más turbulenta a corto plazo para la economía de Estados Unidos.
Las perspectivas son más accidentadas de lo previsto, con unos índices de crecimiento más bajos, mayores presiones inflacionarias y unas interrelaciones económicas y financieras a nivel mundial más complicadas.
No obstante, las opiniones aún son muy diferentes en cuanto a las perspectivas a largo plazo: algunos creen que Estados Unidos está afinando su “ventaja”, en tanto que otros temen que se esté deteriorando.
Los últimos datos “blandos” siguen ofreciendo señales de alarma, entre las que cabe destacar el desalentador sondeo sobre la confianza de los consumidores publicado el viernes por la Universidad de Michigan. Tanto la confianza como las expectativas de ingresos y la inflación van en la dirección equivocada.
Algunos de estos signos están empezando a verse reflejados en los datos “duros”, que indican lo que, en mi opinión, será una ronda generalizada de revisiones de las proyecciones de crecimiento para este año.
Olvidémonos de la proyección de enero del FMI (Fondo Monetario Internacional) de un crecimiento económico de EE.UU. del 2,7% en 2025 (que constituía una revisión al alza debido a la previsión del FMI de una demanda más fuerte y un efecto de riqueza favorable).
Por el contrario, prevea que esta y otras proyecciones se revisen al 2% o menos en las semanas venideras. Goldman Sachs Group Inc. (GS) ya ha recortado su previsión al 1,7%.
Los motivos de estas revisiones bajistas son cada vez más numerosos.
Las preocupaciones de los consumidores de rentas más bajas se ven exacerbadas por la incertidumbre política provocada por los aranceles y los anuncios del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), lo que alimenta la inseguridad de ingresos y precios e interrumpe los pagos federales a los contratistas.
La narrativa de la administración del presidente Trump ha evolucionado del “nada que ver aquí” a “pequeñas perturbaciones” asociadas con una “desintoxicación” de la economía.
Pronto, analistas y economistas también se preocuparán por un efecto riqueza negativo tras la repentina caída del mercado bursátil. Esto incluye la quinta corrección más rápida del índice S&P 500 desde la Segunda Guerra Mundial.
También es probable que se haga evidente que la capacidad de la Reserva Federal para recortar significativamente las tasas de interés debido a las preocupaciones sobre el empleo y el crecimiento podría verse limitada por una dinámica inflacionaria desfavorable.
Si bien hay consenso sobre lo accidentado del viaje, las opiniones sobre el destino son bastante controvertidas. Es posible que se acentúen aún más en las próximas semanas.
Algunos consideran que este período de transición mejora las perspectivas a largo plazo de Estados Unidos, con un sector privado más eficiente, un gobierno simplificado, normas antimonopolio menos estrictas, recortes de impuestos, menores costos energéticos y una dinámica de deuda controlada.
A nivel internacional, visualizan a Estados Unidos operando en un sistema comercial más justo, con más empresas nacionales y extranjeras que traen actividades de producción a Estados Unidos y otros países que asumen una mayor carga financiera para la seguridad nacional.
Otros temen que Estados Unidos esté erosionando fortalezas estructurales de larga data. Les preocupa el daño a largo plazo a la actividad del sector privado debido a un entorno operativo menos predecible y un Estado de derecho inconsistente. Prevén que la carga de la deuda aumentará a medida que flaquea el crecimiento real y potencial.
Dudan de las mejoras de eficiencia derivadas de las reformas gubernamentales en curso y consideran que Estados Unidos está socavando su papel económico central a medida que otros países reestructuran sus relaciones comerciales y se alejan del dólar.
Si bien ahora existe un consenso mucho mayor sobre las perspectivas a corto plazo, es demasiado pronto para tener certeza sobre el futuro de la economía estadounidense.
Lo que parece innegable es que el camino podría complicarse aún más a medida que el mundo continúa reaccionando a los acontecimientos en Estados Unidos.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
Lea más en Bloomberg.com