Los Ángeles está perdiendo la guerra por la opinión pública

Así amanece Los Ángeles tras protestas de migrantes contra Trump hoy
Por Erika Smith
11 de junio, 2025 | 09:03 AM

Fue, desde cualquier punto de vista, un domingo terrible de violencia y vandalismo en el centro de Los Ángeles.

Luego de que el presidente Donald Trump adoptara la extraordinaria medida de pasar por alto la autoridad del gobernador de California Gavin Newsom y convocara a la Guardia Nacional, presuntamente para aplacar las protestas por las redadas federales de inmigración, miles de angelinos salieron enojados a las calles.

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Se lanzaron gases lacrimógenos. Después botellas y fuegos artificiales. Y a última hora de la tarde, algunos manifestantes habían bloqueado el tráfico en un tramo vital de la autopista 101 e incendiado algunos automóviles y contenedores de basura.

Esas imágenes no tardaron en propagarse por las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales. Esa sensación de que se estaba al borde del abismo fue amplificada por la administración Trump y afianzada por una evaluación del propio jefe de policía de la ciudad de Los Ángeles de que “esto se ha salido de control.”

Pero los demócratas californianos tienen una historia de lo sucedido y se aferran a ella. Es una pena que dicha historia esté ardiendo tan rápidamente como un Waymo (VE autónomo) pintado con spray.

“Esto es precisamente lo que quería Donald Trump”, escribió Newsom este lunes en X, haciéndose así eco de lo que había manifestado este domingo, cuando advertía a los manifestantes de que no exteriorizaran la retórica de Trump sobre Los Ángeles: “El presidente está tratando de encender las pasiones y provocar una respuesta. ... No le den ese espectáculo”.

La alcaldesa de LA, Karen Bass, también había pedido “a los manifestantes que se mantengan pacíficos”.

No obstante, un espectáculo es justamente lo que se produjo.

Y el lunes, un funcionario del Departamento de Defensa dijo a Bloomberg News que 700 marines se dirigían a unirse a las tropas de la Guardia Nacional, en una dramática escalada.

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Los demócratas de California están perdiendo el control de la narrativa.

Las afirmaciones de Trump sobre Los Ángeles como una especie de infierno distópico son falsas. A solo unos kilómetros de las protestas en el centro el domingo, el desfile anual del Orgullo Gay recorrió Hollywood y se produjeron numerosas protestas pacíficas en todo el condado, desde Long Beach hasta Pasadena.

Después de todo, la ciudad de Los Ángeles tiene más de 500 millas cuadradas y el condado más de 4,000 millas cuadradas.

Sin embargo, Trump parece decidido a presentar a todo Los Ángeles como un lugar asediado por “DISTURBIOS Y SAQUEOS”, y a Newsom y Bass como demasiado incompetentes para detenerlos.

Insistió en Truth Social en que “turbas violentas e insurrectas” han tomado el poder en una “rebelión” y están “atacando a nuestros agentes federales para intentar detener nuestras operaciones de deportación”.

Trump tiene un largo historial de crear su propia realidad y convencer a otros a vivir en ella. Pero como residente de Los Ángeles, les aseguro que no hay ninguna “rebelión”. Lo que sí hay es mucha indignación por una serie de redadas agresivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) que comenzaron este viernes.

Agentes con equipo paramilitar rodearon el estacionamiento de un Home Depot, arrestando a jornaleros al azar. Para cuando los agentes entraron en una tienda de ropa en el centro, la noticia ya se había extendido en redes sociales y cientos de manifestantes se presentaron.

Entre ellos se encontraba David Huerta, un influyente líder sindical a quien los agentes derribaron al suelo con tanta violencia que tuvo que ser hospitalizado, lo que desató una nueva ola de furia.

El sábado, el ICE intentó otra redada, esta vez en Paramount, un suburbio del condado de Los Ángeles. Los manifestantes volvieron a aparecer. Un auto fue incendiado. Se lanzaron piedras grandes contra los agentes que huían en camionetas. Se utilizó gas lacrimógeno.

“Fue un motín”, declaró Trump a la prensa. “Creo que fue muy grave”. El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, afirmó que se enviaron más de 100 agentes para dispersar a la multitud, pero defendió la capacidad de su departamento para manejar la situación sin la Guardia Nacional. “Los agentes se defenderán”, afirmó .

El domingo, agentes de ICE allanaron dos lavaderos de autos, sin atraer manifestantes, y también arrestaron a un vendedor ambulante que vieron vendiendo fruta afuera de un Trader Joe’s.

El gobierno ha prometido 30 días más de estas redadas, presumiblemente ahora con la Guardia Nacional de apoyo, lo que sin duda enfurecerá aún más a la población.

Encuestas recientes muestran que 7 de cada 10 californianos ven a los inmigrantes como un “beneficio” para el estado y desean una vía para la ciudadanía para quienes son indocumentados.

En un condado donde el 34% de la población, o 3,5 millones de personas, son inmigrantes, más de 800.000 son indocumentados y más de un millón viven con alguien indocumentado, la aleatoriedad de las redadas ha provocado temor e indignación generalizados.

El zar fronterizo de Trump, Thomas Homan, argumenta que si la ciudad y el condado de Los Ángeles no fueran santuarios y si California no fuera un estado santuario, prohibiendo a las fuerzas del orden locales colaborar en las operaciones de inmigración, el ICE no tendría que ser tan disruptivo.

En otras palabras, los agentes no tienen más remedio que presentarse con equipo militar, enmascarados y armados con granadas que aturden, desorientan y distraen (flash bang).

Diría que los agentes sí tienen una opción. Después de todo, durante la administración del presidente Barack Obama, en la que trabajó Homan, los agentes del ICE lograron arrestar a muchos inmigrantes indocumentados en Los Ángeles, y lo hicieron sin este nivel de crueldad ni caos. Y, sin duda, lo hicieron sin la Guardia Nacional.

Pero Trump, siempre showman, sabe cómo moldear las narrativas. Y sabe que lo que no se ve bien es una pantalla dividida en CNN donde aparecen manifestantes tomándose selfis junto a Waymos, y la vicegobernadora de California, Eleni Kounalakis, culpando a ICE de provocar tal comportamiento.

Mientras tanto, lo que se está perdiendo son las razones por las que tantos angelinos salieron a las calles en primer lugar: para defender a los inmigrantes indocumentados y el tejido social de California.

“Estamos perdiendo el foco en lo importante”, declaró a CNN Angélica Salas, directora ejecutiva del grupo de derechos de los inmigrantes CHIRLA, criticando a los manifestantes que habían recurrido a la violencia y el vandalismo. “No están prestando atención a las personas a las que dicen querer ayudar”.

Algunos de los arrestados ya han sido enviados a otras ciudades. Los miembros del Congreso que han intentado verificar el bienestar de los detenidos en Los Ángeles han sido rechazados. Lo mismo ha ocurrido con los grupos de asistencia legal.

Newsom, alegando una " rave violación de la soberanía estatal“, ha exigido oficialmente que la administración Trump le devuelva el control de la Guardia Nacional, y ha presentado una demanda en ese sentido.

Él y otros demócratas de California esperan tener más suerte en ese tribunal que en el de la opinión pública.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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